VILA-REAL (JAVI MATA /EFE). El Villarreal cerró una temporada que su propio presidente, Fernando Roig, calificó de notable, tras haber logrado la quinta plaza de la clasificación, aunque admitió que no había sido fácil ni para el club ni para los jugadores después de un inesperado cambio de entrenador en el que la entrada de Quique Setién acabó siendo clave.
El equipo castellonense acabó el curso como uno de los mejores del campeonato y en una línea ascendente, un final que no se esperaba cuando Unai Emery dejó el club tras once jornadas de Liga disputadas para irse al fútbol inglés, al ser un equipo hecho a medida del técnico vasco y dejándolo justo en el inicio del tercer año de proyecto. Arrancó convulso un curso en el que el Villarreal, por las obras de su estadio, jugó el primer tercio de la temporada como local en el campo del Levante y tras el fallecimiento de una figura vital para la historia de la entidad, como era José Manuel Llaneza.
Tras once jornadas de campeonato, Emery decidía dejar el Villarreal para fichar por el Aston Villa. Un golpe duro para un club y un equipo que pensaba acabar la temporada con el técnico vasco aspirando a ganar la Liga Conferencia y mejorar sus números en el campeonato liguero.
En esa primera etapa, el Villarreal había asegurado su clasificación en la fase de grupos de la competición europea, pero estaba fuera de los puestos europeos en Liga. El club debía tomar una decisión para buscar un sustituto a un técnico súper profesionalizado, que además manejaba y controlaba todos los resortes de la entidad como era el caso de Emery y la apuesta fue por un técnico semi retirado como Quique Setién, que llegaba con un perfil, una idea y un libreto, muy diferente al anterior.
El Villarreal pasó de una filosofía de equipo rocoso y sólido, a ser un equipo más alegre y con partidos más abiertos y su llegada chocó en el vestuario y en la grada, que seguían recordando al técnico anterior, que había ganado un título como la Liga Europa y demostrado que se podía competir al máximo nivel y entre los mejores del continente, aunque en la competición doméstica sus resultados no fueron tan buenos.
Por ello, Setién se encontró tras su aterrizaje en el club dificultades con los pesos pesados de su plantilla y con una grada, que le llego a silbar en su tercer partido e incluso pedir su marcha en el quinto partido, lo que aventuraba un período corto para el técnico cántabro en el Villarreal. La clave pasaba por esperar al parón mundialista, en el que se podrían recuperar jugadores importantes y el técnico dispondría de tiempo para que sus jugadores entendieran mejor su filosofía e idea de juego.
La victoria ante el Espanyol, en el último partido antes del parón mundialista, fue vital, ya que Setién paró una mala racha de resultados y se ganó el periodo de pretemporada durante el Mundial. En ese período, el preparador conoció mejor a sus jugadores y decidió apostar por los jóvenes valores del club, que ganaron peso en el equipo y se asentaron en la titularidad nombres como los de Samu Chukwueze, Álex Baena o Yeremy Pino.
Con los ajustes hechos en el parón mundialista, el Villarreal arrancó la segunda parte del campeonato, venciendo al Valencia en el último minuto del partido en el que el equipo regresaba a La cerámica tras la remodelación. Esa victoria reafirmó al equipo, que empezó a jugar bien, al nivel de ganar al Real Madrid en Liga, e incluso estar cerca de eliminar al equipo blanco en la Copa del Rey. Todo ello, a pesar de que afrontó este regreso con las bajas de jugadores de peso como el portero Gero Rulli, vendido al Ajax, y la de los lesionados de larga duración Nico Jackson, Lo Celso y Gerard Moreno.
Ante esa tesitura, decidió apostar por Pepe Reina, que debió afrontar el papel de portero titular, dio galones a Chukwueze como futbolista estrella en ataque y recuperó a Morales como delantero, mientras que en el centro del campo, la aparición de Terrats y la titularidad de Baena, y el cambio de posición de Capoue como volante, más que como pivote, fueron sus apuestas.
Curiosamente, cuando mejor estaba José Luis Morales, al que dio peso por las bajas en ataque y estaba siendo uno de los máximos goleadores, se lesionó y le llegó la oportunidad a Nico Jackson, quien había visto frustrado en el mercado invernal su traspaso al Bournemouth inglés por su lesión.
El Villarreal de Setién empezó a encadenar buenos resultados y victorias importantes, se metió en puestos europeos y aseguró la plaza de la Liga Europa, a falta de cuatro jornadas para acabar la temporada, y a luchar por la Liga de Campeones hasta el último momento, un objetivo que a mitad de temporada parecía imposible.
En la recta final de temporada tuvo un papel fundamental el delantero Nico Jackson, que tras cuatro meses desaparecido, encadenó ocho goles y dos asistencias en un periodo en las últimas jornadas. El único lunar de Setién fue la competición europea, ya que cayeron eliminados contra un equipo de perfil menor como el Anderlecht, a pesar de que por fútbol y oportunidades, los castellonenses merecieron más.