Los fondos NextGen, un auténtico Plan Marshall aprobado y diseñado por la Comisión Europea y los Estados miembros durante la pandemia, no solo busca la recuperación económica de Europa sino también la transformación del tejido productivo adaptándolo a las nuevas necesidades de la Cuarta Revolución Industrial, la digitalización y el Green Deal. Si además tenemos en cuenta las consecuencias derivadas de la guerra de Ucrania como son las rupturas de las cadenas de suministro y la inflación galopante, la ejecución y el buen uso de los Fondos Next Gen es más necesario que nunca. En este contexto, el reto de las administraciones públicas es titánico: mantener y mejorar los estándares de calidad de vida de sus administrados y la cohesión social en entornos seguros y transparentes desde el punto de vista democrático y sostenible.
Las tecnologías que definen la Cuarta Revolución Industrial y la digitalización no son importantes en sí mismas: lo son por sus aplicaciones a determinados servicios y la transformación de los modelos de negocio. En el caso de los servicios públicos, la inteligencia artificial permite, por ejemplo, la personalización los servicios sanitarios, apostando por la detección temprana y prevención, y también un cambio de paradigma en la manera en que la ciudadanía se relaciona con las instituciones gracias a la irrupción de los chatbots cognitivos y la carpeta ciudadana inteligente. Todo esto tiene sentido, en Europa, en un marco normativo que respete la privacidad de los datos, garantice la unicidad y democratización de las bases de datos y evite todo tipo de sesgos éticos en las decisiones impulsadas por algoritmos.
El profesor innovación de ESADE, Xavier Ferrás, nos recuerda que los países capaces de generar sectores de alta tecnología disfrutan de mayores índices de calidad de vida, empresas que generan mayores márgenes, pagan mejores salarios y cuentan con sectores productivos más resilientes. Para tal propósito y en la línea que hemos introducido antes, las administraciones públicas deberán jugar un papel fundamental. “No existen países líderes sin administraciones líderes. Las administraciones deben ser actores dinámicos y no meros entes burocráticos en el ecosistema innovador”, apunta Mariana Mazzucato, profesora de Economía y Valor Público en el University College London, con relación a la importancia de la acción de los gobiernos en el diseño de modelos económicos basados en tecnologías transformadoras. Lo hemos visto recientemente en la decisión del Grupo Seat-Volkswagen de instalar la giga factoría de baterías en Sagunto: proyecto tractor y estratégico para España y la Comunidad Valenciana que no hubiera sido posible sin el impulso de las administraciones públicas y el compromiso económico del PERTE del coche eléctrico y conectado.
Pero caminar hacia la sociedad del conocimiento basada en una economía impulsada por la innovación azul y seguir al mismo tiempo los parámetros de sostenibilidad que marca el Green Deal Europeo para la transición ecológica y energética requiere de una exquisita ejecución de los fondos europeos, así como la implicación y colaboración de todos los agentes sociales: administraciones, universidades, ciudadanía, sindicatos, tercer sector y empresas. Es irreal pensar que un agente, por sí solo, tiene todo el conocimiento para ofrecer soluciones en un entorno cada vez más complejo y especializado.
En el World Government Summit celebrado en Dubai, Jonhatal Reichental, tecnólogo y especialista en smart cities, afirmó que el futuro de los servicios públicos pasa por ser digitales, personalizados e impulsados por datos e inteligencia artificial. En mi humilde opinión, y siguiendo los documentos estratégicos de los gobiernos, pienso que las administraciones públicas también deberán hacer hincapié en la ciberseguridad, tecnología cloud, emprendimiento digital, formación en competencias digitales y STEM, evaluación de las políticas públicas y la omnicanalidad, entre otros.
Por suerte, el ecosistema tecnológico valenciano está en disposición de colaborar y ayudar a las administraciones en todos sus procesos de cambio y de transformación, a la vez que aportar todo su talento para responder ante los retos antes descritos. Se necesitarán nuevos modelos de contratación (lo estamos viendo en la ejecución de los fondos) y un fortalecimiento de la compra pública de innovación. Con la formalización de los Fondos Next Gen, Europa lanzó un mensaje: “ahora o nunca”. Pero ¿Y a continuación? ¿Qué nos espera después de los fondos? Ante la amenaza de una recesión, quizá también es un buen momento para empezar a reflexionar hacia dónde vamos en el largo plazo. No tengo duda que otros países ya lo están haciendo.
Jordi Juan Huguet es manager NTT Data.