VALÈNCIA (EFE). La Agència Valenciana de la Innovació (AVI) ha financiado el desarrollo de un nuevo biosensor, basado en tecnología fotónica y diseñado específicamente para la industria agroalimentaria, que es capaz de detectar las bacterias con mayor incidencia en los productos y líneas de fabricación de forma más rápida, eficaz y económica que las alternativas ya presentes en el mercado.
El proyecto, bautizado como Bacterio, ha finalizado con éxito después de tres años de trabajo en los que han colaborado grandes empresas del sector agroalimentario y centros de investigación de la Comunitat Valenciana, bajo la coordinación de Lumensia Sensors, firma especializada en el desarrollo de sensores fotónicos.
Este nuevo método de detección desarrollado a partir de circuitos fotónicos integrados permite automatizar la identificación de patógenos tanto en las materias primas que sirven de base para la elaboración de alimentos como en las muestras de productos ya finalizados.
Se trata de una tecnología que salva, además, las limitaciones técnicas de los actuales sistemas de análisis, que requieren tiempos de espera de hasta 48 horas para ofrecer resultados.
El nuevo dispositivo se ha probado con muestras agroalimentarias reales, donde ha demostrado su fiabilidad y utilidad en la detección de las bacterias Salmonella spp, Listeria monocytogenes y Echerichia Coli tanto en productos cárnicos y vegetales de cuarta y quinta gama como en comidas preparadas.
Tras completar la validación de este prototipo para los tres microorganismos objetivo y las diferentes matrices alimentarias examinadas, el equipo resultante será certificado como "método alternativo" a los considerados de referencia para su comercialización.
Tanto es así que las tres empresas agroalimentarias que han participado en su desarrollo están interesadas en incorporar esta tecnología de forma definitiva en sus plantas de producción.
"La resistencia y la adaptación de los microorganismos patógenos implicados en diferentes sectores alimentarios hace que sea difícil su detección temprana y control, incluso con todos los avances realizados en productos y técnicas de desinfección", ha asegurado la responsable investigadora y coordinadora del proyecto, Ana Fernández Blanco.
El nuevo sistema proporciona ventajas respecto a las alternativas actuales, no por la sencillez de su uso y fiabilidad, sino porque, al reducir drásticamente el tiempo de espera de los resultados, se reducen los costes de almacenamiento, energía, logística de los productores, lo que redunda en una mejora de su competitividad y la reducción directa de su huella de carbono.
Por otro lado, los alimentos son liberados antes, con lo que su llegada a los puntos de venta es más rápida y, por tanto, el desperdicio de comida menor. Finalmente, el análisis rápido permite el establecimiento de planes de control más eficaces sin aumentar el coste, lo que permitirá atajar los brotes de forma más temprana.
En el consorcio que ha diseñado y validado el dispositivo han participado Embutidos Martínez, Platos Tradicionales y Verdifresh, el Centro Avanzado de Microbiología de los Alimentos (CAMA), el Centro de Tecnología Nanofotónica (NTC) y el grupo de Biodiversidad Microbiana del Ciclo del Agua (BIOMICA) perteneciente al Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (IAMA), todos ellos adscritos a la Universitat Politècnica de València (UPV).