VALÈNCIA. Desatado. A caballo entre la celebración de Tardelli en el Mundial del 82 y la de un deportista presumiendo de su séptimo título, así festejó el habitualmente comedido conseller de Hacienda, Vicent Soler, la aprobación de las cuentas de 2022. El veterano socialista se tomaba así la revancha de las muchas veces que en los tres días la oposición se cebó en su menor influencia en esta última negociación. 'Puede que ya no sea la estrella pero tengo uno más en mis vitrinas', parecía decir alzando los brazos.
Como otros de los anteriores presupuestos del gobierno de Ximo Puig, estos vuelven a parecer los últimos. La convocatoria electoral lo definirá, pero esta vez pueden serlo. O no. De la siempre compleja negociación para pactar las cuentas entre los socios de gobierno, el pacto del Botànic sale con una nueva fórmula de negociación que ha generado nuevos equilibrios y con una unidad reforzada (básicamente por no haberse agrietado más) que le ha permitido pactar una tasa turística que promete enfrentarle a la patronal hotelera.
No hubo grandes afectos al acabar la votación (un rápido abrazo entre Puig y Mónica Oltra, no tan frío como otros años pero lejos del calor de los primeros) pero tampoco grandes pullas en estas últimas semanas. Olvidado ya el frustrado idilio entre el PSPV y Ciudadanos que les amargó a unos y a otros la aprobación del presupuesto del año pasado, los tres socios saben que, en el mejor de los casos para ellos, se continuarán necesitando tras los siguientes comicios.
Tras años clamando por un cambio en el modelo de negociación, la vicepresidenta Oltra logró por fin esquivar el cara a cara de cada conselleria con la de Soler y que se estableciera una mesa política con representantes de las tres formaciones. De ahí salió el pacto que permitió presentar las cuentas, eso sí fuera de los plazos que marca el Estatut, pero no tanto como para no aprobarlas antes de final de año y que se tuviera que prorrogar el presupuesto. Se evitaron también las críticas veladas o directas entre ambos pesos pesados, aunque la oposición hizo sangre con el socialista.
Previamente, una reunión entre la líder de Compromís y el vicepresidente tercero, Héctor Illueca, selló un pacto no escrito con Unides Podem-EU que ha propiciado un frente común en cuestiones como la tasa turística o À Punt.