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PLD Space: lista para entrar en órbita

Tras hacer volar el Miura 1 el año pasado, la firma aeroespacial se acerca a su segundo gran hito: el vuelo del cohete orbital Miura 5 a finales de 2025. Mientras tanto, se encuentra en un momento de crecimiento exponencial, tanto en empleo, con previsión de llegar a 300 trabajadores a final de año, como de expansión en todas sus instalaciones. Y 570 millones de interés comercial que pueden fraguar en contratos para poner en órbita satélites u otros proyectos

24/06/2024 - 

ELCHE. En la madrugada del pasado 6 de octubre de 2023, a las 02:19 horas en concreto, la compañía aeroespacial ilicitana PLD Space hacía historia. Se convertía en la primera compañía privada de Europa que construía un lanzador íntegramente y lo hacía volar. En este caso, un cohete suborbital. El Miura 1 mantenía el vuelo durante 306 segundos en su tercer intento de despegue, primer y único lanzamiento tras dos misiones abortadas. Un punto de inflexión para una empresa que aspira a ser «un gigante dentro del espacio, que pueda resolver muchos problemas que, a día de hoy, existen con empresas competitivas en Europa», explica su presidente ejecutivo, Ezequiel Sánchez. Un objetivo que parecía estar a años luz cuando fundaron la empresa Raúl Torres (CEO) y Raúl Verdú (CBDO) en 2011, entonces como una pequeña startup del Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

Ahora, en plena etapa de crecimiento y transición hacia una nueva sede en el mismo Elche Parque Empresarial, la firma recibe a Plaza en el aún cuartel general en el que se ha ido desarrollando el prototipo y a la postre Miura 1, aunque son otras dos las naves puente que han tenido, recientemente, en la ciudad para trabajar en el futuro Miura 5. De hecho, llevan un ritmo vertiginoso: en lo que va de año han incorporado cincuenta personas. «Somos 207 personas a día de hoy y esperamos acabar el año en torno a las trescientas, tanto en la parte productiva como completando el equipo de ingeniería», explican. Hay un dato evidente: un tercio de la plantilla actual no estaba cuando lanzaron el Miura 1. 

Ese crecimiento en el que andan inmersos se está haciendo primando la parte cualitativa sobre la cuantitativa. «Estamos siendo muy selectivos con los perfiles. Tenemos trece nacionalidades y donde ahora vamos a poner más foco es en los perfiles técnicos». La parte productiva requiere torneros, fresadores, operadores de CNC… «Oficios técnicos que existen en la zona y que, muchas veces, no piensan que pueden estar trabajando aquí, pero estamos encantados de tenerlos». Paralelamente, siguen buscando talento para el Miura 5, que ya está diseñado en su totalidad y se encuentra en fase de finalización de tecnologías como la separación de los dos cohetes y la segunda etapa, que es lo que no se probó en el cohete suborbital. 

570 millones de interés comercial para posibles contratos. A día de hoy siguen con la planificación prevista: primer vuelo del cohete en el último trimestre de 2025. Están desarrollando tecnologías para poder testar las nuevas a final de año. Lo que sería la calificación en suelo, como hicieron con Miura 1, del que ahora escalan la tecnología para su hermano mayor, con cinco motores, 34 metros de altura y la primera cofia desarrollada en España. Desde el punto de vista comercial, van en paralelo. «Hemos empezado con la comercialización; de hecho, llevamos un año con ella y tenemos 570 millones de interés comercial, que vamos a empezar a convertirlo en contratos a partir del segundo semestre de este 2024», indica Sánchez. Esas reservas se materializarán en contratos, con el objetivo de llegar a unos treinta lanzamientos al año. El primer año se limitará a cinco.

Según explican, tienen interesados para la posible materialización contractual en todo el globo: Sudeste Asiático, Oriente Medio, Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, África… En algunos casos son instituciones, países que compran para su comunidad científica o una agencia de innovación, o departamentos de Defensa, para que puedan lanzar una plataforma determinada. Pero el uso es prioritariamente comercial. Aunque también hay misiones vinculadas a probar tecnologías en el espacio y otras que van dirigidas a la observación del planeta, también vinculadas a Defensa. Entre la parte privada, a veces son operadores, otras un broker que contrata el servicio para sus clientes. 

