CASTELLÓ. Puede decirse que es casi el último reducto que queda de la tradición alfarera que existía en las comarcas de Castelló. Ese lugar es Traiguera, donde este oficio está documentado desde finales del siglo XIV, hace casi 700 años y el cual aún se mantiene vivo gracias a la vocación de los hermanos Santiago y Roberto Esteller, herederos de la empresa familiar que forjaron sus antepasados. No es casualidad que el sobrenombre de los habitantes de Traiguera sea el de canterers tal y como se recoge en el libro de Manuel Sanchis Guarner Els pobles valencians parlen els uns dels altres, ya que “una gran mayoría de la población se dedicaba a la alfarería”, explica Roberto, uno de los socios de Alfarería Hermanos Mellat, quien recuerda que “ha llegado a haber hasta cuatro hornos comunitarios en el pueblo para uso de los alfareros”.
Era la época en la que el producto que elaboraba el artesano era necesario para la vida diaria, como cántaros, botijos o cangilones para las norias del campo, que eran elementos comunes en todas las casas. “Los alfareros, entonces, también salían a vender sus productos en las comarcas vecinas como Els Ports, La Plana, la zona del Montsià o Tortosa”, dice Roberto. En la actualidad, una gran parte de la producción que sale del torno del taller de Hermanos Mellat, son objetos de decoración, incluidos los botijos y los cántaros que antes tenían una función esencial en las casas y para la restauración.
Roberto explica que pueden tener catalogados entre 4.000 y 5.000 artículos diferentes y que “muchos de ellos se hacen a demanda de los clientes”. La cartera de productos alcanza desde un dedal de recuerdo hasta cazoletas, maceteros, ollas, murales, placas para las calles, trofeos para actividades de colectivos o detalles para celebraciones hasta los quemadores de las cachimbas. Son ellos dos quienes elaboran la producción que venden en la tienda física que tienen en Traiguera y también en diferentes comercios que tienen como clientes en la Comunitat Valenciana, sobre todo, pero también en el resto de España e incluso Francia. “También hemos tenido como cliente a El Corte Inglés”, apunta uno de los socios de la firma.
“Lo que fabricamos son productos con diseños nuestros, diferentes y exclusivos hechos a mano y que a veces nos han intentado copiar para elaborarlos en algún país asiático y venderlos en grandes superficies”, señala Roberto. El responsable de Alfarería Hermanos Mellat comenta que “nos hemos tenido que adaptar a las demandas de los clientes, y hemos diversificado nuestro catálogo de formas y colores, elaborando un producto con calidad, no de rápida caducidad”.
Roberto y Santiago son los únicos que mantienen esta tradición en Traiguera, la zona alfarera más genuina de las comarcas de Castelló. “Siempre hemos estado con nuestro abuelo y nuestro padre viendo como funcionaba el negocio familiar y lo hemos seguido, son nuestra raíces y las de nuestro pueblo y es de donde venimos todos”, explica Roberto, quien mantiene que “es verdad que la gran mayoría de los artículos que se producían eran para uso habitual en casa y ahora hemos tenido que reinventarnos y modernizarnos para seguir adelante”.
No obstante, el artesano lamenta que “la sociedad, en general, valora muy poco la artesanía y hay poca cultura en ese sentido”, lo que provoca que poco a poco oficios artesanos vayan desapareciendo ya que muchos jóvenes no quieran continuarlos”. En cambio, explica que “por nuestra tienda y en nuestro obrador han pasado visitantes y clientes de América, Australia o Finlandia, lugares, sobre todo este último, en el que la gente valora mucho más nuestro trabajo y la artesanía, ya que hay una mayor educación a este nivel y tienen los valores más arraigados”.