VALÈNCIA. La portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de València, Papi Robles (Murcia, 1982), será la portadora de la Real Senyera este 9 d'Octubre apenas un año después de tomar el relevo de Joan Ribó al frente de la formación valencianista en la oposición. Ha pasado ya un curso político tras el cambio de gobierno y Robles cree que el Ejecutivo municipal dirigido por María José Catalá "no tiene proyecto" más allá de "destruir todo lo que hizo Compromís". En este año, han cambiado muchas cosas en diversos ámbitos: el urbanístico, la movilidad o las políticas de vivienda, convertidas en eje central del debate municipal junto al turismo.
Sobre todas estas cuestiones, la dirigente conversa con Valencia Plaza en los despachos del grupo municipal.
- Llevará la Senyera el 9 d'Octubre. ¿Cómo lo afronta? ¿Le sorprendió?
- Con mucho honor pero también con nervios porque se ha de estar a la altura y hay que cumplir las expectativas de la gente. Se me pone una gran sonrisa por poder ser la portadora en un día tan señalado. Además, como algunas personas hemos tenido que luchar mucho históricamente para poder participar de este acto, todavía más. Sabíamos que el sistema de reparto que había propuesto Compromís en los pasados mandatos era un sistema justo y democrático, así que confiábamos en que fuera así. Quizá un poco de sorpresa porque no sabíamos si el nombramiento sería de mayor a menor representación, pero se ha hecho dentro de lo esperable.
- Ya ha dejado claro que no entrará la Senyera a la Catedral.
- No la entraré porque entiendo que, dejando a un lado lo que piense cada uno y cada una, la Senyera es un símbolo de todos y todas y la hemos de compartir con el resto de cargos de València. Por tanto, cuando entra en la Catedral, lo que se está haciendo es marcar a la gente que no es católica y no ofrecerles un espacio amable. Entendemos que ha de ser una fiesta inclusiva tengamos la creencia que tengamos. Por esa coherencia, no entraré con ella, aunque los que ya me conocen saben que he formado parte de la Iglesia Católica y he sido representante de ella y no tengo ningún problema en entrar a la Catedral. Pero no lo haré por principios y solidaridad con toda la gente a la que represento.
- Ha pasado más de un año de nuevo gobierno en València de PP y Vox. ¿Cuál es la valoración general?
- Estamos viendo un gobierno que no tiene proyecto para esta ciudad. Todos los proyectos para modelar la ciudad tal y como la queremos los valencianos no se están moviendo. Hay una parálisis absoluta y lo único claro que tiene Catalá es destruir todo lo que hizo Compromís sin mirar lo que es bueno para la ciudad. Todos sus movimientos sobre vivienda, el tema que se ha de trabajar con profundidad, van dirigidos a los beneficios de las constructoras y los especuladores. Pero cuando puede tomar medidas para tengamos menos presión sobre el precio de la vivienda, no las está aplicando. Y por otra parte, es un gobierno que vive de los intereses de ambos partidos (PP y Vox). "Tú tapas mi ridículo", en el caso de Vox, y Vox calla ante los movimientos del PP con las empresas que a ellos les interesan. Se tapan por intereses personales. De hecho, en ocasiones se le ha preguntado a Catalá por el acuerdo de gobierno y es una servilleta en blanco. Eso demuestra que no hay un proyecto, el proyecto es el personalismo de unos y otros.
- ¿Y qué destacaría como positivo?
- Después de un año y medio, el hecho de que tuviéramos unanimidad en la moratoria turística es algo positivo. Vi una posibilidad de diálogo. Nosotros queremos hacer una oposición constructiva, hacemos muchas propuestas y habitualmente vemos cero recepción. Pero creo que la vivienda ha entrado tan dentro de la concepción sociológica que el PP fue capaz de entender que podía trabajar con la mayoría del Ayuntamiento. Nosotros habíamos pedido la moratoria en 2019 y nunca tuvimos apoyo, ni de nuestros socios ni de PP, Vox ni Ciudadanos. Se ha dado un paso y me gustaría que eso pudiera ampliar la base para llegar a acuerdos por el bien de València, también sobre el bulevar García Lorca, Pérez Galdós y la renaturalización de la ciudad y nuevas medidas sobre la vivienda. La primera, la declaración de zona tensionada para que paren ya de subir los alquileres.
- Hablando de vivienda, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una permuta de solares y la cesión de solares para construir viviendas y aumentar el parque público. ¿Qué le parecen estas medidas?
