VALÈNCIA. Los ángeles de la guarda observan y protegen a los niños que se portan bien. Entre las cuatro “esquinas” de la cama despliegan sus pequeñas alas y hacen que los deseos de los que les rezan se hagan realidad… A estos ángeles, cuando aún son jóvenes, se les conoce también como “querubines”. Ellos son los encargados de sobrevolar los relatos del presente y son casi omnipresentes: están en la biblia, en las iglesias y en toda buena oración, sin excepción.
También están en los acordes de una canción, en un momento de gloria y quien sabe si entre las cámaras, no suelen dejarse ver. Para la joven directora Gabriela Osorio los “querubines” son esos ángeles que brindan un sonido original dentro de la escena valenciana, aquellos que se supieron desbancar de “lo popular” y que arriesgaron por un estilo musical totalmente diferente en un momento en el que la infraestructura y los medios no eran los adecuados.
A estos ángeles musicales ahora les dedica un documental: Querubines, un film de una hora en el que mezcla realidad y ficción para hablar de la escena underground valenciana desde los 80 hasta hoy. Junto a un equipo de 28 personas -entre diseño gráfico, fotografía, etc- escribe la historia de grupos valencianos cuyas melodías están conectadas por un hilo invisible. Inspirada por el documental 72 horas… Y València fue la ciudad sobre la Ruta del Bakalao Osorio se crea su propia historia sobre la escena valenciana.
“A través de 72 horas me entró curiosidad por las bandas que hacen música a nivel local y quería investigar la música underground valenciana de la movida de los años 80. También hablar sobre la escena actual porque considero que no tanta gente está hablando de ellos. Conforme he ido montando el documental he descubierto cada vez más sobre ese pasado musical de la ciudad que desconocía por completo”, añade la directora. En el proyecto ha tenido que puntualizar muchas veces que de lo que habla es de la “movida valenciana” de los 80 y no de la Ruta ni similares, ni de la movida madrileña tampoco, nada de eso.
En Querubines se analiza el relato que conecta a las que llama “bandas de época” como Vamps, Ceremonia, TV Soviética, Betty Troupe y Carmina Burana a las “bandas actuales” como Declive, Gazella, La Culpa, Mausoleo, Santa Companha y Antiguo Régimen. “Las bandas actuales hacen lo mismo que hacían las bándas de época hace cuarenta años, son grupos underground que no se escuchan tanto en la radio, que escuchan bandas un poco oscuras y que aún persisten con una energía un poco “oscura”.
A su vez son bandas autodidactas, sin miedo a lanzarse y que funcionan con intuición y sobre la marcha”, añade la directora. Lejos del formato entrevista televisiva Osorio -y su equipo- crea una habitación “adolescente” que les sirve como punto base. Por esta van pasando varios tipos de perfiles con distintas pintas y sirven para personificar el relato mientras “tocan la guitarra,observan su estética e intentan organizarse de alguna manera”. Con esto pone imagen a su hipótesis: la conexión de los grupos entre sí a lo largo del tiempo.
Para Osorio la clave del documental está en relatar a través de una especie de docudrama una síntesis de estos dos universos que colisionan y que conviven entre ellos. En Querubines se monta un relato en el que todos tienen cabida dentro de la misma cabina musical: “Las bandas de ahora escuchan lo que las bandas de época en su momento. Sin quererlo comparten filosofía de vida y escuchan bandas más oscuras del panorama. Esa energía continúa a pesar de todo”, añade la directora.
“Las bandas de los 80 son cruciales para ayudarme a ver cómo se hacían las cosas en ese momento. Un punto clave del documental es como trabajan de forma autodidacta y como no temen ir haciendo las cosas sobre la marcha, como tanto en su época como ahora la falta de recursos no ha sido un problema para formar una banda”, comenta Osorio, quien analiza también las problemáticas de hace cuarenta años que siguen presentes a día de hoy como puede ser la falta de infraestructura, espacios en los que tocar y el bajo beneficio económico que obtiene las bandas aunque aún así “se mantienen de la escena”.
Con un rezo, y algunas que otras canciones, Osorio se acerca a grandes mentores como Tony ‘el Gitano’ para comprender la magnitud de la escena valenciana underground de los años 80: “Con las entrevistas aprendo mucho a nivel documentación, en estas conversaciones intento encontrar la conexión entre las dos músicas para poder explicarlo en pantalla. Comprendo que tanto las bandas de época como las actuales tuvieron una falta de recursos importante pero a pear de las dificultades siguen creando. También aprendo que quienes están en escena lo hacen por pasión completamente”.
Para contar esto en el documental conecta, a través de entrevistas a las bandas de época -Vamps, Ceremonia, TV Soviética, Berry Troupe, Carmina Burana y Mar Otra Vez- con las bandas actuales -Declive, Gazella, La Culpa, Mausoleo, Santa Companha y Antiguo Régimen entre otros- para demostrar que tienen mucho más en común de lo que creen, aunque a veces ni se conozcan entre ellos.
“Con el documental busco reivindicar la conexión entre ambas generaciones. Tienen la misma energía pero son bandas a veces desconocidas entre sí, las bandas actuales deben conocer el legado de València que quedó un poco apagado por el fenómeno de ‘La Ruta’ pero que estaba ahí, hay que hacer una distinción”, añade la directora, quien con Querubines aprende a escuchar, rescatar, buscar e informarse para poder confirmar su hipótesis de esos “ángeles de la guarda musicales” que cobijan a la escena actual valenciana. Entre las cuatro esquinas de una sala de concierto los “querubines” observan atónitos al público mientras deciden no abandonarle “ni de noche ni de día”, ni entre ensayos ni conciertos. Querubines que sobrevuelan la memoria de las bandas y la dejan al descubierto.