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el eucrocristiano tibio / OPINIÓN

¿Quiénes son los progresistas?

Foto: FRANCISCO J. OLMO (EP)

El papel actual de los demócratas

7/07/2024 - 

CARTAGENA. Vista la confrontación entre el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo, ¿quiénes son los progresistas? ¿Los que han decidido que la ley de amnistía no incluye los delitos de malversación relacionados con el referéndum separatista o los que han decidido que los altos cargos socialistas andaluces no prevaricaron ni malversaron al programar y ejecutar los fondos de ayudas sociales? El derecho comparado viene en nuestra ayuda. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha decidido que los presidentes no son penalmente responsables de los actos que realicen en el ejercicio de sus funciones políticas. Solo responderán judicialmente, como los demás ciudadanos, de sus actos privados. 

Los analistas han opinado que tal dictamen se ha debido a que la mayoría de los jueces del Supremo estadounidense son de tendencia política conservadora. De hecho, una jueza progresista emitió un voto particular para defender que "el presidente no está por encima de la ley". En paralelo, el Tribunal Constitucional de España ha establecido por mayoría una suerte de impunidad penal de los políticos durante la fase previa a la ejecución de los presupuestos e incluso durante la ejecución. Lo curioso es que, según los analistas, ese criterio a favor de la impunidad de los políticos ha sido adoptado por los miembros progresistas del Constitucional y en contra de la opinión de los conservadores. 

"Los juristas progresistas españoles coincidEN con los jueces conservadores estadounidenses en conferir a los mandatarios una suerte de inmunidad parcial"

En resumen, los juristas progresistas españoles han coincidido con los jueces conservadores estadounidenses en conferir a los mandatarios una suerte de inmunidad parcial. Eso lleva a sospechar que acaso los llamados progresistas españoles sean, en realidad, unos reaccionarios encubiertos. En efecto, analizar la política jurídica de los sedicentes progresistas conduce a dudar de su progresismo. ¿Es progresista eliminar el delito de sedición del Código Penal, debilitando la defensa de la nación frente a sus enemigos? ¿Es progresista establecer que la malversación es menos grave cuando se comete para beneficiar a tu partido que cuando se comete en tu beneficio exclusivo personal? ¿Es progresista amnistiar a unos delincuentes no arrepentidos a cambio de sus votos, cuando se podría haber optado por indultarlos una vez condenados? ¿Es progresista eliminar las cautelas procesales que preveían la paralización de los trámites hasta que, en caso de duda, resolviese la justicia de la Unión Europea? 

Francamente (con perdón), me parece bastante dudoso que todo eso sea más progresista que aplicar la ley a los políticos con el mismo rigor que al resto de los españoles. Ya nadie se acuerda de que, en sus comienzos, tanto Ciudadanos como Podemos pedían eliminar los aforamientos de los políticos. Ahora resulta que, no solo se han mantenido los aforamientos, sino que los pseudoprogresistas han establecido toda una serie de medidas para enjuiciar con "lenidad" (como dijo el Supremo) a muchos políticos. ¿No suena esto a una suerte de trumpismo a la española?

Está empezando a calar la idea de que vamos hacia una sociedad dual, en la que los políticos pueden convertirse en una casta privilegiada a la hora de rendir cuentas de sus posibles delitos. De momento, los socialistas han amnistiado a los separatistas catalanes que cometieron sedición y malversación y ahora están haciendo algo parecido con los prevaricadores y malversadores socialistas andaluces. Si nadie toma medidas para corregir el rumbo, la actual sospecha de que hay una doble vara penal de medir según seas un político o un común puede transformarse en una convicción. Una vez implantada esa convicción, el rechazo a la democracia se extendería de forma imparable. Debemos, pues, los demócratas trabajar en contra de la impunidad, real o aparente, de los políticos que hayan podido cometer delitos. Y trabajar también para evitar el deslizamiento de nuestra democracia hacia formas populistas, como las que preconizaba Robespierre, partidario de romper "la equidad de los tribunales". Quizás ahora lo verdaderamente progresista sea preservar la democracia basada en la Constitución de 1978. Paradójico: los verdaderos progresistas metidos a conservadores para evitar la ruina de la democracia.

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