- Al tratarse de un problema estructural el de la vivienda, puede haber muchas medidas positivas. Pero ahora estamos en una situación de emergencia. Desde Compromís apostamos más por la compra directa por tanteo y retracto para tener vivienda construida ya a disposición de la gente y no ponerte a hacer proyectos de construcción, que ya sabemos cómo han acabado en muchas ocasiones. Son medidas positivas pero van muy despacio. Creo que se deberían aplicar medidas más efectivas a corto plazo, que es lo que la gente necesita. Hace falta un plan de vivienda consensuado y transparente pero necesitamos medidas a corto, medio y largo plazo. Estas se han hecho pensadas en el largo plazo y además están muy dirigidas a las necesidades de las constructoras. Estamos viendo una relación muy estrecha entre el PP y los empresarios. Todavía no he conseguido que Catalá nos explique por qué no le parece bien declarar València como zona tensionada cuando es una medida que va dirigida a quienes quieren alquilar un piso en la ciudad.
- La derecha sostiene que limitar el precio del alquiler puede provocar un problema de oferta.
- Es una teoría que ellos sostienen pero que no pueden demostrar. Prefiero hablar de cosas demostradas, y está constatado que cuando regulas, funciona. Al final, nosotros somos administración para hacer una regulación y tenemos que usar las herramientas que tenemos a nuestro alcance. También estaría bien que aumentaran el presupuesto para ayudas al alquiler.
- Se ha aumentado, ¿no?
- Pero no es suficiente. Se ha incrementado pero es irrisorio si vemos, en proporción, lo que ha aumentado el precio de la vivienda. Evidentemente, eso no se acabará pronto, nunca dejarás de dar ayudas porque la situación está muy tensionada. Pero echamos en falta que haya medidas enfocadas más a la gente que vive en València.
- ¿Están de acuerdo con la necesidad de construir nueva vivienda para reducir el precio?
- Entendemos que el parque público ha de aumentar.
- ¿Y la vivienda privada?
- El PP recurre mucho a poner más vivienda en el mercado. Pero ya vivimos en la burbuja de 2008 que no fue una solución. No creo que sea la solución, sino que haya más vivienda pública y regular el mercado topando los alquileres. Las constructoras juegan en el mercado y la administración se ha de encargar de regular para que tú y yo tengamos los derechos que no tenemos.
- ¿Cómo valora el nuevo desarrollo urbanístico anunciado en Benimàmet?
- Todo lo están haciendo con el único planteamiento de crecer, crecer, crecer y crecer. Y a juzgar por los decretos que están sacando, crecer a pesar de nuestro territorio. Una vez más, esto es neoliberalismo a saco. Sería mejor comprar vivienda y rehabilitarla, porque está demostrado que tenemos mucha vivienda vacía sin uso, ir colmatando los espacios vacíos de la ciudad y no ir a macro PAI, que en el caso de Benimaclet quieren construir 1.400 viviendas, y en Benimàmet aparecen de repente otras 4.000. Es una locura. Pensamos que el crecimiento se ha de hacer barrio por barrio y no PAI tras PAI, que es el modelo al que el PP nos tiene acostumbrados. Catalá no tiene un modelo de ciudad y lo que hace es copiar modelos de 2007, y estamos en 2024.
- ¿Considera positivo el desbloqueo de los PAI de Benimaclet y el Grao?
- En el caso del Grao, todos los pasos que se han dado se han hecho gracias a que se deshizo la maraña que había sobre el diseño y las deudas que tenía la Generalitat de la Fórmula 1. Cuando todo estaba a punto para desarrollar un modelo acordado con los vecinos y vecinas, esta gente aparta la opinión del vecindario y vuelve a un desarrollo del 2007. No estamos de acuerdo, aunque creo que el PAI del Grao se ha de hacer porque servirá para coser la ciudad.
En el caso de Benimaclet, la realidad es diferente. Es una zona final de la ciudad. Los vecinos han reivindicado una transición amable entre la ciudad y la huerta y recuperar ese vínculo que se cortó con la Ronda Norte. Pero el planteamiento del PAI que se va a hacer es el de la constructora, con 1.400 viviendas. Los vecinos dicen que no cabe saturar un barrio con más de 3.000 habitantes nuevos, además de la oportunidad única que podría haber sido un referente de vinculación con la huerta.
- ¿Se arrepiente de no haber llegado a tiempo para aprobar esos desarrollos?
- Me hubiera gustado que nuestro modelo estuviera tan sumamente implantado que no tuviera vuelta atrás. Pero no me arrepiento de haberle plantado cara a la constructora para decirle que no pasa por encima de los intereses de los vecinos. Como en el PAI del Grao, el de Benimaclet también debía pasar por un proceso. Nosotros estamos muy orgullosos del modelo de PAI que trabajamos con los vecinos. Entendíamos que era una oportunidad para hablar de que la ciudad no la hacen los constructores como quieren. A mí me hubiera gustado un diseño más amable al de Metrovacesa.
