A corto plazo / OPINIÓN

Todos a fichar; pero mil años tarde

16/05/2019 - 

 El tiempo no existe, Einstein lo demostró en la teoría de la Relatividad. No soy el más apto para explicarlo, pero existir, solo existe el momento actual, el pasado se transforma en memoria y las dudas sobre el futuro no se centran en el momento, sino en el lugar que ocuparemos. Entonces, ¿Qué hacemos fichando?

Hace pocos días que entró la norma sobre el control del tiempo presencial en las empresas con el objeto de evitar la precarización de los puestos de trabajo, el impago de las horas extraordinarias a los trabajadores y, dicho sea de paso por si no quedaba claro, la recaudación que aporta a la Seguridad Social. Además, la Unión Europa ha dado su respaldo a esta medida.

El trabajo suele ser medible en la mayor parte de los casos, la forma que tenemos de trabajar viene de lejos y ha evolucionado durante décadas de forma continua. El acto de fichar no añade valor en sí mismo, supone exclusivamente una medida de control presencial, no altera la calidad ni el desempeño del trabajo individual. No obstante, permite una mejor organización y planificación.

El acto de fichar no añade valor en sí mismo, supone exclusivamente una medida de control presencial, no altera la calidad ni el desempeño del trabajo individual

Se suscitan preguntas sobre si esta medida aporta una mejora sustancial a lo que ya teníamos y si verdaderamente se van a reducir la brecha entre las horas trabajadas, las cotizadas y las efectivamente cobradas. En apariencia la respuesta parece afirmativa. El efecto de reconocer las horas debería llevar a su pago y su cotización correspondiente. Es lo normal, hora trabajada, hora cobrada. Pero sinceramente no creo que tenga los efectos esperados, al menos no todos.

Tenemos que ser realistas, esta norma llega cuarenta años tarde, hoy deberíamos hablar de superar ese modelo y pensar con proactividad en dar respuesta a la realidad económica y social. Los propios partidos políticos lo reconocen en sus programas electorales, pero en el día a día caen en el olvido, todo el emprendimiento, las start up no surgen por generación espontánea. España está llena de licenciados, ingenieros, arquitectos, diseñadores, emprendedores de sí mismos y sus trabajos están cada vez más orientados a proyectos, a fechas de entrega, cumplimiento de objetivos, su peso en la economía es cada vez mayor y va a seguir creciendo. Esta ley, no empeora lo que ya tenían, pero obviamente no lo mejora, pasa de largo sobre ellos.

Tenemos que ser realistas, esta norma llega cuarenta años tarde, hoy deberíamos hablar de superar ese modelo y pensar con proactividad en dar respuesta a la realidad económica y social.

Siguiendo con el realismo, es de esperar que los sueldos tampoco vayan a subir, lo que van a bajar son las horas presenciales en las empresas. En este punto tenemos que matizar las horas presenciales, que suelen diferir de las horas efectivamente trabajadas y adicionalmente con la carga de trabajo. De estas diferencias no hay un único responsable, todos los puestos de trabajo tienen ineficiencias, propias y ajenas, que acaban aflorando en algún momento, ya sea en retrasos en los plazos de entrega o en más horas extraordinarias para cumplir los plazos. Sería justo decir que muchas de estas situaciones, horas adicionales, no reconocidas en ningún sitio, se han solucionado con las pagas de beneficios, muchos hemos escuchado esa frase de: aprieta un poco que esto a final de año se notará. No sería descartable que los bonus descendieran un poco hasta ajustar el coste salarial. Muchas empresas, trabajarán e incidirán sobre sus propias ineficiencias para ajustar los tiempos de trabajo y evitar un aumento de coste de personal. Otra cosa es la percepción que se tenga del propio sueldo, que suele ser baja por lo general y del tiempo ganado para uno mismo, que eso no es valorable.

No obstante, a pesar de que llega tarde, algo sí que va a solucionar, aunque pondrá de manifiesto las vergüenzas de la negociación colectiva y la Seguridad Social. Hay empresas o empresarios, más que sectores, que se han aprovechado de las carencias de la Seguridad Social en su papel de supervisión y control, y de esto se habla poco, para cotizar menos horas a sus trabajadores e incluso pagar por debajo de convenio, permitiendo la estafa, fomentando lo de esto es lo que hay. Ellos, los más débiles del mercado laboral, son los que verdaderamente sufren la ineficiencia del sistema. Trabajos de baja cualificación con alta rotación, que son intensivos en mano de obra y no en capital. Esos trabajos forman parte nuestra economía y no se les puede dar la espalda.

En definitiva, aquí está, mil años tarde después de un silencio cobarde. Veremos lo que tardan en revisarla y flexibilizarla para el resto de la economía.

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