CASTELLÓ. Catedrático de Química Inorgánica de la Universitat Jaume I, el curriculum de Vicente Esteve es amplio. Doctor en Ciencias Químicas por la Universitat de València e ingeniero técnico industrial por la Universitat Politècnica de València, es autor de más de 75 publicaciones, 71 comunicaciones a congresos y ha participado en 47 proyectos y contratos de investigación, en 18 de ellos como director. Ha tutorizado cerca de dos mil alumnos y alumnas del programa de prácticas y ha dirigido cuatro tesis doctorales, una tesina, tres trabajos de investigación del Programa de Doctorado de Química Molecular y Materiales y 36 trabajos finales de máster en el programa de Riesgos Ambientales y Laborales. Forma parte del Grupo Especializado de Cristalografía de la Real Sociedad Española de Química desde 2010, evaluador científico de la Generalitat catalana desde 2011 hasta 2016 y experto designado por el Gobierno español para la revisión de la metodología IPPC/OCDE/AIE para la realización de los inventarios de gases de efecto invernadero. Este viernes, 12 a las 19.15 horas, pronunciará una conferencia en el Ateneo de Castellón sobre Contaminación atmosférica: origen, composición y consecuencias locales, regionales y globales .
-Como investigador de la comunicación atmosférica, ¿por qué hay que distinguir entre sus consecuencias locales, regionales y globales?
-Porque a veces, en los temas de contaminación, perdemos la perspectiva: desde una perspectiva global, el calentamiento atmosférico es importante, pero los mismos gases que intervienen en el calentamiento a nivel global, no son los más perjudiciales a nivel local. Me explico: el dióxido de carbono no es tóxico pero contribuye en gran medida al calentamiento global. Tanto por sí mismo como en suma con otros factores hace que que se derritan hielos polares, suba el nivel del mar y se desplacen determinados cultivos o animales. Eso no tiene la más mínima importancia a nivel local: no te puede matar, no a ti, sino quizá a tus nietos. Pero hay otras emisiones que sí lo pueden hacer, aunque no son importantes a nivel global. Básicamente, el automóvil. Los óxidos de nitrógeno y las partículas que se producen… y de una forma indirecta, el ozono, que es un contaminante secundario.
-Habla del automóvil. ¿Hasta qué punto influye en el conjunto de la contaminación?
-Hagamos otra distinción: una cosa son los contaminantes que emitimos nosotros y otra los que se forman en la atmósfera por la suma de lo que existe de forma natural y de lo que estamos emitiendo, en reacción a esas emisiones. Por ejemplo, las partículas que se emiten a la atmósfera pueden causar y agravar enfermedades preexistentes y tiene como consecuencia morbilidad y mortalidad: hay gente que muere por episodios de contaminación local. En cuanto a los vehículos, los óxidos de nitrógeno pueden matar, producir enfisema y enfermedades, básicamente con origen en los diésel. La contaminación industrial es, en general, menos importante a nivel local, porque ya no solemos tener las industrias dentro de las ciudades, aunque sí en su entorno. Y si lo miramos en el conjunto de la provincia, desde luego es más preocupante el problema del coche.
-¿Tanta importancia tiene el tráfico en el conjunto?
-La contaminación atmosférica tiene un origen industrial pero también ligado al tráfico: en las ciudades es el más importante de todos con mucha diferencia. Puede parecer una barbaridad pero, como media, en Europa y en España todos los años muere más gente como consecuencia de la contaminación producida por el tráfico que por los accidentes de tráfico. Y fíjate cómo estamos en los accidentes.
-Los protocolos anticontaminación de las ciudades van a más.
-Sí, pero el aire no conoce de fronteras entre municipios ni entre calles, por eso lo de Madrid y su protocolo anticontaminación actual es un poco una tontería, porque dejar la almendra central libre mientras el resto puede seguir circulando sin problemas… el viento influye y también hace que llegue dentro la contaminación, obviamente. Lo que sí existe en las ciudades son lo que llamamos street canyons, como cañones de los ríos. En Castellón, podría ser por ejemplo la avenida del Mar: calles que están perpendiculares a la costa, en dirección al mar y muy influenciadas por el régimen de brisas. Eso se nota: vas por una calle donde hace calor y al cambiar de repente sientes frío.
