En los caucus de Iowa barrió literalmente a sus contrarios, postulándose como candidato republicano a la presidencia y reafirmando su fortaleza para ocupar de nuevo el Despacho Oval de la Casa Blanca
MADRID. La pasada semana Trump consolidó su estatus como favorito republicano en la primera contienda del partido para elegir su candidato para las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. En los caucus celebrados en el pequeño estado de Iowa barrió literalmente a sus contrarios, postulándose como candidato republicano a la presidencia y reafirmando su fortaleza para ocupar de nuevo el sillón del Despacho Oval de la Casa Blanca.
Este acontecimiento generó mucha preocupación entre los participantes en el Foro de Davos, especialmente por parte de muchos líderes políticos y económicos europeos. Aducen que una victoria de Trump en las presidenciales supondría problemas para los mercados, generando especiales problemas para Europa, incrementando las tensiones con China y que habría que ver cómo influiría en el desenlace de los dos conflictos bélicos, que tenemos en marcha en estos momentos.
Especialmente activa en este sentido fue la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que en declaraciones a diversos medios de comunicación, destacó que un potencial regreso de Trump al poder en 2025 "podría poner en peligro el comercio mundial, el apoyo a Ucrania y la lucha contra el cambio climático", por lo que habría que estar "extremadamente atentos".
¿A Europa le ha ido mejor con Biden que con Trump? Sinceramente, creo que no, Independientemente de quién gobierne en Estados Unidos, lo cierto es que no hacen más que mostrar su fortaleza. En los últimos años han 'bloqueado' a Rusia, han debilitado a China y no digamos a Europa.
La Eurozona está pasando apuros, incluso sin una incertidumbre adicional procedente de la política estadounidense. Nuestra economía probablemente estuvo en recesión en la segunda mitad del año pasado y hay poca confianza en una recuperación contundente, ya que los economistas esperan un crecimiento de sólo el 0,6% este año. Incluso a Alemania, hasta ahora locomotora, le irá peor, con una expansión de sólo el 0,3%. Desde hace tiempo Europa se ha vuelto un continente cada vez más blando y decadente. Hace apenas dos décadas el PIB de la Eurozona era semejante al de los Estados Unidos y estaba a años luz de China. Huelga decir que ahora eso no es así.
Nuestro Viejo Continente está cada vez más lejos en productividad y en innovación, mientras hemos perdido la ola tecnológica. Nos hemos convertido realmente en 'viejos' y no sólo por un concepto de antigüedad, sino demográficamente. Mientras la población de Estados Unidos crece a un ritmo del 7%, con una edad media de 38 años, la edad media de la población rusa es de 40, la de Alemania 48 y la de Japón 49 (la de España es de 44 años). Aquí prima cada vez más el 'control y un exceso de regulación', más que la libertad y las ganas de facilitar a empresas y ciudadanos iniciativas que permitan avanzar.
El último ejemplo de ello son las medidas que se estudian para el control de una incipiente inteligencia artificial. Antes de que se vea y se determine si sirve y para qué, en Europa ya se está 'regulando' y poniendo cortapisas a su avance, en lugar de dar facilidades para que se desarrolle y buscar y encontrar aplicaciones para su mayor desarrollo y empleo. Sólo somos capaces de forzar a las grandes empresas globales a 'adoptar nuestros estándares'. Carecemos de recursos naturales, energéticos. En Europa no se innova, no se fabrica y apenas se ofrecen servicios de calidad. Hoy por hoy estamos claramente por detrás de Estados Unidos y China.
Mientras en Estados Unidos se pagan impuestos para mantener un sector público con lo justo y necesario, en Europa se saquea fiscalmente a empresas y ciudadanos, con el objetivo último de pagar unas estructuras públicas monstruosas y destinar cantidades ingentes de recursos a financiar actividades completamente improductivas. Afortunadamente todavía se escuchan voces críticas al respecto. Por ejemplo, la del presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, que recientemente declaraba que "Europa haría bien en centrar su energía en fortalecer su economía, en lugar de obsesionarse con los resultados de las elecciones en Estados Unidos".
También en el Foro de Davos señaló que "tenemos que mirarnos a nosotros mismos, qué mejorar y qué hacernos más fuertes", añadiendo que "entonces estaremos preparados el año que viene, cuando sepamos quién será el próximo presidente de Estados Unidos, para tener una posición de mayor fuerza". Sería bueno que los políticos europeos comenzasen a dar una vuelta a sus trasnochadas ideas. A preguntarse por qué el Brexit y por qué el auge de cada vez más partidos euroescépticos. La debilidad de la Unión Europea no se produce por el auge de éstos. El auge de éstos es consecuencia de la cada vez mayor decadencia y debilidad de la Unión Europea.
No nos engañemos, el problema no viene del otro lado del Atlántico o de Asia sino que lo tenemos en casa.
Antonio Castelo es analista de iBroker