Expansión en Elche, Teruel y Kourou (Guayana Francesa). Paralelamente a esa parte comercial ya abierta, la empresa sigue su fase de expansión —«estamos migrando la piel», destacan—, ya que están creciendo en los bancos de ensayo de Teruel, o en Elche ahora, donde por necesidades se van de una fábrica de 2.000 m2 a otra de 12.000 m2. En ella podrán albergar a todos los ingenieros en una misma planta, un hecho interesante para ellos porque tenían contemplado hacerlo en distintos emplazamientos. En este nuevo espacio empezarán a fabricar hasta cinco cohetes al año. «A partir de ahí, vamos a necesitar las instalaciones que están previstas en IFA-Fira Alacant (de unos 50.000 metros), que van en paralelo», explica Ezequiel Sánchez enfatizando que «poder escalar el volumen de producción nos va a requerir irnos a una fábrica ad hoc». Por ahora la próxima, que esperan inaugurar a final de verano —aunque estará operativa antes— serán los PLD Space headquarters.

En Teruel están incorporando los bancos de ensayo de motores y etapas; la del Miura 5, solo ella, será de 26 metros. «Lo tenemos que probar vertical. Habrá una estructura, como un edificio, impresionante, que ya está en fase constructiva», comenta. Los bancos de ensayo pasarán de los 154.000 a los 800.000 metros cuadrados. Por último, con El Arenosillo (Huelva), siguen desplegando actividades vinculadas al lanzamiento. Recientemente les han visitado del equipo del Inta (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) y Cedea (Centro de Experimentación de Vehículos Aeroespaciales y de Investigaciones Atmosféricas) para hablar de necesidades operativas en la base de El Arenosillo, «que sigue siendo centro de experimentación para pruebas aeronáuticas y aeroespaciales; seguiremos en Andalucía y vamos a crecer en Teruel», apostillan. En 2025 se prevé todo finalizado, aunque hay aspectos que hacen falta ya en 2024, como la expansión en Teruel para probar motores y etapas. El resto del puerto, obra civil, fluidos o telecomunicaciones serán para el próximo año.

Pero el crecimiento también será a nivel internacional. En mayo, un equipo de la empresa estuvo ultimando la obra civil para comenzar las obras en Kourou (Guayana Francesa) para el segundo semestre. Allí se construirá una base de lanzamiento en el puerto espacial europeo CSG para el primer vuelo del Miura 5.

El vuelo del Miura 1, la prueba de fuego 

Para poder llegar a este nivel, el punto de inflexión fue el esperado vuelo del Miura 1, tanto a nivel interno como externo. «A nivel interno, era una manera de validar nuestra metodología de trabajo, los recursos que estamos dedicando y la capacidad de resolución de problemas. La teníamos, pero es bueno constatarlo», esgrimen. Y en el plano externo, fue un punto clave con inversores, clientes y también talento: «Hemos recibido solicitudes de gente para poder venir a trabajar a PLD que estaban en empresas con mucha experiencia a nivel mundial. Estamos repatriando talento español y atrayendo a gente con una muy buena capacidad en todas las áreas, desde un punto de vista aeroespacial», aseveran. Y añaden un factor no menos importante: «A la gente le encanta Alicante, no solo por el clima; es un sitio muy competitivo para poder desarrollar proyectos tecnológicos y anclarlos al objetivo».

Desde el punto de vista de los inversores, siempre más delicado, dice el presidente ejecutivo que ya mostraron su confianza en el momento de la inversión, y al mismo tiempo tenían la expectativa o el deseo de que verdaderamente la tecnología funcionase. «Eran conscientes, y nosotros también, de que tener que esperar al primer, segundo o tercer lanzamiento era algo que podía ocurrir. Elon Musk necesitó cuatro lanzamientos para poder realizar con éxito un primer vuelo exitoso. En nuestro caso ha sido el primer lanzamiento», manifiesta Sánchez. Lo que les da un impulso importante, aunque su visión es que siguen teniendo todo por demostrar. Tienen muchos retos en los que están volcados, pero reconocen que ahora todo es más fácil, porque no tienen más que presentarse enseñando un vídeo de un cohete que vuela —«muy poca gente lo puede decir»—. A día de hoy, el ticket que tienen para la ronda de inversión ya es bastante más alto debido al hito del vuelo, aunque mantienen diferentes vehículos a través de los cuales pueden participar inversores minoristas. Ahora se centran en inversores especializados o de gran tamaño.

