Íbamos a ser reinas. Así crecieron las mujeres de varias generaciones. Así marcaron su destino. Así fueron precipitándose al abismo las víctimas de la violencia de género. Así fueron asesinadas, maltratadas, abusadas, humilladas, discriminadas. Cómo en el libro Íbamos a ser reinas, de la periodista y escritora Nuria Varela, editado en el año 2002, seguimos sufriendo los mitos y errores que corren sobre la igualdad y violencia contra las mujeres, el miedo, el sexo, las relaciones de poder en el seno de muchas parejas, el maltrato psicológico, judicial, político, profesional, económico, social y familiar. El feminismo, “esa perversa ideología” que tanto critica ahora el PP, Cs y Vox, ha encendido las luces en una sociedad que no veía con claridad los significados de patriarcado, feminismo y machismo. Las organizaciones feministas vienen de lejos, de luchas pequeñas, de minorías que se han convertido en mayorías, de inclusión e igualdad entre mujeres y hombres, y de la necesaria sororidad que ha unido a todas las generaciones de mujeres.
Cada 8 de Marzo nos enfrentamos a lograr un nuevo avance en esta desesperante carrera hacia la igualdad real, hacia la libertad de las mujeres y el derecho a una vida digna. Vamos a llenar las calles y vamos a sumarnos a la huelga general. Un año más. En todo el planeta. Reivindicaremos, de nuevo, que nuestras vidas no estén marcadas por la violencia machista, por la precariedad y la brecha salarial, por la dictadura de los cuidados, por la exclusión y discriminaciones. Hemos avanzado, hemos conquistado derechos, los gobiernos progresistas han dispuesto leyes para la igualdad, para luchar contra la violencia de género, hay un Pacto Nacional y otro Autonómico para combatir el terrorismo machista y proteger a las víctimas, mujeres, hijas e hijos. Se han clarificado conceptos judiciales y se han promovido políticas inclusivas y medidas para apoyar a las mujeres profesionales y a las desempleadas.
Pero aún no hemos conquistado el cielo ni la tierra prometida. Porque cada vez que avanza el feminismo, que avanzamos las mujeres, el patriarcado se revuelve, se altera y frena cualquier movimiento, derechos y expectativas. De hecho, el éxito sin precedentes conseguido el pasado año ha tenido respuestas contundentes de los sistemas de poder. La triple derecha que se extiende en este país ha ido sembrando manipulación, mentiras, odio y confrontación. Castigan el feminismo porque es masivo, real, progresista, porque mueve e iguala a la sociedad y es una amenaza a los planes muy planificados de asentarse en el poder.
El feminismo, “esa perversa ideología” que tanto critica ahora el PP, Cs y Vox, ha encendido las luces en una sociedad que no veía con claridad
los significados de igualdad, patriarcado, feminismo y machismo
La feminista y antropóloga mexicana, Marcela Lagarde, decía en una reciente entrevista que hay un gran enojo machista al avance social de las mujeres, “se enojan por las leyes a favor de las mujeres, porque haya un presupuesto de género, porque ocupemos espacios en política; y cada espacio genera una resonancia fuerte de ira contra las mujeres”. Lagarde recuerda que las instituciones y la sociedad deben cambiar porque el orden dominante interpuesto “refuerza esa tolerancia a la violencia y el papel de la mujer a la obediencia”.
Este país tiene que salir masivamente a la calle el 8M. La convocatoria de huelga general y paros laborales así como las manifestaciones de esta jornada reivindicativa deben tener una respuesta multitudinaria. Nos sobran los motivos. Nos encontramos en momentos decisivos para preservar los derechos y libertades de las mujeres, para proteger los derechos fundamentales de todas las personas. Debemos comprometernos con la igualdad real que defiende el feminismo desde hace décadas. Porque las feministas han demostrado ser el único movimiento capaz de conseguir una sociedad más igualitaria, más democrática, más justa y una mejor ciudadanía. Ahora, con la convocatoria de Elecciones Generales para el 28 de abril, la situación es de emergencia nacional. Los pasos que está dando la derecha, el fascismo y populismos, nos sitúan ante un incierto futuro. Y no solo en este país porque ya estamos habitados de una represión que se mueve por el mapa europeo e internacional. La política del odio, misoginia, fascismo y populismo ya cabalga a lomos de Trump, Bolsonaro, Salvini, Le Pen, Strache, Wilders, Putin, Orbán, Kaczynski, Abascal... Pretenden destruir y crear un nuevo orden nacional y europeo.
La única respuesta a la revancha de esta derecha es la reacción, la rebelión ciudadana, la rebelión feminista. Tenemos que volver a escribir con grandes letras la historia del feminismo como ya hicimos el pasado año. Nos queda mucho camino por recorrer, no podemos ceder a las presiones, al acoso, a los obstáculos que están provocando desprestigio y confrontación. Y contamos con los hombres, con los ciudadanos comprometidos con la igualdad, implicados en la lucha por los derechos fundamentales. No hay democracias ni sociedades decentes si no respetan ni cuentan con las mujeres, porque defendiendo a las mujeres se defiende a toda la sociedad.