El dióxido de carbono no es tóxico, pero contribuye en gran medida al calentamiento global: no te puede matar a ti, pero quizá sí a tus nietos
-¿Cómo influye la disposición de las calles, en cuanto a la contaminación en una ciudad como la nuestra?
-Mira, por ejemplo tienes una calle paralela a la costa, sin apenas movimiento de aire. Todo el tráfico genera una contaminación que queda encajonada entre los edificios y está ahí: no se va. Y está actuando. Si además pillas un día que haga calor y sea una zona con mucho sol, se suma un problema de ozono y de compuestos que son oxidantes fotoquímicos. Ojo, son compuestos que no hemos emitido, pero que se están formando ahí. El ozono formado desde óxidos de nitrógeno y con los hidrocarburos inquemados que a veces salen por los escapes, como consecuencia del paro y arranco… todo eso junto da lugar a unos compuestos muy oxidantes que son los responsables muchas veces de que tengamos ese picor en los ojos o ese hormigueo en la nariz. Todo ello pasa a nivel local.
-¿Y a nivel regional, cuáles son las consecuencias de la contaminación?
-A nivel regional es donde cobra importancia la industria, porque los movimientos del viento llevan la contaminación de una a otra población. Es el viento el que hace que esos contaminantes vayan de una ciudad a otra, según dónde tengamos puesta la industria. Ahí es muy importante el ordenamiento urbanístico.
-Cuando hablamos de ese ordenamiento, a menudo pensamos en los casos extremos, como por ejemplo en una zona limítrofe entre dos municipios con una industria al lado de una zona verde. Pero al tomar decisiones sobre urbanismo, ¿se tiene realmente en cuenta la opinión de los expertos en contaminación ambiental?
-En teoría sí. Y te doy casos concretos: al hacerse una modificación de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) o un nuevo PGOU, hay que hacer un estudio de impacto ambiental, y después se emite una declaración de impacto ambiental. Y cuando se modifica y una zona dotacional o rural pasa a ser, por ejemplo, industrial, es preceptiva la elaboración de un estudio de impacto ambiental. En Castellón, por ejemplo, al crearse la UJI en el Campus del Riu Sec, como el suelo era agrario, hubo que hacer un estudio. Y lo hice yo. Y también me encargué de ello cuando se hizo la Ciudad del Transporte, en los 90. Y si en ese estudio haces alguna corrección al proyecto original, es preceptivo incluirla. En la UJI no pasó nada pero en la Ciudad del Transporte, al hacer la modificación no se previó que eso que antes era tierra de cultivo que al llover, absorbía el agua. Y al desaparecer esa tierra bajo el asfalto, ese agua se canalizaría hacia algún sitio. Hice cálculos y escribí que muchas veces se desbordaría el barranco de Fraga, y dije que se tenía que encauzar el barranco para evitar desbordamientos. Pero pese a ser preceptivo no se hizo, hasta muchos años después, al ver que se desbordaba y que la carretera de Almassora se inundaba… es cuando se hizo, se canalizó. [En marzo de 2013 fue inaugurado el encauzamiento del barranco, casi 20 años después de que las primeras empresas se instalaran en la Ciudad del Transporte]
-Así pues, ¿hay veces que se incumple el informe de impacto ambiental por la vía de los hechos?
-Esto te sonará: perro no come carne de perro. La Administración no sanciona a la Administración, y si lo hace, no hace caso. En ese tema, como eran todo administraciones implicadas, nadie hizo caso hasta que la situación fue insostenible.
