VALÈNCIA. Un circuito, una sinuosa carretera con vistas panorámicas o una interminable autopista serían entornos perfectos para resaltar sus prestaciones, su magnífico chasis, su impresionante aceleración de 0 a 100 km/h en solo 3,4 segundos o su velocidad máxima de 308 km/h. Pero eso ya se da por supuesto en cualquier Porsche, sobre todo cuando detrás de su nombre están las siglas RS. La diferencia es que delante de esas siglas encontramos tres cifras y la palabra Spyder que lo convierten en una verdadera estrella dentro de la gama Porsche, por eso necesita brillar de una forma especial en un ambiente diferente y poco usual.
Cuando un deportivo ha sido creado desde el principio para disfrutarlo sin techo, hay que aprovechar cada sensación, cada estímulo, cada nueva forma de ver el mundo en esos especiales momentos en los que se conduce sin nada que se interponga entre el cielo y nuestras cabezas. Esas emociones son todavía más especiales cuando se conduce de noche y bajo un cielo estrellado. El Porsche 718 Spyder RS es de esos escasos coches en los que todo está pensado para multiplicar los estímulos y convertirlos en intensas emociones para los sentidos. Al fin y al cabo estamos al volante del 718 descapotable más rápido que ha existido y, aunque parezca difícil de creer, esas emociones se sienten incluso en parado.
En un deportivo como el 718 Spyder RS el sentido de la vista cobra una especial relevancia porque nuestro campo de visión no es solo el que nos ofrecen el parabrisas y las ventanillas laterales. Sobre nosotros se abre todo un mundo que en un coche normal no disfrutamos por ese limitado ángulo visual que ofrece un vehículo cerrado, además de una serie de estímulos sonoros, olfativos y hasta sensoriales que nos llegan de manera directa desde el exterior. El sonido de su escape ya no queda filtrado por la carrocería que nos envuelve, el aire no pasa por el sistema de climatización y además de olerlo, podemos sentirlo. Con todos estos estímulos acumulándose en nuestra cabeza, nos ponemos en marcha en busca de un paisaje acorde con esta auténtica estrella Porsche.
La definición técnica, casi unánime, que dan los expertos en astronomía es la de "un cuerpo estelar que emite luz y energía debido a la actividad de su núcleo". Una descripción poco emocional y que está lejos de dar respuesta a todo lo que evoca la palabra estrella y su observación, aunque sea a simple vista, sin ningún tipo de tecnología. Si nos atenemos a esa terminología técnica, el "núcleo" del 718 Spyder RS es un bóxer atmosférico de seis cilindros, en posición central, que desarrolla 500 CV y que lo convierte en el descapotable más potente de la historia con esta arquitectura. Una energía que sirve para transformarlo en una verdadera estrella sobre el negro del asfalto, donde destaca por ese poderoso núcleo y la luz que emite su hipnótica belleza, reforzada por los elementos del paquete Weissach en fibra de carbono.
Del mismo modo que para los que vivimos en el hemisferio norte la Estrella Polar es la referencia para observar el firmamento y posicionar el resto de las estrellas, el Porsche 718 Spyder RS es esa referencia entre los auténticos roadster deportivos de altas prestaciones.
Un biplaza, con motor central y un techo de lona mínimo que debe recogerse manualmente, en el que todo ha sido diseñado para restar peso y aumentar las prestaciones. Lo que no ha mermado es el espectacular atractivo de su silueta, incluso con su particular techo de lona puesto cuyo diseño contribuye a hacer su línea todavía más sugerente.
Así es como llaman los astrónomos y los aficionados a la astronomía al cielo en el que se dan las condiciones óptimas para observar las estrellas a simple vista. En estos especiales enclaves sin contaminación lumínica de poblaciones cercanas, situados a una cierta altura y con una superior transparencia de la atmósfera, es donde se puede encontrar ese cielo nocturno en el que observar las estrellas se convierte en un espectáculo emocionante.