Primera financiación bancaria

Sánchez revela que, ahora, han conseguido su primera financiación bancaria «muy significativa», lo que se traduce en que profundizan en su modelo. «Estamos avanzando también la estructura financiera, en esa cercanía al mercado que, al final, es una muy buena noticia». Con todo, y sobre si existe la sensación de que un proyecto de estas características esté siempre sobre el filo de la navaja, reconocen que una iniciativa de este tipo, con este nivel de desarrollo, a medida que consigue los hitos operativos, sigue avanzando en la financiación. «Me gusta decir que el subsistema más complejo de esta iniciativa es la financiación», responde el presidente ejecutivo, quien añade: «Hemos ido cumpliéndolos, como esta unidad [señala otro Miura 1 en la nave donde tiene lugar la entrevista], la segunda fully operational para poder llevar, en caso de que no hubiésemos conseguido el objetivo». De forma que cada paso desbloquea el siguiente: «En nuestro caso, estamos en el filo de la navaja, pero tampoco diría que de una manera distinta a cualquier negocio operativo que tiene unos márgenes ajustados y que necesita financiarse con bancos».

 «Queremos crear un gigante dentro del espacio que pueda resolver muchos problemas que, a día de hoy, existen con empresas competitivas en Europa»

Reconocen que para desarrollar una tecnología como esta se puede tardar una década, y dedicar otra para explotarla: «Ese es el marco temporal al que no estamos acostumbrados a financiar en Europa; normalmente, cuando lo hacemos, pensamos más a corto plazo, pero aquí no tienes ese plazo de explotación. Aquí estamos habilitando una industria nueva, estamos creando una cadena de valor, una marca, un equipo, una tecnología con una propiedad industrial que desplegar durante mucho tiempo…». De hecho, el fenómeno startup, al que quizá se les podía asociar en los inicios, queda muy lejos. Esta es una industria compleja, que requiere muchos activos físicos, un talento muy especializado y un capital paciente. El panorama del emprendimiento, hablando en jerga espacial, está fuera de órbita del proyecto.

Un 23% de inversión pública en el proyecto hasta ahora. A día de hoy, la firma ha levantado 120 millones de euros de inversión, aunque prefieren no hablar de cifras en cuanto al coste de un cohete como el Miura 5. «Este negocio de lo que va es de que cuando hayamos lanzado cinco cohetes, los costes operativos, cuando empecemos el lanzamiento en serie, sean competitivos». Aquí establecen diferentes etapas: una primera de I+D, una que llaman semiserie, hasta la unidad 5-6, donde quieren asegurar la fiabilidad y, en los siguientes, optimizar los procesos para poder desarrollar una producción en serie que sea eficiente. «Ahí es donde se va a marcar la diferencia. Nuestra experiencia y benchmark que hemos hecho en comparación con competidores es que nuestra capacidad de competir va a ser muy buena en capacidad de costes». 

A día de hoy tienen un 23% de financiación pública a través del CDTI, pero ha sido ahora —en los últimos dos años— cuando ese peso se ha incrementado. El resto es privada. En cualquier caso, se sienten respaldados por la Administración, conscientes de sus límites, y sobre todo, de que este es un sector muy incipiente todavía. Con el Perte aeroespacial del Gobierno se han adjudicado 40,5 millones de euros para la puesta en marcha de ese servicio de puesta en órbita de pequeños satélites. Según señala Ezequiel Sánchez, en Francia el plan con Macron es de 400 millones de euros «porque están en un nivel de madurez superior». 

La competencia en la carrera espacial

Recuerdan que lo que están haciendo es competir a escala mundial en una industria de muy difícil acceso, y que es una necesidad estratégica europea. «El Gobierno español lo identifica así, y hemos tenido, en general, muy buenas relaciones en las necesidades que hemos tenido. Si fuese más, mejor, porque esto es muy difícil de hacer, pero no podemos decir que ha sido escaso, nosotros teníamos que hacer nuestro trabajo, ellos están haciendo hasta donde pueden llegar». Y advierten de que si en esta carrera «te topas determinadas industrias con dinero, puede que las hagas correr más, pero también puede que las vuelvas más ineficientes». 

