VALÈNCIA. El objetivo de la OTAN es que cada uno de los 30 países integrantes de la Alianza Atlántica destine al menos el 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) a gastos de Defensa. Algunos ya lo cumplen, como Grecia, Estados Unidos, Lituania, Polonia o Reino Unido, pero a otros, como a España, les queda un trecho.
Con un 1,1% del PIB, España está en el grupo de los tres países de la Alianza que menos dinero destina a Defensa en proporción a su tamaño y economía. Así las cosas, el ejecutivo no ha tenido otra salida que aumentar en cerca de un 26% el presupuesto asignado a este Ministerio en 2023. En total son más de 13.000 millones de euros los aprobados este año -alrededor de 1,2% del PIB- para gastar en Defensa y, según el Ministerio, la dotación presupuestaria que se aporta a los programas especiales de modernización es un 72% superior a la del año anterior.
“Un estímulo para las empresas que constituyen la Base Industrial y Tecnológica de la Defensa”, sostienen. Pero es también una buena excusa para que las startups se fijen en este ámbito que, de aquí a unos años, se presenta prometedor teniendo en cuenta, además, que suelen ser tecnologías de doble uso.
También por parte de los responsables del sector parece haber interés por captar ideas emprendedoras relacionadas con la seguridad y la defensa que les apoyen en el camino a la modernización. Por tercer año consecutivo se han convocado los Premios de la Fundación Feindef al emprendimiento en los que esta última edición han resultado ganadoras las startups Genaq, especializada en el desarrollo e industrialización de generadores atmosféricos de agua, y Fossa Systems, enfocada en la conectividad satelital a través del IoT haciendo uso de pequeños satélites que la startup madrileña diseña y comercializa.
Fossa Systems, la ganadora del primer premio, fue creada por el joven Julián Fernández a la edad de 18 años. Entre sus planes está desplegar una constelación de 80 picosatélites antes de que finalice 2024. Por su parte, los generadores atmosféricos de agua de Genaq son una solución tecnológica real para la dificultad de acceso a agua potable que sufre en la actualidad el sector de Defensa, en concreto para los campamentos militares o humanitarios y para los hospitales de campaña.
Otra startup que extiende sus desarrollos al ‘campo de batalla’ es Cyber Human Systems, una marca del grupo Gogoa Mobility Robots, donde empezaron diseñando y desarrollando exoesqueletos de uso sociosanitario y ahora los han extendido a la industria militar.
“Hemos hecho el recorrido a la inversa, empezar por el ámbito civil para pasar después al militar”, declara Carlos Fernández, socio fundador de esta startup vizcaína especializada en biotecnología medtech. Desde hace un tiempo, la empresa colabora con el Ministerio de Defensa en el que han bautizado como Proyecto GUDEX (la suma de gudari o soldado vasco y exoesqueleto). Se basa en crear el primer exoesqueleto para combatientes dentro del programa Fuerza 2035 del Ministerio de Defensa. Con él se persigue mejorar significativamente la capacidad de los soldados en el campo de batalla, proporcionándoles una ventaja crucial en términos de movilidad, resistencia y precisión en el tiro gracias a sus brazos robotizados. Monitoriza también el estado físico de los soldados mediante la incorporación de sensores que miden constantes vitales como el ritmo cardiaco o la saturación del oxígeno en sangre.
El dispositivo robotizado y modular está ya en pruebas. En el desarrollo colaboran otras organizaciones como Yuma, para las mochilas de combate; FECSA, especializados en la fabricación y suministro de productos textiles técnicos para el sector militar; y el CEIT, Centro Tecnológico Vasco.
Además de Gudex, en Cyber Human Systems están inmersos en otro proyecto de mayor envergadura con el desarrollo del futuro exoesqueleto de los combatientes de la UE en el marco del proyecto ACHILE (Augmented capability for high end soldiers). En éste se busca desarrollar soluciones innovadoras para el soldado europeo de la próxima generación.
También con el ejército, pero en este caso para soldados de los ejércitos de Mali, Senegal y Líbano, colaboran en Ayúdame3D, proporcionándoles de forma gratuita brazos biónicos y otras prótesis para soldados que sufren amputaciones. Se trata de un proyecto social puesto en marcha por Guillermo Martínez Gauna-Vivas con el que, afirma, “no queremos hacer negocio con la salud de la gente”. De aquí que los millares de prótesis que fabrican anualmente con sus impresoras 3D sean siempre gratuitas para el receptor habilitando otras fuentes de ingresos distintas al core de la compañía.
Entre el medio millar de brazos biónicos que entregan al año, más de 40 se han repartido entre los ejércitos referidos. Aquí han colaborado con diferentes cuarteles formando a su personal en la toma de medidas y colocación de las prótesis. Para evitar desplazamientos, los ejércitos extranjeros les pasan la información de lo que necesitan, ellos construyen en Madrid la prótesis conforme a las medidas que reciben y luego la envían al país de destino.
Por su parte en Aitex (Asociación de Investigación de la Industria Textil) colabora en numerosas ocasiones con el Ministerio de Defensa trabajando en proyectos de I+D. Entre los muchos proyectos desarrollados para este mercado, se encuentra el denominado Vestlife con el que se ha desarrollado un chaleco de protección balística modular y ligero que incluye sensores para la determinación de contaminantes NBQ (nuclear, biológico, químico o radiológico). También se quiere conseguir el desarrollo de diferentes tipos de blindaje de protección balística con características avanzadas en el rendimiento.
Por último, al igual que en muchos de los casos citados, también la industria de los drones ha dado el salto del uso civil al militar. El ejército español ha tardado un poco en ponerse las pilas en este sentido pero visto el papel que están desarrollando los drones en conflictos como el de Ucrania, Defensa decidió este año invertir 40 millones en la creación de una unidad de élite de drones: UDRUME, al que quieren convertir en centro de referencia de drones de alta capacidad para emergencias y se estima que funcionará a pleno rendimiento en 2025.
Ni de lejos se ha llegado al objetivo de inversión en Defensa del 2% del PIB de cada país miembro de la OTAN, tal y como explica el analista