entrevista

Vicente Cornelles: "En Castelló hay mucho ego, no hay un sentimiento colectivo por la cultura"

15/11/2021 - 

CASTELLÓ. Vicente Cornelles (Castelló, 1962) ha ejercido de periodista toda su vida. Entró a formar parte en la redacción del diario Mediterráneo tras acabar la carrera de Ciencias de la Información y ahí continuó hasta hace unos meses, cuando dejó de formar parte del medio provincial. En sus últimos años, el castellonense se volcó en la información cultural, pero durante su extensa trayectoria ha sido redactor jefe de las secciones de Local y Municipal. Además, también ha trabajado en Antena 3 Radio y como corresponsal de El Mundo y el Periódico de Catalunya en Castellón. Se ha especializado en Memoria Histórica y es en la información referente a Fiestas donde más ha dejado patente su pasión por la profesión. Con todo, Cornelles empieza nueva etapa. Aunque rehúsa a que lo califiquen como escritor, "soy periodista"-defiende-, ha publicado recientemente el libro Ciudad Turquesa y Naranja. Relatos para la supervivenciaUn conjunto de artículos, mini relatos y vivencias, a modo de dietario, que escribió del 17 de diciembre de 2020 al 17 de julio de 2021. Cornelles atiende a Castellón Plaza para hablar de las dudas y certezas que quedan reflejadas en sus páginas, pero también para 'radiografiar' la profesión, la ciudad y hasta la política municipal. 

-Toda una vida ejerciendo como periodista. ¿Qué etapa de todas recuerdas con más cariño?
-El periodismo ha cambiado mucho. Ese periodismo de contacto que se hacía en la calle ya no existe y por supuesto, mi etapa más bonita fue en los primeros años de trabajar en Mediterráneo. Empecé con la máquina de escribir en una redacción de unas diez o doce personas y éramos un equipo. Un equipo que nos ayudábamos entre todos. A mí me gusta una redacción en la que haya ruido, que la gente comente y se ayude. Eso lamentablemente ha desaparecido. Aunque hace dos semanas estuve en un congreso de periodismo, en Valladolid, donde Iñaki Gabilondo comentó que hay que tener esperanza porque volveremos a ese periodismo de calle, de contacto diario. 

-¿Tuviste siempre claro que querías dedicarte a la información?
-Sí, a los 14 años ya lo sabía. Lo digo sin ninguna intención de parecer pedante, pero mi hermano gemelo seguía jugando al fútbol y yo me devoraba El País y La Vanguardia. Estaba interesado por todas las noticias que ocurrían a mi alrededor. Sin saber exactamente lo que era el periodismo, quería informar. 

-Siempre has estado muy vinculado a tu ciudad y a la información local. ¿Nunca pensaste en trabajar para medios nacionales?
-Sí que tuve alguna oportunidad de ir a Madrid o Barcelona, pero siempre me ha atrapado la ciudad. Además yo leía en casa Mediterráneo, formaba parte del paisaje de mi casa. Me interesaban las cosas que pasaban en mi ciudad. Empiezas a conocer quién es quién y me fui implicando cada vez más. También es verdad que me sentía más seguro. 

-¿Qué es lo más complicado y desagradecido del periodismo local?
-Precisamente que nos conozcamos todos. Hay una cercanía muy próxima entre un periodista y un concejal, o entre un periodista y un empresario. Tú haces una noticia que consideras que se está escribiendo de una manera muy rigurosa y al día siguiente el político de turno te llama para pedirte explicaciones. Eso es lo peor y lo mejor. Yo también defiendo esa cercanía, aunque a veces te haga pasar malos momentos.  

-Has pasado por casi todas las secciones que conforman un periódico: sociedad, política, tribunales, deporte, hasta acabar tus últimos años en cultura. ¿Dónde te costó más trabajar?
-A mí me gusta mucho la política, es muy divertida. Ahora estamos viviendo un momento político extraordinario, pero creo que, menos en sucesos que es muy desagradable, en todas he estado a gusto. Hasta me hicieron hacer un especial de moda y gracias a esa propuesta, sé lo que son las mangas ranglán. La información cultural es la más agradecida porque es la que te permite más creación y reflejar lo que sientes, lo que te transmite, por ejemplo, una obra de teatro.

-¿Algún tema sobre el que no te apeteciera escribir y así se te impuso?
-Algunos hay, pero siempre está el mecanismo de defensa de no firmar esa información y poner 'redacción'. Lo he hecho cuando no estaba de acuerdo con el planteamiento que se le quería dar a una información o cuando no entraba en mi ideología. Es una buena coartada. 

-Ahora publicas un libro donde opinas de casi todo. ¿Nunca has temido las consecuencias de ser tan crítico?
-No, en absoluto. El periodismo tiene que ser crítico, militante, de compromiso, debe estar pendiente ante las injusticias. Siempre habrá una visión muy subjetiva, pero creo en ese periodismo de denuncia social. Cuando ves cosas que son denunciables hay que denunciarlas. Hay muchos intereses creados y lobbies, pero el periodista ha de ser valiente. Valiente con la cobertura, que a veces no existe, de la empresa en la que estás trabajando. 

-Dice Juan María Calles en el prólogo de tu libro que "no faltan periodistas, sino periódicos a la altura de los nuevos tiempos". ¿Estás de acuerdo?
-Hay medios de comunicación que se han quedado anquilosados en el pasado, se están limitando al corte y pega de las noticias, a no entrar en profundidad en las noticias por miedo. Hace falta un medio de comunicación en Castellón que refleje de verdad la realidad de Castellón, eso no lo hay. Posiblemente Castellón Plaza lo está intentando, pero periodistas hay muchos y muchos en el paro.  