Siempre que pueden recuerdan que ellos compiten contra lo que ocurre en el mercado, pero sobre todo, contra sus propias capacidades. «Esta carrera no va de llegar el primero, sino de ser el más competitivo y el más seguro». Ser competitivo indica una fiabilidad en su servicio de lanzamiento, y si carece de seguridad, esa póliza de seguro será más cara. A su vez, poner en órbita el cohete tendrá un coste derivado de la capacidad de competir: cuánto cuesta el metro cuadrado, las horas de ingeniería, los componentes o la integración. Ellos, en ambos casos, señalan que están priorizando la fiabilidad, y saben que no serán los únicos. «Hemos llegado los primeros, pero sabemos que otra gente va a volar este año. Hay un par de competidores alemanes, unos ingleses, alguna compañía en Estados Unidos... Y son las compañías que, digamos, nos resultan más inspiradoras», comentan. Punto en el que es inevitable que salga el paralelismo con SpaceX, la compañía de Elon Musk, pues es la misma actividad, pero con un segmento con mucho más volumen. «Con nuestra capacidad de competir, es cierto que lo que llevamos dentro es lo mismo: transportamos satélites; son una gran inspiración porque están alargando los límites de la tecnología».

Una industria cambiante y que arrastra otras tradicionales. El caso de la compañía norteamericana es el ejemplo de que esta es una industria que va cambiando día a día, transitando desde lo público hacia lo privado. El sector público antes desarrollaba la tecnología y ahora se posiciona como comprador para que los operadores privados puedan desarrollar esta actividad. Como hace la Agencia Espacial Europea (ESA) con PLD Space. Pero no es solo la propia industria aeroespacial la que está cambiando, también la autóctona del entorno de la firma ilicitana. La consolidación y crecimiento de PLD está arrastrando o provocando diversificaciones en la fisonomía provincial, con firmas que estaban haciendo piezas para fabricación de calzado, industria agrícola, para el juguete o soportes en automoción y, ahora, se están habilitando también con encargos de la compañía aeroespacial «y con la complejidad que llevan muchos requerimientos: pocas unidades y unos condicionantes de competitividad del precio», aclara Sánchez. 

'Una empresa de provincias'

PLD Space es una compañía que tiene un ritmo de crecimiento exponencial más allá de la ciudad ilicitana y, a la vez, mantiene sus raíces. Su objetivo está lejos de moverse: «Nosotros queremos estar en el mejor sitio para poder competir, y creemos que Elche es un buen sitio. Hemos creado un equipo y mover a todas estas familias no es sencillo; trabajamos y vivimos de esto y nos gustaría hacerlo crecer más y que se quedase aquí». Quizá, en el futuro, debido a ese crecimiento global, tengan que hacer determinadas cosas fuera, como es el caso de las actividades de integración que, necesariamente, se harán cerca de Kourou, pero su idea es mantener los cuarteles generales en Elche siempre y cuando sea posible. 

En definitiva, un proyecto que aun sin haber empezado siquiera el servicio para el que se fundó, da cada vez pasos más firmes y cualitativos. En el caso de Ezequiel Sánchez, que se sumó a los Raúles en 2016, se encontró un «empresón», aunque era tan solo un proyecto de I+D «y había que convertirlo en una empresa». Esa es la transición que han hecho, siendo muy selectivos con las inversiones, a pesar del gran potencial, porque eran muy pocos los recursos disponibles. «Ahora seguimos teniendo la potencialidad, hemos incrementado los recursos, las capacidades y hemos ido añadiéndole capas de empresa a ese proyecto para hacerlo crecer». Así, después de la fundación en 2011, con la entrada de Ezequiel Sánchez hubo una suerte de ‘refundación’. Aunque eso sí, reconoce que si cuando entró había «mil problemas», ahora los siguen teniendo, pero a otra escala. 

Aunque todo empieza a tomar forma, especialmente desde el 6 de octubre de 2023, los momentos de fracaso se han visto muy de cerca. «La del lanzamiento no ha sido la única noche sin dormir. Hemos tenido muchas dificultades y momentos de estar muy cerca de no poder continuar», reconocen, aunque aseveran que su capacidad es justo la de darle la vuelta «creando un entorno, siendo muy conservadores y profesionales y estableciendo el contexto para que las cosas fueran mejor. Sabemos que el proyecto tiene una viabilidad muy clara». Eso sí, con un evidente desgaste y trabajo sacrificado acorde a una iniciativa tan singular. «No es un trabajo de ocho horas», confiesa en tono desenfadado.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 116 (junio 2024) de la revista Plaza

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