Me pregunto por qué ahora nuestro presidente Sánchez, en China, aboga por la eliminación de aranceles, dice a los vehículos eléctricos, que él mismo y su partido socialista, también sus socios de gobierno, han empujado a aprobar.
Desde el pasado junio y tras un merecido, o no, período vacacional nuevamente nos encontramos en esta columna de Tribuna Libre tan apreciada por mi gracias a ValenciaPlaza y a su director, Javier Alfonso, a los que felicito por su incansable trabajo en favor de dar a conocer la realidad y actualidad empresarial valenciana y sus innumerables avances.
Ha sido un verano plagado de malas noticias en el campo empresarial y político pero he realizado un esfuerzo por mantenerme al margen y recuperar ciertas perspectivas y enfoques necesarios para atinar en el análisis y diagnóstico de las nuevas coyunturas que se nos van presentando. Tengo en la mochila innumerables titulares o encabezamientos para esta nueva temporada, desde la ingente cantidad de gansadas y bufonadas perpetradas por Yolanda Díaz, pronto un artículo sobre ello, hasta las últimas novedades en sostenibilidad y estrategia empresarial, que pese a la política, van surgiendo diariamente.
Pero voy a dedicar este primer artículo, y no es mi costumbre entrar al trapo tan rápidamente, en primer lugar porque hay que dejar al margen las primeras impresiones y en segundo lugar porque no me gusta picar, como hace la mayoría, y recoger las miguitas que nos va dejando nuestro presidente del Gobierno, de forma estudiada, maliciosa e insidiosa. Tiene que ver con su actual viaje a China, República Popular Comunista no lo olvidemos, y con su motivos, que al principio no parecían claros. Recordemos que se hablaba de proteger nuestras exportaciones de porcino y otras, pero no, pronto ha quedado claro.
Leo en la mayoría de prensa, papel y digital, que “Sánchez se desmarca de la decisión de la Comisión Europea de imponer aranceles a los coches eléctricos chinos”. “Europa no necesita una guerra comercial” ha asegurado. Esto significa que España rompe filas con la UE con un llamamiento a eliminar los aranceles a los vehículos eléctricos chinos. Estas declaraciones del presidente Sánchez estarían planteando la posibilidad de que algunos líderes europeos, encabezados por él (por supuesto) tratarían de reunir los suficientes apoyos para paralizar y bloquear los esfuerzos de la Comisión Europea de imponer restricciones drásticas a las importaciones procedentes de China, República Popular Comunista, que son competencia subsidiada por el Estado chino.
Pero vayamos por partes. Es obvio que nuestro presidente del Gobierno no leyó el artículo que publiqué en ValenciaPlaza el 20-09-23 bajo el titulo "Desacoplamiento europeo de una economía china nada sostenible" y le recomiendo encarecidamente que lo haga, también a Vd. lector, para contextualizar y situarnos en el centro de la cuestión. En él, entre otras cosas, comentaba sobre la nueva directiva CBAM (Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono) que es un mecanismo para compensar la distorsión en el mercado generada por los subsidios del Estado chino a todos los productos que importamos, en este caso a los vehículos eléctricos (anteriormente a los paneles solares, etc.) y que dejan a las empresas europeas compitiendo en inferioridad de condiciones, con las dos manos atadas a la espalda, ya que estas sí que han hecho los deberes invirtiendo en innovación para ser respetuosas con el medio ambiente implementando políticas agresivas para mejorar sus datos de emisiones de CO2, sostenibilidad, etc. con una notable repercusión en sus costes de fabricación.
Era y soy partidario de eliminar las subvenciones y subsidios a la compra de, en este caso, vehículo eléctrico, en lugar de aplicar el mecanismo CBAM, pero está claro que ante la inacción en este sentido por parte de la UE es imprescindible, casi de supervivencia, la aplicación de severos aranceles que equiparen nuestros costes de producción verde a los ahorros contaminantes de la fabricación china; de lo contrario además estaríamos financiando su producción como ocurrió con el caso de los paneles solares (200.000 millones perdidos y empresas alemanas quebradas).
Además, en la actual tesitura europea, y occidental, las empresas y sus ejecutivos van tomando conciencia y la sostenibilidad va ocupando un lugar destacado en sus prioridades corporativas como señala la encuesta de la firma Deloitte realizada a 2.100 CxO y publicada este 11 de septiembre, en la que entre los principales hallazgos se encuentran:
-El 85 por ciento ha aumentado las inversiones en sostenibilidad.
-El 45 por ciento está incorporando consideraciones sobre sostenibilidad en los modelos de negocio.
-El 50 por ciento está adoptando tecnología para cumplir con los objetivos ambientales.
Asimismo, en su The Visionary CEO’s Guide to Sustainability 2024 de la consultora Bain & Company resulta que “el 60% de los consumidores dicen que sus preocupaciones sobre sostenibilidad han aumentado durante los últimos dos años”. Y que “el 36% de los clientes B2B cambiarán de proveedor hoy mismo si no se satisfacen sus necesidades de sostenibilidad”.
Bien, queda demostrado que la coyuntura actual es de una lenta pero inequívoca transición hacia la sostenibilidad por parte de los europeos, también del resto de países occidentales; que las acciones de la UE y su Comisión, aunque en ocasiones, casi siempre, regulando con excesiva prisa, han generado innumerables directivas que nos acercan al propósito sostenible. Y a ello han ayudado, con excesiva ideología y radicalidad los socialistas europeos y muy especialmente los socialistas españoles, desoyendo voces de cautela que desde el sector empresarial se les enviaban. Véase el activismo radical de C. Luena, Grupo socialista , en la defensa de directivas como la de Restauración de la Naturaleza y otras. También y especialmente defendiendo la aplicación del mecanismo CBAM que nos protege, vía aranceles, de la distorsión del mercado y de la competencia desleal de China, República Popular Comunista.
Me pregunto por qué ahora nuestro presidente Sánchez, en China, aboga por la eliminación de aranceles, el dice a los vehículos eléctricos, que él mismo y su partido socialista, también sus socios de gobierno, han empujado a aprobar.
Este sembrador de cizaña ya ha traicionado a España y a los españoles; gobierna como un autócrata a base de Decreto Ley a espaldas del Congreso sin contar con el poder legislativo; se ha traicionado a sí mismo y a su partido y ahora se dispone a traicionar a la UE y a los europeos.
Como dicen los americanos (follow the money) la respuesta está en “sigue la pasta”.
A pesar de todo, mientras casi todos miramos al dedo que nos señala la luna este desaprensivo timador está haciendo algo que a la mayoría le está pasando inadvertido, desapercibido. Nos está cambiando de Bloque. Estábamos en el bloque occidental de las democracias, el lugar correcto que nos corresponde por historia y afinidades y nos ha cambiado al Bloque comunista, el del grupo de Puebla, el de Cuba y Venezuela, de China, República Popular Comunista, de Irán y de Rusia.
¿Para cuándo este , que el lector rellene este espacio con el adjetivo que le parezca, un próximo viaje a Irán o a Rusia y con qué concesiones que supondrán un riesgo macroeconómico nos traicionará?
Haciendo una analogía de una frase del profesor Jeroen van der Waal, “si todos los políticos desaprensivos y timadores colapsaran mañana, el mundo seguiría girando. Pero si colapsan los ciudadanos anónimos estaríamos metidos hasta los tobillos en el barro”.
Ricardo Romero es especialista en estrategia de impacto y sostenibilidad