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Tras Sudáfrica, el sector citrícola alerta de Egipto, que amenaza la segunda parte de la campaña

28/02/2019 - 

CASTELLÓN. Tras la afección por la llegada de naranja sudafricana, que ha hundido la primera parte de la campaña, sobre todo en lo que se refiere a las clemenules y las navelinas, los citricultores de la Comunitat alertan ahora acerca de las importaciones de Egipto, que pueden dar al traste también con la segunda parte de la temporada autonómica. "Ellos son muy fuertes en naranja tardía y, cuando pensábamos que la segunda parte de la campaña podía ser mejor, no será una realidad". Son palabras de Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), que este miércoles se ha manifestado en el puerto de Castellón junto a Fepac-Asaja para alertar de la importación de fruta egipcia. 

No en vano, este país del norte de África es "el que más fruta está trayendo a Europa": sus exportaciones a la UE casi se han duplicado en cuatro años, al pasar de las 184.000 toneladas de 2014 a las 339.000 de 2018 "y crecen de forma exponencial", señala Aguado. Asimismo, está previsto que en el próximo lustro Egipto plante "la mitad de la superficie de cítricos que existe en la Comunitat Valenciana". Esto, unido a la actual producción, ubicada principalmente en el delta del río Nilo, hace prever que, en breve, el país de las pirámides supere a España como máximo exportador mundial de cítricos. 

De hecho, desde el Comité de Gestión de Cítricos se suman a esta alerta. Su presidente, Manuel Arrufat, destaca que Egipto "está incrementando la presión en Europa" con la llegada masiva de fruta. A su favor, además de los costes de pro­­­­ducción "más bajos del Medi­te­rrá­neo", por debajo de Turquía e incluso Marruecos, cuenta con la devaluación de la libra egip­cia. De hecho, apunta Arrufat, en enero tuvieron constancia de la entrada por puertos galos de par­­­tidas de naranja a granel a 0,27 euros el kilo, "precios inalcanzables para un operador es­pa­ñol".

"Estamos potenciando un mercado que en cuatro o cinco años se nos va a comer", denuncia el presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot. Y todo mientras en Castellón, "uno de cada tres campos de clemenules se ha quedado sin recolectar, según cifras oficiales de la Conselleria", apunta Guinot. "Esto es la ruina para el sector, porque, además, la fruta que se ha vendido, ha registrado precios muy bajos", señala el dirigente agrario. 

De ahí que los citricultores hayan querido mostrar su hastío y hayan echado por tierra varios centenares de kilos de naranjas en el puerto de Castellón. No en vano, la llegada de fruta de fuera, señalan, pone en peligro "300.000 hectáreas de cítricos en la Comunitat y centenares de miles de empleos", ha señalado Aguado. Y es que, apunta, en el apogeo de la temporada citrícola, "tres cooperativas de la Ribera dan tanto empleo como Ford". Además, "el 80% del dinero que produce la citricultura valenciana se queda en la Comunitat", al contrario de lo que ocurre con otros sectores, como la industria. "La naranja es la divisa más limpia que tiene España", señala el presidente de AVA-Asaja. 

Seguimiento a los "desalmados" importadores

Frente a esto, desde ambas organizaciones agrarias han señalado que van a tratar de identificar "a los distribuidores -tanto valencianos como europeos- que compran y venden la fruta llegada de fuera", a los que califican de "desalmados".

Esto ha tenido respuesta por parte del Comité de Gestión de Cítricos, desde donde destacan que sus socios (que exportan el 70% del total de la naranja del Estado) no trabajan con fruta de fuera de las fronteras españolas mientras se desarrolla la campaña estatal. "El negocio de los exportadores españoles se debe a la naranja y a la mandarina española y la importación de países terceros solo se realiza en momentos en los que en nuestras zonas productoras no queda fruta", apunta su presidente. "El negocio importador no está en España, ese modelo se da en Holanda", donde no cesan de crecer las importaciones, concreta Arrufat. 

En la protesta celebrada en Castellón también se ha criticado la respuesta política a la crisis citrícola, que califican de "inepta, insensible y cobarde" y que todavía no ha derivado en ninguna clase de ayuda directa que pueda paliar la nefasta campaña actual.

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