- El PAI de Benimaclet que propuso Urbanismo en su momento, dirigido por el PSPV, tuvo mucha contestación social, con movilizaciones en contra. Aunque sigue habiendo descuerdo con el PAI actual, parece que esa efervescencia es mucho menor. ¿Por qué?
- Es verdad que el vecindario se hizo muy fuerte con reivindicaciones en la calle, como siempre ha hecho. Pero hay argumentos que han ido entrando en el escenario político que antes no estaban.
- ¿Cuáles?
- El aspecto de bajar la edificabilidad, ubicar jardines que conecten con la huerta. Todo eso antes no estaba como planteamiento y se ha ido incorporando. De todos modos, el actual PAI está siguiendo su trámite y me consta que se harán alegaciones. Los vecinos y vecinas ya fueron a la junta de distrito a decir que no estaban en absoluto de acuerdo. Sí creo que hay una diferencia: el gobierno del Rialto nunca engañaba a los vecinos cuando hablaba con ellos, y aquí estamos viendo que el gobierno le dice a los vecinos que no sufran, que tendrán lo que quieren. Lo hemos visto en el túnel de Pérez Galdós. Y luego a última hora te dan el cambiazo. Están jugando a esconder pero de manera progresiva iremos viendo reacciones. No creo que se haya desinflado la reivindicación.
- Pisos turísticos. La Generalitat ha presentado un nuevo decreto para regularlos.
- Es importante ver en manos de quién estamos. Cuando tienes una consellera que viene de defender los intereses del turismo sin una mirada amplia como Nuria Montes, cuando pone sobre la mesa un decreto yo lo veo con mucho recelo.
- Realmente viene de la patronal hotelera.
- Sí, pero yo he visto a Nuria Montes como representante de Hosbec posicionarse contra la tasa turística. De hecho, pienso que hay una relación directa entre la defensa a ultranza contra la tasa turística que hizo y que a día de hoy sea consellera. Tengo muchas reticencias sobre ese decreto, y al ver el contenido, creo que estamos en un momento de hablar de que los pisos turísticos paren de crecer más que las reformas que han de hacer para aceptarse una licencia. El decreto se ha sacado para decir que están regulando, pero no persigue que esta burbuja pare ni está poniendo un cuerpo de inspección importante por parte de la Generalitat, sino que le dice a los ayuntamientos que se apañen. Yo hago turismo y pienso que el turismo es un motor económico pero no podemos promover un formato de monocultivo, da malos resultados. Pero veo a la Generalitat muy dirigida a eso. Ya lo dice el president: "La Comunitat Valenciana será turística o no será".
- Compromís en el gobierno quiso aplicar hace cinco años una moratoria a pisos turísticos en València, pero finalmente ha sido el PP, un partido liberal, el que la ha conseguido aprobar.
- Yo no necesito que las medidas sean de Compromís. Sí me da pena que, cuando en 2019 empezamos a hablar de eso, nos trataron como locos. Hemos perdido mucho tiempo. Preferiría unanimidad en 2019 que ahora, pero no por quién gobernaba sino porque nos habría ahorrado muchos problemas en la ciudad. Lo intentamos impulsar pero nos quedamos solos con la propuesta. Incluso vimos algunas intervenciones desafortunadas sobre nuestra propuesta de moratoria. Quizá fuimos avanzados. Habrá cosas en las que veremos lo mismo: la zona tensionada o incluso la tasa turística. Creo que se pondrá en marcha antes o después por unanimidad. Nosotros hacemos nuestra tarea de concienciar sobre lo que creemos que es positivo y no necesitamos llevarnos la medalla.
- En 2018, el gobierno municipal de Compromís y PSPV aprobó que se pudieran abrir pisos turísticos en bajos. ¿Por qué?
- Hay que ver en qué momento estábamos. En 2017 y 2018, lo que se vivía era una problemática de convivencia porque los apartamentos estaban puerta a puerta con pisos, tal como trasladaban los vecinos. No teníamos la eclosión que tenemos ahora mismo. La intención de la medida era congregarlos todos en una zona donde no fueran una molestia para vecinos y vecinas. Evidentemente, es una medida que no ha sido positiva pero se tomó en una situación que no era la actual.
- Hablando de movilidad, hay varios proyectos que el actual gobierno ha modificado. En Pérez Galdós, por ejemplo, se ha dicho que era una idea que no se había trasladado al proyecto definitivo, y que ha sido al hacer este trabajo cuando se han visto las dificultades.