Afortunadamente en España podemos disfrutar de muchos de esos espacios de cielo nocturno, certificados por los expertos de la Fundación Starlight, con sede en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife. Entre otras muchas actividades, esta fundación corrobora las buenas condiciones de estos enclaves especiales para poder observar estrellas sin necesidad de tecnología. Estos espacios certificados son revisados cada pocos años para asegurar que sus cualidades no han variado y siguen siendo merecedores de esa distinción.
La Sierra Norte de Gredos, ya en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, obtuvo en 2013 la calificación de Destino Turístico Starlight, además de la Certificación de Cielo Nocturno, lo que dio lugar a la creación de una red de 19 miradores estelares en la zona. De esos miradores certificados elegimos el de Navaluenga, en la provincia de Ávila, para que nuestro 718 Spyder RS brille también bajo las estrellas. Llegamos al atardecer a este enclave casi mágico y la última luz del día deja unos reflejos rojizos sobre nuestro imponente Porsche. Tenemos que recorrer unos 300 metros de camino de tierra desde la carretera pero no hay problema, nuestro Spyder RS cuenta con la opción del sistema de elevación del eje delantero que, con solo pulsar un interruptor, aumenta la altura libre al suelo en unos tres centímetros. Esta opción está pensada para garajes y bordillos pero resulta ser de gran utilidad en nuestra particular búsqueda de estrellas.
El mirador estelar también tiene sus instrucciones para poder disfrutar del espectáculo nocturno y todo lo que hay en él tiene un sentido. Situado sobre una pequeña meseta elevada junto a la carretera AV-902, está constituido por un círculo de unos cinco metros de diámetro en cuyo interior están grabados los cuatro puntos cardinales.
Lo rodean varias columnas de granito de diferentes alturas que son importantes referencias. Si nos situamos mirando al norte, de las tres columnas más altas que quedan a nuestra izquierda, la situada más a la izquierda indica el punto del solsticio de invierno, el 21 de diciembre. La columna central marca la posición de los equinoccios de primavera y otoño, 20 de marzo y 22 de septiembre respectivamente, y la que se encuentra a la derecha muestra el punto del solsticio de verano, el 20 de junio.
Nuestro 718 Spyder RS ya está en posición junto al mirador estelar de Navaluenga y al mismo tiempo que el sol se pone empiezan a aparecer las primeras estrellas. Cuando la más brillante y cercana de ellas, el Sol, se ha ocultado, el 718 Spyder RS parece tener una nueva imagen, como una estrella más, en la intensa noche de la Sierra de Gredos. Hemos tenido suerte y el cielo está completamente despejado, sin una nube que reduzca la visibilidad. Los cuatro puntos de la luz diurna de los faros que conforman la identidad lumínica de Porsche, parecen querer sumarse a ese firmamento que poco a poco va descubriéndose sobre nosotros.
El color de las estrellas viene determinado por la temperatura de su superficie y aunque a simple vista todas pueden parecer más o menos blancas, se clasifican en siete colores. Esos tonos van del azul violáceo de las más calientes al rojo de las más frías, pasando por blanco azulado, blanco, blanco amarillento, amarillo y naranja. El Porsche 718 RS Spyder RS puede brillar en una amplísima gama de colores pero el gris Vanadium metalizado, con sus innumerables y cambiantes reflejos, aporta una nueva dimensión a esta experiencia estelar.
Dicen los expertos que las estrellas se hacen más grandes y parecen brillar más cuando están a punto de desaparecer. El Spyder RS es el último Porsche 718 que se desarrolla con motor de combustión y tal vez por eso su energía y su atractivo son todavía más intensos. Sea o no por esta razón, no hay por qué preocupase, su sucesor tendrá un núcleo aún más poderoso al que dará vida otro tipo de energía que lo hará todavía más brillante. Si crees en las supersticiones y tienes la suerte de cruzarte con un 718 Spyder RS, sé rápido y pide un deseo. Será como haber visto una estrella fugaz.