Isabel SolsonaCASTELLÓ. El 18 de febrero de 1978, la pareja de triatletas estadounidenses formada por Judy y John Collins vio cómo su idea de aunar la natación, el ciclismo y la carrera a pie en una misma competición se hacía realidad. Más de 45 años después, Isabel Solsona se convertirá en la primera mujer castellonense en disputar el campeonato mundial de aquella prueba, que ahora recibe el nombre de Ironman, en el lugar donde se concibió por primera vez, Hawaii.
Solsona, nacida en Onda y afincada en el Grau de Castelló, siempre ha estado ligada al mundo del deporte, y en particular al running y el ciclismo. La triatleta es licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y compagina su trayectoria profesional con su trabajo de entrenadora personal y coordinadora en el complejo deportivo Impala Sportclub. En el terreno competitivo, Solsona se enganchó al triatlón desde su debut en 2017 en Castelló y, apenas dos meses después, dio el salto a la distancia olímpica en Benicàssim con un cuarto puesto absoluto. Desde entonces, no ha parado.
"Creo que se recordará como algo muy especial", asegura esta pionera mundialista en ironman de la provincia a Castellón Plaza. "Hoy en día cada vez más mujeres practican triatlón y ser la primera me provoca una gran satisfacción personal". En cuanto a compaginar su trabajo con su carrera profesional, la atleta confiesa que en ocasiones resulta "complicado" debido a la exigencia de los entrenamientos y el desgaste físico. No obstante, Solsona enfoca su entrenamiento "en función de la semana" y la experiencia le ayuda a lidiar bien con todo.
Ahora, la castellonense se enfrenta a su prueba más dura, histórica e ilusionante a la vez, el Campeonato Mundial de Ironman este próximo 14 de octubre en Kona, Hawaii. La competición incorpora las tres modalidades deportivas en una misma carrera y se compone de 3,8 kilómetros a nado, 180 Kms en bicicleta y 42,2 a pie. Solsona posee la mejor marca de Castellón en la distancia de ironman con un total de 10 horas y 23 minutos. Sin embargo, su camino hasta el archipiélago del Pacífico no ha sido sencillo.
Isabel Solsona se inició en el ironman en octubre de 2022 en Barcelona, donde, además de convertirse en la plusmarquista de la provincia, logró colocarse entre las diez mejores en una prueba de carácter internacional que reunió a un total de 3000 participantes, 300 de ellos mujeres, de más de 50 países. La triatleta castellonense fue la tercera de su categoría en cruzar la línea de meta a tan solo cuatro minutos del segundo puesto, que hubiera significado la clasificación al mundial de Hawaii.
"El ironman es un sueño que he tenido siempre", afirma Solsona, que probó por primera vez el atletismo en las carreras populares. Después de comprarse su primera bicicleta de carretera en 2015, contactó con el club de triatlón de Onda, donde dio sus primeros pasos y se apuntó a su primera prueba. "Probé lo que era y me encantó", reconoce. "Desde entonces fui tocando distancias más altas y cada vez me gustaba más, hasta que en 2022 me tiré a la piscina como ironman".
Lejos de rendirse y con la motivación de quedarse a escasa distancia de la clasificación mundial en su debut en un ironman, Solsona lo volvió a intentar en Vitoria, prueba que siempre le había llamado la atención y ampliaba el cupo de plazas a un total de 50 en juego para el sueño de Kona y ocho en la categoría de la castellonense. La triatleta afincada en el Grau no solo logró el billete al campeonato mundial, sino que cumplió su objetivo y mordió el bronce de su categoría.
La dureza de un ironman no se queda únicamente en el aspecto deportivo, sino que también se traslada a un desconocido terreno económico. La cuantía de la inscripción se incrementó el pasado año hasta los 1.400 dólares, unos 1.300 euros, además de las correspondientes tasas. A este gasto inicial se suma el elevado precio de los vuelos, alrededor de 1.200 euros por billete. Sin embargo, el desembolso no acaba ahí, pues el gasto más importante reside en el alojamiento en la vacacional localidad de Kona, que puede alcanzar los 250 euros por noche.
"No es lo mismo preparar un viaje a un año vista que a tres meses, todo resulta más caro", explica Solsona. Por ello, la triatleta ha recaudado fondos a través de una campaña de crowdfunding y una búsqueda activa de patrocinadores. Sin embargo, "las ayudas a nivel general son difíciles de encontrar, sobre todo en el deporte minoritario, donde la mayoría se destinan a clubes y no tanto a deportes individuales como el triatlón".
Cerca de 13.000 kilómetros separan Castelló de Kona, lo que supone una diferencia horaria entre los dos puntos de 12 horas. Dada esta disparidad, es conveniente aterrizar en la isla una semana antes de la prueba para adaptarse al cambio y a las complicadas condiciones climáticas de calor y humedad características del archipiélago del Pacífico. Por último, otros importes como la alimentación o el vehículo necesario para desplazarse por la zona elevan el gasto total a alrededor de unos 7.000 euros.
Pese a ello, Solsona lleva bien la recta final de la preparación, aunque recuerda que todavía le quedan unas semanas de "bastante trabajo psicológico, físico y de recuperación". "Sales de un ironman y tienes que preparar otro enseguida, pero el objetivo es Hawaii y pienso en ello cuando necesito motivación, es como un reto personal", comenta. Respecto a su objetivo en Kona, la triatleta sentencia que su meta principal es "llegar a meta con la satisfacción de haber hecho una buena carrera y haber disfrutado de la experiencia". Sea como sea, Isabel Solsona se convertirá el próximo 14 de octubre en la primera mujer castellonense en disputar un Mundial de Ironman.
