VALÈNCIA. Se pronuncia Colla paper (/paˈpeɾ/), no /ˈpeɪ.pər/, porque es un proyecto valenciano, del barrio de En Corts. Aunque a sus creadores no les importa demasiado si se pronuncia en valenciano o en inglés. La apuesta por lo local es desarrollar iniciativas y que no queden en la mera palabrería (del idioma que sea).
Colla paper es la asociación de Impresum y Estándar, una imprenta caracterizada por su sostenibilidad y un estudio de diseño gráfico y consultoría de comunicación visual;, la unión de dos marcas valencianas, vecinas a escala barrio, que comparten la búsqueda de un futuro menos digital, pese a que su trabajo se sostiene en gran medida en ese mundo. Su propósito de año nuevo es la celebración de unos tiempos próximos en los que las herramientas de escritorio tradicionales perduran y conectan a los creadores con sus procesos.
“Tanto Estándar como Impresum teníamos el anhelo de crear una marca propia donde dar rienda suelta a nuestras excentricidades, a la vez vimos que había un hueco en la ciudad para hacer una cosa seria y de largo plazo”, cuentan Sara, Bianca, Julio y Dani, las personas tras Colla.
Colla paper se explica con su naming. Una palabra en valenciano (grupo, pandilla) que se define como personas que se reúnen con libertad y deliberación para actuar conjuntamente. Más allá de la sociología, en una colla hay una nación grupal de ideas compartidas, casi de juego. En esta colla se experimenta con el uso de papeles reciclados, con la reutilización de materiales de base bioética.
Al referirse a materiales bioéticos, esta unión de profesionales del diseño y la impresión hace alusión a aquellos materiales y procesos que tienen en cuenta la sostenibilidad en todos los pasos del proceso de producción. “Para Colla era importante dar una vuelta a quién y cómo hace el papel, no solo desde la parte sostenible, sino también éticamente, así que hemos buscado entre todas las fábricas que conocíamos y hemos elegido una a menos de cuatro horas de aquí que fabrica el papel reciclado que queremos”.
A través de tiradas cortas, Colla paper crea series limitadas de objetos con utilidad para la vida diaria. Utensilios para facilitar la transición entre las abstracciones del pensamiento y la conceptualización física. Un paso previo a la digitalización, o bien, la meta final. El papel, uno de los materiales más pacientes y cálidos, es el soporte para la elaboración de libretas, calendarios, agendas, pegatinas, cuadernos y otras expresiones en celulosa que surgen del diseño racional y funcional aplicado a una estética limpia y efectiva.
¿Qué tiene el papel que no tienen los soportes digitales a la hora de plasmar ideas? “El papel es insuperable desde un punto de vista útil, bajar las ideas de tu cerebro para que las escriba o dibuje tu mano es algo increíble, muy rápido y fácil, sin wifi, 5G, ni nada eléctrico de por medio... y luego la sensación táctil también es muy interesante, el correr del boli o lápiz sobre el papel es algo que estamos dejando de apreciar”. De hecho, recientemente Ricard Solé, profesor investigador del ICREA (Institut Català de Recerca i Estudis Avançats), declaraba en la web Notas de prensa que “la neurociencia nos ha enseñado que el libro de papel es mucho más poderoso que cualquier medio digital para aprender, comprender, recordar o establecer relaciones entre las partes de un discurso”. Colla piensa en sus herramientas analógicas un espacio para la reflexión, el tachón y el tacto del papel como alternativa a la frialdad del aquí y ahora electrónico.
Si trasladamos la creación de esta marca al terreno prosaico, podríamos pensar en ella —respecto a las agendas y cuadernos— como una suerte de Moleskine alternativa, valenciana y basada en materiales reutilizados. Un elemento que llevar a esa construcción del yo digital que aparece en el contenido de Instagram o BeReal, pero también, una forma de prescindir del consumo compulsivo de útiles digitales y su vinculación con empresas y anunciantes. Dicho de otra forma, usar el papel es conservar la creación propia como propia, ya que nadie lee los términos y condiciones que sujetan nuestra actividad productiva online (véase si no, las recientes discusiones sobre propiedad intelectual con las Inteligencias Artificiales generadoras de imágenes, o la memesfera y su diatribas) y que exponen la privacidad y conservación de los derechos.
Además de los ítems que se pueden encontrar en su catálogo, Colla tiene la vista puesta en nuevos elementos de papelería y colaboraciones con artistas locales. “Al hacer tiradas cortas y limitadas, vendrán pronto nuevos productos, y seguro colaboraciones, pero también creemos que si alguna cosa funciona se quedará en el catálogo como básico”.
Celebramos en conjunto el carácter sensoriomotor que hay en los cuadernos, agendas, libretas (y también calendarios y papelotes) de papel.