- Es curioso escuchar al PP hablar de estas cosas porque se nota mucho que no entienden esos espacios de participación que se le quería dar a la ciudadanía. Un concurso de ideas forma parte de un proceso que en su cabeza no entra y que permite a la ciudadanía participar de los proyectos y elaborarlos de manera conjunta. Este método tiene una parte de idea y otro de elaborar. Los concursos de ideas son una primera parte que no van tan al detalle y después se acaban plasmando en un proyecto más exhaustivo.
Lo que veo es que el PP ha decidido satanizar los concursos de ideas, igual que todos los espacios de participación -ha cerrado el ayuntamiento a las entidades a no ser que tengan un lío-. Eso lo utilizan para aplicar su sectarismo y tumbar todos los proyectos que vienen del anterior mandato. Siempre me gusta recordar que no son de Compromís ni del PSOE, son de València. Contra ellos no hubo una respuesta contraria de "no queremos esto" como sí que estamos viendo ahora en García Lorca o incluso en la reforma de la plaza del Ayuntamiento. Nosotros dimos pasos. Ojo, que nos quedaban muchos por dar. Pero el PP está borrando todo eso.
- En García Lorca se ha puesto en marcha una campaña de firmas con más de 25.000 firmas para recuperar el corredor verde. ¿Cree que esa idea era mejorable? ¿Estaría dispuesta a negociar un proyecto alternativo con aspectos de ese corredor?
- El punto inicial con el bulevar García Lorca era un parque donde hay ahora unas vías. Estaba hablado con el vecindario. Pero ahora el PP plantea hacer una autovía. Ahí no vamos a estar de acuerdo nunca. Pero como era un concurso de ideas, al bajar a hacer el proyecto como tal, si necesitas un vial para el acceso de vecinos, se hace, como en todos los concursos de ideas. Por tanto, no hay un problema de movilidad. Todos los edificios tendrían los accesos garantizados. Pero ahora toman la idea base de meter una gran vía donde vas a ganar espacio. ¿Qué necesidad hay de tráfico rodado ahí? Ninguna. No podemos compartir la esencia. El punto de partida ha de ser lo que pidió el vecindario.
- El gobierno municipal ha creado un Consejo Asesor de Urbanismo. ¿Cree que servirá para mejorar los proyectos?
- Sólo tiene una mujer. Me parece importante: ninguna perspectiva de género ni de participación. Es todo un formato constructora. Yo creo que todas las herramientas que te asesoren en la gestión son positivas porque cuanto más sabemos todas, mejor. Pero echo en falta un Consejo Asesor del vecindario para tener una visión transversal. El Consejo Asesor de Urbanismo deja muy claro de qué quiere saber la señora Catalá y hacia dónde no le interesa ir en absoluto. Yo quiero una ciudad mucho más amable, donde los niños puedan jugar en la calle y la gente mayor pueda cruzar una avenida sin tener miedo de que le atropelle un coche. Y no veo esa mirada.
- Durante este primer año de mandato se ha producido también la adjudicación del Puerto. ¿Cómo ve el papel que ha jugado Sumar?
- Yo querría que el gobierno central no hubiera aprobado eso. En el gobierno central están el PSOE y Sumar. Querría que se hubiera paralizado porque entiendo que el "gobierno más progresista de la historia" no quiere hacer una aberración ambiental como esta. El PSOE ha decidido entrar como elefante en cacharrería e incluso brindar de la mano del PP. Me consta que los compañeros que, desde Compromís, participan en Sumar, se ha hecho todo lo posible y no se ha podido paralizar. Eso también genera que nosotros nos podamos sentir más lejos del proyecto de Sumar, aunque no somos Sumar. Ahora, entiendo que el principal responsable de que vaya delante es el señor Óscar Puente que vino a brindar con la señora Catalá y Pilar Bernabé en el Puerto el mismo día que el TSJ había dirimido que el Puerto no podía ser el órgano sustantivo de la declaración ambiental. Yo creo que en política siempre nos movemos entre el pragmatismo y aquello que defiendes y hasta donde puedes llegar. Sumar podría haber abandonado el Gobierno...
- O Compromís retirar el apoyo parlamentario.
- O puedes retirar el apoyo parlamentario. Eso se va valorando paso a paso. Ahora se están negociando los presupuestos y vuelve a estar encima de la mesa. Pero es cierto que hay otros elementos sobre la mesa como la financiación justa u otras infraestructuras. Además, la gente que vivimos en València pensamos que somos el ombligo, el rovellet del ou, pero el tren de la costa es una inversión muy importante para nuestro territorio. Ahí hay que equilibrar. Y como portavoz de València creo que hay que tener una mirada más amplia, aunque insistiré a nivel judicial, popular y político que esa ampliación es una aberración que va a destrozar l'Albufera. El PSOE y el PP están súper orgullosos de haber hecho eso y son los culpables de que la muerte de l'Albufera esté más cerca.