VALÈNCIA. El pasado 12 de marzo el Comité Nacional del PSPV-PSOE aprobó por unanimidad las candidaturas socialistas a Les Corts Valencianes. Unas listas que, tal y como informó este diario, evidenciaban una baja influencia del partido y un fuerte componente personalista por parte del secretario general del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig.
Las urnas han determinado que la formación socialista dispondrá de 31 diputados, repartidos en 12 por la circunscripción de Valencia, 11 por Alicante y 8 por la provincia de Castellón. Una de las quejas que se escucharon en aquel momento desde los diferentes cuadros socialistas fue la excesiva presencia de independientes que, para algunos dirigentes del partido, podían reforzar una parte de la gestión de gobierno desde un punto de vista legislativo, pero no se caracterizaban por sumar votos con su mera presencia ni tampoco cumplían una función de apuntalamiento orgánico del partido, más bien al contrario.
Esta ha sido una de las obsesiones de Puig desde sus primeras elecciones como candidato en 2015: la apertura del PSPV-PSOE a la sociedad. Y, en este sentido, una de las herramientas que ha utilizado el todavía presidente de la Generalitat, es la incorporación de personas independientes -o con nula presencia orgánica- tanto en las listas como en cargos del Consell, donde incluso tampoco le ha temblado el pulso para fichar a exdirigentes de otros partidos como asesores e incluso para puestos más altos.
De esta manera, el grupo parlamentario socialista resultante tiene más de un 25% de diputados independientes, 8 de 31. Tan solo en la circunscripción de Alicante, de los seis primeros puestos, cuatro corresponden a independientes: Yaissel Sánchez, David López Lluch, Mario Villar y Rosario Navalón ocupan el tercer, cuarto, quinto y sexto lugar en la lista. Por delante tan solo se situó a la consellera de Universidades en funciones, Josefina Bueno, o a la diputada de la pasada legislatura, Laura Soler. Los independientes, de hecho, se ubican por delante de José Chulvi. Si bien este ha logrado entrar en Les Corts, los que no lo han hecho cuestionan no haberse situado en puestos de salida y haberse quedado a las puertas.
El escenario en Alicante se repite en cierto modo en Valencia, donde la consellera de Justicia y Administración Pública en funciones, Gabriela Bravo, o el conseller de Sanidad, Miguel Mínguez, serán diputados porque se encuentran en el cuarto y quinto puesto. Bien es cierto que ambos han podido ganar cierta solvencia en la labor parlamentaria por los años que han ejercido de consellers cuando la entonces oposición del PP fiscalizaba su gestión. No obstante, junto a ellos también gozarán de un escaño como independientes Cristina Martínez y Alicia Andújar, esta última exmilitante de UPyD, y no lo harán históricos como Michel Montaner o Pedro Ruiz, ambos diputados en la pasada legislatura.
Con todo, cabe apuntar que varios de ellos carecen de experiencia en la oposición o siquiera en la labor parlamentaria. Un aspecto en el que, cuando salieron adelante las listas, ya incidieron en privado distintos dirigentes socialistas, que cuestionaban este diseño en el que tampoco se incluía a altos cargos del Ejecutivo a excepción de los consellers.
En este sentido, Puig esgrimió la máxima de no situar a cargos del segundo escalón del Gobierno en las listas por dos motivos: el primero, que debían dimitir por ley para poder formar parte de la lista y, el segundo, el deseo de no transmitir imagen de desbandada en el Consell como si fueran a perderse las elecciones.
El problema es que, efectivamente, las elecciones se han perdido y ahora decenas de cargos vinculados al partido que han peleado la gestión en el Consell durante cuatro o incluso ocho años, deberán regresar a su trabajo o dedicación profesional o, en otros casos, pasarán a engrosar directamente las listas del paro a finales del mes que viene.
Más allá de esto, la preocupación en el seno de la formación socialista es, según admiten algunos dirigentes, que el grupo resultante arroja dudas respecto a su efectividad para articular una oposición firme e incisiva, debido a la falta de efectivos con experiencia y la incógnita respecto a las dotes de oratoria y habilidad política en los componentes del grupo parlamentario en su conjunto.
Y es que el aterrizaje en Les Corts es muy diferente cuando se gobierna: actuar como diputado en el grupo que gestiona la Generalitat es más sencillo porque la adaptación, también debido a que suelen existir más recursos de personal -técnicos, asesores etc.-, es más sostenida en el tiempo, mientras que en la oposición se exige mucho más trabajo personal del diputado a la hora de fiscalizar al Consell.
Afortunadamente para el PSPV, al menos de momento, Puig anunció este martes que recogerá el acta y ejercerá la tarea de oposición, por lo que no se abrirá de inmediato el debate sobre quién debe ser el portavoz. Esto dará un tiempo al grupo socialista para adaptarse e ir viendo qué nuevas incorporaciones pueden dar un mejor rendimiento de cara a articular desde el inicio una oposición ordenada y efectiva al gobierno conservador. Una labor si cabe más trascendental con un PP fuerte (las urnas le han concedido 40 escaños) que todo apunta a que podrá conformar un gobierno más o menos estable gracias, precisamente, a la representación que ha obtenido.