VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, estudia cambios profundos en el Gobierno valenciano que acometería esta misma semana. Pese a que el jefe del Consell no ha propiciado ninguna crisis del Ejecutivo desde que alcanzó el poder en 2015 con el Pacto del Botánico firmado con Compromís y Podemos, en esta ocasión distintas fuentes del entorno del presidente admiten que sí está sobre la mesa abordar una remodelación para dar "un impulso" al gobierno en la recta final de la legislatura, según palabras del propio Puig.
Ahora bien, el cambio a priori se limitará a algunas de las áreas que controla la formación socialista. Los socios del Botànic, Compromís y Unides Podem, no se muestran interesados en realizar modificaciones, por los que las que sufrirían relevos serían las ostentadas por el PSPV-PSOE. Eso no resta importancia al empaque de las remodelaciones que se encuentran en estudio, puesto que afectarían a priori a tres importantes áreas: Sanidad, Hacienda e Innovación. Si bien algunas fuentes no descartaban todavía que pudiera implicar a Obras Públicas.
De esta manera, Puig pondría el foco en varias situaciones delicadas al mismo tiempo que tienen que ver con la solución de problemas sanitarios, presupuestarios y también con cierta mirada alicantina. El desencadenante de esta posible crisis hay que buscarlo la semana pasada, cuando el portavoz del PSPV en Les Corts desde 2015 y vicesecretario general del partido, Manolo Mata, anunció que dejaba sus cargos para regresar a la abogacía y, en especial, a la defensa del empresario Jaime Febrer investigado en el caso Azud, donde existen conexiones con el PP y el PSPV.
Las opciones en boca de la mayoría para sustituir a Mata son tres: la portavoz adjunta Carmen Martínez -tiene el handicap de ser también alcaldesa de Quart-; el diputado José Muñoz -tiene el problema de ser vicesecretario de Organización, un puesto orgánico muy exigente- y la consellera de Sanidad, Ana Barceló, con contrastada experiencia parlamentaria y que, tras salir 'viva' de la gestión de la pandemia, dejaría paso para el difícil reto de la reconstrucción sanitaria 'postcovid'. Esta última opción es la que ha ganado enteros en los últimos días, lo que ha incrementado las posibilidades de que Puig se anime a realizar más cambios en el Ejecutivo.
Ahora bien, no son pocos en el PSPV los que opinan que Barceló sería más útil como consellera de Innovación -área situada en Alicante- en sustitución de Carolina Pascual. El motivo, que la titular de Sanidad ha sonado con fuerza como futura candidata a la alcaldía de Alicante, por lo que este puesto le permitiría un aterrizaje con vistas a las elecciones municipales de 2023. No obstante, parece que en el entorno de Puig se considera que el puesto de síndica -también sonó la posibilidad de delegada del Gobierno- protegería a Barceló del desgaste sanitario y le haría mantener intacta la visibilidad adquirida en la gestión de la covid.
Sobre esto, hay quien opina que el presidente sí querría introducir un cambio también en la mencionada Conselleria de Innovación y Universidades, pero buscaría otro perfil distinto a Barceló que también pudiera gozar de proyección llegado el momento. Cabe recordar que, probablemente, Puig haga coincidir las elecciones autonómicas con las municipales el año próximo, por lo que resulta importante armar un proyecto potente para la ciudad de Alicante.
El análisis que se viene realizando en Presidencia de los posibles escenarios es tan amplio que podría alcanzar también a otras instituciones, como la Delegación del Gobierno actualmente en manos de Gloria Calero, históricamente próxima al exministro José Luis Ábalos.
Fuentes del Ejecutivo creen que Puig podría utilizar este puesto para apuntalar la remodelación del Consell. Una de las posibilidades que suena es la de que el titular de Hacienda, Vicent Soler, pudiera ejercer esa función de tercera autoridad de la Comunitat Valenciana. Dirigentes socialistas opinan que el perfil marcadamente nacionalista valenciano del veterano conseller no se ajustaría al puesto, pero otros lo ven como un cargo donde podría combinar la reivindicación de las necesidades valencianas -como la reforma de la financiación- con los intereses del Gobierno central.
En este sentido, algunos altos cargos consideran que el relevo en Hacienda estaría justificado tanto por el desgaste de Soler -cumplirá 73 años en junio y ha tenido algún achaque de salud- como por intentar facilitar un nuevo impulso a la conselleria. El discurso político del histórico dirigente ha girado en torno a la financiación pero la legislatura se agota y no todavía no ha cristalizado la reforma tras siete años de reivindicación. El crecimiento de la deuda valenciana y la gestión de la crisis económica heredada de la covid y de la guerra en Ucrania, significa para algunos un punto de inflexión para replantearse algunos cambios dirigidos a la contención del gasto.
Más allá de los distintos escenarios planteados, poco se sabe de los posibles relevos. Tanto en Sanidad como en Innovación, las distintas fuentes consultadas apuntan a nombres 'nuevos', mientras que en Hacienda existen más opciones a que el relevo de Soler conociera la 'casa', especialmente en un departamento tan complejo que debe gestionar el diseño de los presupuestos.