CASTELLÓ. Cambios en Espai Vila-real... y de envergadura. Fernando Roig, propietario del gigante azulejero Pamesa, ha comprado el Programa de Actuación Integrada ubicado al sur de la localidad de la Plana Baixa, justo frente a las instalaciones de Porcelanosa y que consta de alrededor de un millón de metros cuadrados.
Roig ha adquirido el PAI a los propietarios que entraron en 2019 para reactivarlo. Se trata de varios socios, entre los que se encontraban la empresa Blumaq, de la Vall d'Uixó, y el despacho de abogados valenciano Broseta. Pero también se lo ha comprado al único superviviente que mantenía una pequeña parte de la propiedad desde el inicio del proyecto, precisamente Porcelanosa, que hasta esta última transacción tenía alrededor de un 5% del suelo. Y es que Roig ha adquirido la sociedad promotora.
Según ha podido saber Castellón Plaza, la intención de Roig es ubicar un puerto seco de contenedores en la zona, de forma que pueda dar servicio a la industria azulejera. Esta ha sido la voluntad que ha exhibido el alcalde de Vila-real, José Benlloch, desde que el proyecto inicial, que preveía destinar el suelo a la actividad comercial, cayese en saco roto tras el concurso de acreedores de la sociedad promotora.
En su momento, Benlloch disputó la ubicación de la estación intermodal al puerto de Castellón, que pugnó por situarla cercana a sus instalaciones, tal y como finalmente decidió la Conselleria de Obras Públicas. De ahí no ha de extrañar que, hace solo un mes y coincidiendo prácticamente con la transacción, la Autoridad Portuaria de Castellón licitase la redacción del proyecto constructivo de la infraestructura que ha de completar al futuro acceso sur en tren.
Falta por ver si en su propósito para ejecutar esta estación intermodal vila-realense el empresario valenciano cuenta con el respaldo de Porcelanosa, que tendría en la instalación un gran aliado para reducir costes de transporte pero que hasta el momento no ha ayudado a materializarla.
De todos formas, la iniciativa logística, totalmente privada, es difícil que llegue a cubrir el millón de metros cuadrados de Espai Vila-real. En caso contrario, Roig deberá buscar otras actividades que implantar en el PAI junto al puerto seco de contenedores.