Era un 15 de septiembre, cae Lehman Brothers. Muchos recuerdan aquel día, el antes y el después de una jornada que cambió la historia para siempre. De las causas se dijo mucho y sus efectos siguen presentes. Pero el día que cambió el mundo empezó mucho antes de aquel 15 de septiembre, tan lejos en el tiempo que se ha convertido en casi un mito. La deuda se levanta y desayuna voluntades cada mañana, contempla el horizonte de sus dominios, en su reino no se pone el sol. Nuestro futuro está hipotecado. Hace algo más de diez años el Euríbor era positivo, hoy sigue en negativo. Hace algo más de diez años, el dinero valía algo, hoy no vale nada.
Tengo tres euros con diez céntimos en el bolsillo, la lógica me dice que lo ahorre, pero el Euríbor es negativo, tremenda paradoja diez años después de Lehman Brothers. Recibo todos los meses el mismo mensaje de un banco, me presta dieciocho mil euros, pre-autorizados. No trabajo con ellos, no sé cómo tienen mis datos, ¿sabrán que soy autónomo? Diez años después de Lehman Brothers los vicios continúan, prestarle dinero a gente con apenas tres euros en el bolsillo... Los viejos fantasmas del pasado.
¿Qué lleva a un banco a una estrategia comercial a autorizar un préstamo a alguien que no conoce, no es cliente, no tiene domiciliado ningún recibo? ¿Qué debo pensar viendo a un banco insistir en prestarme dinero? El Euríbor corrompe la voluntad y la lógica.
Antes de todo aquello tenía un préstamo hipotecario, el tipo de interés era Euríbor más un diferencial del cero y medio por ciento. Hoy, para cualquiera que pida un préstamo el diferencial está en el dos por ciento. Eso sí que es multiplicar y no lo de los panes y los peces.
Mario Draghi ha vuelto a hablar, lo hace cada cierto tiempo. Esta vez ha sido diferente, se ha envalentonado, sabe que su tiempo termina y a nadie le gusta acabar peor de lo que empezó. Quiere que Europa crezca, que la economía vuelva a la senda del crecimiento del consumo y de la inflación, quiere superar las tensiones internacionales de la guerra comercial y el Brexit. Draghi está desatado, es miércoles, pero él está de viernes y los mercados los saben. En casa de Draghi nunca falta la cerveza. Es el día de la marmota, tipos negativos hasta el final del invierno.
Recuerdo una de las frases de Emilio Botín para explicar la crisis: "Nos hemos creído que éramos ricos". Algo ha cambiado desde entonces, ahora ya lo hemos interiorizado, no lo somos y no lo seremos. El caso es que no queremos ser eternamente pobres.
Después de esto solamente nos queda el camino tortuoso del Monte Calvario, menos mal que Draghi hará su papel de Simón de Cirene. De poco nos va a servir la humildad y la paciencia que hemos tenido con todos esos Poncios Pilatos que se lavaron las manos en vez de apretarse el cinturón.
El día que cayó Lehman Brothers era 15 de septiembre, Tú vestías de azul y el futuro se tornaba en negro.