En verano, desde el satélite se puede ver lo que llamamos el río de aire, una masa de aire que sube por el río Mijares hacia la Meseta, también con la contaminación
Pero volviendo a tu pregunta sobre el planeamiento urbanístico, en principio uno podría pensar que el peor sitio para poner una central térmica en la ciudad de Castellón es junto al mar, por el régimen de brisas… Tenemos ejemplos en España que nos podrían llevar a pensar eso, como la central de As Pontes en La Coruña: por la mañana fumiga toda la ciudad con su humo y luego por la tarde, cambia el régimen de brisas y todo el humo que se había llevado vuelve a fumigar la ciudad en dirección al mar. En Castellón no pasa lo mismo con la térmica: o fuimos más listos o fue por casualidad, pero va todo a Almassora, porque aquí la brisa va perpendicular a la costa pero no siempre, o no durante todo el año. Tenemos un régimen de brisas que por la mañana sí van perpendiculares a la costa pero según se va levantando el día se van haciendo paralelas a la misma.
-¿Cómo es exactamente?
-Toda la contaminación que se genera en el golfo de León y en Barcelona, por la mañana entra hacia Castellón pero a medida que se levanta el sol se va metiendo hacia Almassora, y sube por el Mijares hacia la Meseta. Especialmente en verano. ¿Por qué? Toda nuestra costa tiene, desde Cataluña, montañas relativamente altas, con lo que la brisa no puede penetrar hacia el interior, pero al llegar al Ebro y aquí al Mijares, ese viento que intentaba meterse y ha ido girando y girando, penetra y se va hacia la meseta. Sobre todo en pleno verano, la meseta -a 600 metros de altitud y recibiendo mucha insolación- se calienta, el aire caliente sube hacia arriba y provoca una depresión, de forma que todo el aire que hay por aquí en la costa junto con las brisas, se va metiendo por los cauces de los ríos hacia la meseta, y de ahí pasa a la Estratosfera, da la vuelta y vuelve a bajar. Y desde el satélite se puede ver lo que llaman el río de aire, una masa de aire contaminada que sube por el río hacia la Meseta. En nuestro caso, la contaminación que se produce en el polígono del Serrallo va más hacia Almassora, por eso en algunas zonas de Almassora los niveles son más altos que en otras zonas más cercanas a la Térmica y al Serrallo.
-¿Qué pasa con la industria cerámica? ¿Cual es el comportamiento de sus emisiones?
-La contaminación de la industria cerámica está dentro de un triángulo: donde más se nota es en Onda, Almassora, Vila-real, y llega algo hasta Burriana, pero menos…
-¿Y existe mucha diferencia en los indicadores entre ese triángulo y fuera del mismo?
-Pues sí, y además puedes ver la diferencia entre distintos contaminantes: la industria cerámica principalmente produce partículas en suspensión en la atmósfera, y puedes conocer la concentración de partículas. Pero nosotros además medimos la composición: y entonces en Castellón ciudad encuentras más partículas carbonáceas procedentes de los automóviles, de los diésel sobre todo, y mientras, en l’Alcora, Onda y Vila-real son más de origen cerámico. A la capital llega poco. Ten en cuenta que donde se produce, con el régimen de brisas que tenemos, éstas no vienen del interior. Afecta mucho más a esa zona concreta.
-Pero la contaminación provocada por la industria cerámica ha cambiado mucho y a mejor, en las últimas décadas, ¿no?
-Sí, y claramente ha ido a mejor, efectivamente. En el año 97 medí por primera vez arsénico en el aire, en Castellón, y lo documenté antes de que lo hiciera la Conselleria. En aquel caso, la industria de fritas utilizaba unas materias primas que como impureza llevaban arsénico. A las temperaturas que ellos trabajan, ese arsénico se iba por las chimeneas: no afectaba al producto final. El funcionamiento está claro, porque era una materia prima barata. Ahora, en parte también por las normativas, se utilizan materias primas de mejor calidad, de forma que los niveles de emisión de arsénico a la atmósfera han bajado muchísimo. O también en el caso del plomo: hace mucho que el plomo ha desaparecido de los pigmentos: se añadía plomo como fundente, y hace muchos años que el plomo ha desaparecido prácticamente de la atmósfera. Y eso teniendo también en cuenta que antes la gasolina con plomo también emitía plomo a la atmósfera. Todo eso ha desaparecido.
-¿La crisis económica también influye en las emisiones?
