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EL INVERSOR ESTÁ DESNUDO / OPINIÓN

Querido euro: En un mundo de alianzas económicas disruptivas ¡es hora de despertar!

19/01/2022 - 

VALÈNCIA. El euroescepticismo estaba de moda durante la última década y con motivo. Al comienzo había demasiados pasos hacia una integración europea, que dejaban sensación de no aportar ventajas adicionales y que culminaron en reticencias por avanzar durante estos últimos años. A golpe de crisis vividas, que prácticamente obligaron a mover ficha, avanzamos pero siempre con movimientos muy tímidos y de mínimo consenso.

La crisis financiera de 2008 nos vino a enseñar que en Europa faltaba una adecuada autoridad supervisora en asuntos económicos. La moneda única debía servir para facilitar los flujos de capital líquido para la financiación e inversión a través de un mercado financiero integrado. Aquello requiere de una regulación unificada y allí es donde empezaron las complicaciones y recelos, con el consecuente frenazo en los deseados avances hacia una mayor integración europea. 

Fuertes lazos de interés y poco saludables entre grandes entidades de crédito con sus estados y gobiernos nacionales se destaparon definitivamente con la crisis de deuda. Aparte fallaron otras cosas que demuestran la falta de autoridad como, por ejemplo, vulneraciones en los pactos de estabilidad, que regulan los presupuestos de los estados; un mandato de acción muy limitado sobre lo que el Banco Central Europeo (BCE) no puede hacer; o la poca solidaridad entre los países miembros a la hora de ayudar al otro. Son solo algunos de los aspectos que se deben corregir aunque podríamos mencionar muchos más.

Es cierto que los impulsos que trajeron las crisis sirvieron para lanzar ideas, que aportaron estabilidad en cuanto a política monetaria. Ahí están los famosos fondos de garantía a los estados, los fondos de recuperación y los ya muy conocidos programas de compra de bonos por parte del BCE. Una de las mejores ideas, al menos en su base, ha sido la de establecer la unión bancaria, que es un hito para limitar el proteccionismo. Cierto es que falta por completar un pilar importante de dicha unión: el que regula la liquidación de entidades financieras sin ayudas públicas.


Para la supervivencia del euro es fundamental que se desbloqueen muchas de las iniciativas estancadas para avanzar en la integración europea. Muchas de las ideas que se quieren implantar son pioneras -y hasta mal diseñadas en algunos casos-, pero tal vez existe ahora una real oportunidad para despejar el camino de los obstáculos que impidieron avanzar hasta la fecha.

Es curioso que una de las claves del cambio podría radicar justo ahí donde más palos ha encajado el proyecto europeo como fue la dolorosa salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), con las interminables negociaciones por el Brexit. Todavía está por ver si la marcha de la UE le traerá los frutos esperados al vecino del otro lado del Canal de la Mancha. Lo cierto es que el Gobierno de Boris Johnson anda algo tocado -y hasta donde yo sé- por ahora nadie en Londres está tirando cohetes al cielo. No me gusta decir que la desgracia de unos será la suerte de otros, pero en este caso probablemente tenga algo de cierto. El proyecto europeo de unión y de libre comercio se vería de repente en otra luz en caso de un 'no acierto' británico.

La experiencia vivida con Trump

Otro argumento para dejar de pelearse y unir fuerzas en Europa es la experiencia vivida con Donald Trump. Más que nunca Europa se tuvo que dar cuenta de que está muy sola y que el apoyo internacional cada vez escasea más. Ni el cambio de presidencia en Estados Unidos ha hecho virar las cosas donde cada bloque mira por su propio interés. Solo hay que ver cómo se intenta resolver el conflicto con Rusia y Ucrania donde Europa -siendo la más amenazada- se ha quedado fuera de cualquier conversación que busca reducir las discrepancias. 

En dicho sentido parece que a Europa solo queda un camino por explorar y el que debe traer como resultado final la dotación de mayor peso del euro en el sistema financiero internacional: caminar solos pero mucho más unidos entre los estados miembros, creando así un propio sistema que permite cierta autosuficiencia económica, sin depender de nadie o al menos mucho menos que en la actualidad.

Christian Dürr es socio director de ETICA Patrimonios EAF

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