VALÈNCIA. ¿Que talento no encuentran las empresas valencianas? Este es uno de los análisis que recoge el Observatorio de I+D+i, tecnología y emprendimiento en la Comunitat Valenciana, impulsado por Fundación Lab en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, presentado este jueves en el Sabadell Hub Empresa de Valencia. Un encuentro en el que los investigadores del IVIE José Ramos y Javier Quesada desgranaron el estado de la innovación en la Comunitat Valenciana.
Perfiles tecnológicos, perfiles de especialización industrial y cargos intermedios son las carencias que, estos investigadores, han detectado tras realizar un focus group con las compañías integrantes de la fundación. En el caso de los perfiles tecnológicos, altamente demandados a nivel mundial, están vinculados con las necesidades más novedosas que las empresas tienen en este ámbito como big data, inteligencia artificial, desarrollo tecnológico o ciberseguridad. Para este tipo de perfiles, se observa que el número de puestos ofertados supera al de personas disponibles con formación STEM, y especialmente de la ingeniería, la informática, la electrónica y las telecomunicaciones.
Por otro lado, están los perfiles de especialización industrial, donde se observa una insuficiencia de personas con formación especializada de carácter industrial, operarios de producción de diferentes niveles y sectores y que, en general, se corresponden con los ciclos formativos de formación profesional, en particular los relacionados con la industria. Un problema que se debe a la "baja consideración que ha tenido la formación profesional durante años", al menos en comparación con los estudios universitarios, así como con las condiciones de trabajo que se asocian con frecuencia a estas ocupaciones. En este sentido, aluden a las exigencias en términos de horarios, dificultades para la conciliación, esfuerzo físico o movilidad.
También señalan la falta de una adecuada orientación profesional, que no consigue atraer candidatos a aquellas ramas profesionales que cuentan con mayor empleabilidad y mejores condiciones laborales. Por último, se apunta a profesionales senior o mandos intermedios, que puedan desempeñar funciones generales de mandos intermedios, jefes de departamento o primeros niveles directivos. "La escasez aquí se produce no tanto por falta de conocimientos técnicos, sino porque las empresas tienen dificultades de contar con personas con suficiente experiencia, visión estratégica y un conjunto de competencias de carácter directivo y de liderazgo que puedan dirigir equipos y realizar tareas de organización y dirección funcional", apuntan.
"Nos cuesta encontrar personas que se comprometan a largo plazo con el proyecto de la empresa", señala el catedrático de Psicología del Trabajo y las Organizaciones en la Universitat de València, José Ramos. "Los ciudadanos valoramos otras cosas que no se hacían anteriormente. No solo es el salario, sino teletrabajo, flexibilidad. Todo es mucho más cambiante", reconocía. En este sentido, el informe menciona el gran impacto de estos puestos en el funcionamiento de la organización y un alto nivel de responsabilidad.
"En numerosos casos, los potenciales candidatos para cubrir estos perfiles provienen de fuera de la empresa. En este caso, resulta difícil hacer predicciones acerca de la compatibilidad y grado de ajuste entre personas que han adquirido experiencia en otras compañías, pero que, por ello mismo, no siempre encajan y se adaptan a una nueva situación. Por el contrario, cubrir estos perfiles senior a partir de promoción interna supone que los candidatos tengan una visión muy centrada en la compañía, con una experiencia menos diversa y menor conocimiento de estrategia empresarial como resultado de su menor movilidad a lo largo del tiempo y su perspectiva menos amplia", reflexiona el informe.
Por otro lado, también se alude a cambios en la sociedad, como la falta de madurez en muchos candidato, la escasa tolerancia a la frustración y la incapacidad para postergar las recompensas, así como la falta del mencionado compromiso a largo plazo, y la ausencia de ciertas actitudes relacionadas con el esfuerzo, la superación o el deseo de mejorar. También señalan la baja orientación empresarial y escaso conocimiento de la realidad de las empresas.
Por último, insisten en los bajos niveles de competencias, tanto de carácter cognitivo -razonamiento crítico, capacidad analítica, razonamiento lógico o toma de decisiones-, como de carácter social e interpersonal -habilidades de comunicación, de gestión de conflictos, de trabajo en equipo o capacidad para debatir y para convencer a otros-. También la flexibilidad horaria y las facilidades para conciliar el trabajo con otras esferas de la vida, un entorno laboral agradable y con un buen clima y relaciones interpersonales, así como la existencia de un proyecto desafiante en el que los trabajadores se sientan a gusto. "Se constata de esta manera unos valores más individualistas por parte de los jóvenes actuales en comparación con los de generaciones anteriores, en los que se antepone lo personal a lo profesional", destacan.
Para atraer talento, en este momento, las empresas tienen que ofrecer salarios al nivel del mercado o algo superiores, junto con otro paquete de condiciones laborales en las que los candidatos no se van a sentir atraídos, como son la flexibilidad horaria, la posibilidad de teletrabajar, al menos parcialmente, las posibilidades de conciliación o un buen ambiente laboral. "Ante una situación competitiva, las empresas deben ofrecer más que la competencia", insisten.
Otro de los datos ofrecidos por el informe es que casi un 18% de empresas valencianas realizan actividades innovadoras, frente al 15,8% de media para el conjunto de las comunidades autónomas, un listado que lidera País Vasco, con un 25,2% de empresas innovadoras, y Cataluña, con un 19,8%.
El documento resalta el carácter emprendedor de la población valenciana, ya que el 8 % de los habitantes está inmerso en procesos de creación y desarrollo de proyectos empresariales, un porcentaje situado por encima de la media nacional (6,8 %) y del resto de comunidades de referencia: Madrid, Cataluña, Andalucía y País Vasco.
Frente a estos datos positivos, el informe incide en la necesidad de aumentar la intensidad de la inversión en I+D. Aunque en los últimos años la Comunitat Valenciana ha recuperado el ritmo inversor de principios de siglo, todavía está por debajo de la media y el gasto en I+D medio por ocupado se sitúa en 66.050 euros, frente a los 86.788 de la media de España, y apenas cubre el coste salarial.
En capital humano en actividades de I+D, resalta el crecimiento exponencial desde 2002, cuando se contaba con 13.600 personas, hasta alcanzar las 23.000 diez años después. Aumenta la presencia de mujeres, ya que pasan de 5.311 a 9.485, y representan el 41 % del empleo.