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el cielo aguarda / OPINIÓN

Un tranvía llamado… presupuestos

Foto: Inma Caballer/ Corts
10/11/2022 - 

El martes terminaron las comparecencias en Les Corts de los consellers para explicar las líneas generales del proyecto de presupuestos de la Generalitat Valenciana para 2023. En su presentación, el conseller de Hacienda, Arcadi España, justificaba el presupuesto queriendo casar el deseo con la realidad. Pero estos octavos presupuestos son realmente el divorcio definitivo entre el deseo del Botànic y la realidad del día a día que sufren los valencianos.

Si echamos la mirada atrás, cuando se presentaron los primeros presupuestos botánicos, la deuda acumulada de la Comunitat Valenciana ascendía a 40.064 millones de euros y el PIB per cápita valenciano (indicador que utilizamos para comprobar la calidad de vida) alcanzaba la cifra de 20.301 euros. A fecha de presentación de los presupuestos para 2023 la deuda acumulada ya se sitúa en 54.260 millones de euros y el último PIB per cápita publicado, solamente crecía un 2,4% hasta los 20.792 euros. La inflación, por el contrario, ha crecido un 16,2%.

Cuanto mayor es la deuda, menor es la reclamación que ejerce este Consell hacia el gobierno de España. Mayores ingresos en el presupuesto se convierten en menores preocupaciones. Y, por tanto, la solución más fácil elegida por los tres partidos que conforman el Botànic (el Partido Socialista, Compromís y Unidas Podemos), no es otra que la de exprimir al contribuyente valenciano a base de subir los impuestos. Ellos lo llaman reforzar la progresividad fiscal y consolidar el principio de justicia fiscal.

La recaudación por impuestos directos en estos años se ha incrementado en un 86,16%. Los impuestos indirectos lo han hecho en un 46,54%. Mientras que las tasas y otros ingresos lo han hecho un 173,74%. En el presupuesto del 2023 este Consell pretende recaudar 6.696,67 millones de euros más que lo presupuestado en el primer año de mandato botánico de 2016.

Sin lugar a duda se recauda más, pero también se gasta mucho más. Y no de la manera más adecuada y eficiente. Así, nuestros mandatarios, a los que colocamos cada 4 años con nuestro voto al frente de esta Comunitat, nos siguen endeudando a un ritmo frenético, desenfrenado, sin control y convirtiéndonos poco a poco en ciudadanos más pobres con unos salarios que pierden poder adquisitivo año tras año.

Al conseller de Hacienda, Arcadi España, se le olvidó cerrar su comparecencia de presupuestos con la célebre frase de la obra teatral que da pie al título de mi artículo, y que me permito modificar aquí: “Siempre he dependido de la amabilidad de los valencianos”. Aunque esto no lo sabrá hasta ver qué nos depara ese tranvía rumbo a las elecciones autonómicas de mayo de 2023.

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