-La cultura en Castelló ha cambiado mucho durante los últimos años y, aunque con muchas carencias todavía por resolver, los profesionales parecen en gran medida contentos. ¿Qué radiografía harías tú?
-Castellón es una ciudad bipolar, porque, vivimos las fiestas en Magdalena como si no hubiera un mañana, pero el resto del año qué, no se defiende esa ciudad. Castellón es una ciudad eminentemente cultural. Incluso, antes de los años 20, Azorín dijo que Castellón era la capital cultural del País Valenciano. En aquellos años los teatros estaban llenos, los cines... Había muchas tertulias culturales. Una edición de libros impresionantes. Pero, los canales de representación política no han estado muchas veces a la altura y no han impulsado los proyectos. Castellón podría ser a nivel cultural la Málaga o la Palma de Mallorca del Levante Ibérico, porque tiene infraestructuras y un potencial. Pero falta un apoyo conjunto de las instituciones y también unión. El Instituto Valenciano de Cultura programa sus cosas, el Ateneo también por su parte... Además, siempre lo he dicho, Castelló no será nada mientras no salga en una portada de El País con un festival de cine como San Sebastián o una exposición de Chillida que tenga una repercusión. Se hacen cosas pero se queda mucho para nosotros. Deberíamos abrir más las puertas y ser más ambiciosos. Y esa ambición se consigue con la coordinación entre todos. Ahora hay como "capillitas", cada uno ofrece su programa cultural, pero no hay una conexión. Y en todo esto, la Universidad, queda como lejana a la ciudad de Castelló. Ha de comprometerse más. 

-Es evidente que la ciudad no es lo que era, ni por el volumen de salas de música que quedan, ni de galerías o tiendas de música.
-Claro, al final se cansan, porque ven que no hay apoyo de las instituciones y que esas "capillitas" viven a espaldas de las otras "capillitas". Hay mucho ego, no hay un sentimiento colectivo de cultura en la ciudad. Además, Castelló, que tiene unas señas de identidad muy claras, las está perdiendo. En parte, porque no nos interesamos ni le damos importancia a nada. Nos falta querernos más. Somos los únicos que nos dicen que la ciudad es fea y asentimos. Castelló es bonita. Hay un caos urbanístico, pero tiene rincones preciosos. 

- Aunque llevas toda una vida escribiendo en papel, eres de esas personas que han sabido adaptarse al mundo digital. Además de porque continuas escribiendo de actualidad en tu blog personal, no rehúyes de casi ninguna red social.. ¿Hay que adaptarse a las redes, pese a quien le pese?
-Las redes sociales no son medios de comunicación, pero son una forma de expresión, expresión artística y cultural. Es verdad que pueden llevarte a situaciones no queridas, pero bien usadas pueden ser un soporte impresionante para expresarte. Soy un defensor acérrimo de las redes sociales por eso, porque te dan mucha libertad.

Tus ganas de escribir además las puedes continuar en esas nuevas tecnologías. Utilizo todas las plataformas posibles. Es verdad que me gusta un cierto exhibicionismo y postureo, pero utilizo todos los mecanismos posibles a mi alcance. Ahora podría ser escritor, pero yo soy periodista al cien por cien, lo que me gusta es contar cosas. 

-También hablas de política en tu libro y puestos a valorar, ¿estás contento con el actual ayuntamiento?
-El actual ayuntamiento empezó con muy buen pie, fue un cambio necesario y radical después de 25 años de gobierno municipal del Partido Popular, porque además el PP estaba en ese momento agotado. Fue un cambio de gobierno esperado con mucha ilusión. Los primeros meses se basaron en levantar la ciudad, pero también es verdad que la pandemia truncó o ha truncado algunas de esas expectativas. Algún proyecto municipal a mí personalmente no me gusta, porque incluso atenta contra la seña de identidad de Castellón como es el proyecto de la avenida Lidón. No estoy de acuerdo y lo digo con conocimiento de causa; va a causar muchas molestias a los vecinos cuando es una avenida que no plantea ningún problema. Está muy bien como está. El tráfico fluye y frente a esa avenida hay otras que sí están muy degradadas como Hermanos Bou. Una avenida de acceso al mar, imagen para muchos turistas, que está indecente. También la plaza Víctor Falomir, que está delante de la Estación, es escaparate de Castelló para los que llegan a la ciudad en tren y no está en condiciones. Pero lo que te decía antes, no se reivindica lo que tenemos. 

-¿Y qué autocrítica harías de ti mismo? ¿En qué le ha faltado a Cornelles incidir como periodista?
-La verdad que lo he tocado todo. Me he mojado mucho en Fiestas, por ejemplo, porque conozco la infraestructura. Pero, de verdad, que he tratado muchas temáticas.

-También se te reconoce por tus otras filias, el CD Castellón o la Magdalena. ¿Les dedicarás ahora, que puedes, más horas?
-Claro, además, la Magdalena ya no es que las viva con intensidad, es que he formado parte de muchos colectivos y las conozco desde todos los ángulos. Sé de primera mano cuáles son los pesares y dificultades de las gaiatas. Pero por supuesto que lo voy a disfrutar, al igual que el fútbol. Antes por el propio trabajo no podía. Y como se dice, en la vida solo hay dos cosas que se eligen, los amigos y el club de tus amores. 

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