Conviene volver a Azaña para entender lo que le pasa a España con el demonio independentista. Después de haber sido su aliado, el dirigente republicano renegó de los nacionalistas catalanes, a quienes acusó de desleales e irresponsables en la guerra civil. La historia vuelve a repetirse con el juicio del Supremo. Entre Companys y Puigdemont no hay diferencias. Les sigue uniendo el afán de destruir nuestro país