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Patim y Castelló LGTBI alertan sobre los riesgos del 'chemsex', una práctica que mezcla drogas y sexo

26/06/2019 - 

CASTELLÓ. Patim y Castelló LGTBI se han unido para ofrecer una respuesta coordinada a un fenómeno que cada día asume un mayor protagonismo: el ‘chemsex’. Una práctica que se caracteriza por consumir varios tipos de drogas con el objetivo de mantener relaciones sexuales durante un largo periodo de tiempo y que “supone una práctica de riesgo” en la transmisión del VIH y de otras infecciones de transmisión sexual (ITS).

El uso de drogas en hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres ha incorporado más sustancias y patrones de consumo en contextos sexuales, aseguran los especialistas. Unos cambios que no han tenido lugar de manera homogénea –ni geográficamente ni en el tiempo- y que conviven con los usos tradicionales de las drogas entre esta población. Sin embargo, estas formas de consumo emergentes se han detectado en más lugares. “Son visibles en grandes ciudades y destinos turísticos gais”, asegura Àngel Joan Ros, agente de salud de base comunitaria, “por lo que son necesarios más estudios para dimensionarlos y vigilarlos a nivel epidemiológico, así como una formación específica de los profesionales sociosanitarios”.

Uno de los rasgos que retrata estas nuevas formas de consumo es la proliferación de eventos sexuales de larga duración y que han llevado a definir el ‘chemsex’ como el “uso intencionado de drogas para tener relaciones sexuales por un periodo largo de tiempo” lo que supone de forma directa “mayor exposición a diversos riesgos y daños” ya que prolongar la actividad sexual “puede implicar tener sexo con diferentes parejas sexuales, ya sea de manera grupal o secuencial”, indica el responsable de programas de salud integral de Castelló LGTBI.

Otra de las características que describen el nuevo escenario del ‘chemsex’ es la incorporación al consumo de sustancias como metanfetamina, mefredrona, GHB, ketamina o el resurgir del uso inyectado de sustancias. “La irrupción de la vía de consumo inyectado, aunque sea una práctica minoritaria, representa un salto cualitativo, una vía más agresiva y que implica riesgos específicos, muchos de ellos derivados del desconocimiento de la técnica adecuada de inyección o el uso compartido de instrumentos”, explica Ros, durante la jornada formativa que ha impartido a 25 profesionales de Patim y de la asociación Castelló LGTBI. Ambas organizaciones reclaman a la administración medidas encaminadas a responder a este fenómeno que en “algunas comunidades ya se ha convertido en un problema de salud pública”.

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