-En la última gran crisis, los niveles de partículas bajaron. Se notó que los niveles de contaminación por partículas en el clúster cerámico disminuyeron. Y si los comparabas con la línea de la producción, parecía estar hechas ambas con un pantógrafo: bajaban en paralelo y luego volvieron a subir, pero ahora los niveles son muy inferiores a los de hace 20 años. La industria ha tomado muchas medidas, todo ha mejorado muchísimo, incluido el polvo en suspensión por las ruedas de los vehículos. Todo ha mejorado por directivas europeas que se trasponen y luego por los ayuntamientos, que también hacen sus propias ordenanzas municipales y ahí, por ejemplo, el Ayuntamiento de l’Alcora hizo mucho.
-¿Y la contaminación de dentro de la fábrica también ha bajado?
-Todo ha mejorado, aunque siempre fue superior dentro que fuera, la contaminación. Antes hablábamos de la importancia del urbanismo, y recuerdo un caso real de Onda, cuando en los habitantes de determinadas zonas de la población el nivel de plomo era superior que en los trabajadores de las fábricas. Como teníamos una fábrica y al lado, viviendas, cosa que hoy ya no pasa… y además el que estaba dentro de la fábrica tenía determinadas protecciones, pues pasaban barbaridades de esas. Surgió en un estudio que hizo en su momento el Gabinete técnico provincial de seguridad e higiene en el trabajo, hace más de 20 años. A medida que tenemos datos, se mejora todo.
Los principales responsables de la contaminación somos sin duda los ciudadanos: ni los estados, ni las grandes corporaciones ni las industrias
-Contar con los datos ayuda, pero ¿qué se puede hacer ante un episodio de alta contaminación?
-Pues poco en realidad, porque el ozono lo tenemos en la atmósfera como contaminante no directamente emitido por el hombre, así que sólo podemos intentar evitar los contaminantes primarios. Sólo dar alertas a la población. Antes había en Castellón unos paneles de alerta y ahora han desaparecido: teóricamente hay que dar alertas, pero ahora sucede que te dan la noticia del día antes ahora: “ayer usted no debía haber salido de casa”. Pues vale. Por ejemplo, en invierno, hay situaciones anticiclónicas con mucha estabilidad atmosférica, y se inhiben los movimientos verticales del aire: hace frío, tienes los automóviles, las fábricas y las calefacciones a pleno rendimiento para luchar contra el frío, y todo eso se va quedando en una zona pequeña, no se mezcla y va reaccionando entre sí: mayor concentración de contaminantes primarios y secundarios, que son más peligrosos. Se habla de la boina de Madrid, pero si aquí si te vas a Penyeta Roja, hay días que también la ves perfectamente. Eso que ves de color pardo es esa contaminación. Pero ojo, el ozono del verano no lo ves, y se acumula también… y sólo lo puedes oler si hay mucha concentración.
-A menudo nos quejamos de la falta de lluvias, pero ¿cómo influye su ausencia prolongada en la persistencia de la contaminación?
-Lo que más limpia la atmósfera es el viento, más que la lluvia. Porque lo que hace es diluir la contaminación. Y como ya decía Teofrasto, la dosis hace el veneno. Si diluyes y en lugar de centrarse sobre la ciudad, hace viento y no tienes problema de inversión térmica ni un anticiclón, y se extiende por el doble de superficie, que en volumen es mucho más que el doble, de forma que a lo mejor disminuyes la concentración a una cuarta parte. Y cuando llueve, el agua de lluvia lava lo que hay en la atmósfera, pero por las mediciones que hemos hecho, cuando llueve los niveles de contaminación bajan mucho, en cuanto a partículas. Hice mi tesis doctoral sobre esto y he dirigido otras tres sobre contaminación atmosférica en la provincia. Los gases no bajan tanto, porque no todo se disuelve suficientemente. Pero atención, a los dos días, los niveles de partículas vuelven a estar igual, porque se sigue emitiendo lo mismo. En el momento que cesa el viento, vuelves al régimen inicial que teníamos y recuperas los niveles anteriores. Como mucho, eso tarda dos días.
-Así, pese a vivir en un área con industria, tenemos los mismos motivos que en otras zonas para preocuparnos por el automóvil más que por la industria, en cuanto a contaminación general.
-En general, es más contaminante el automóvil que la industria; luego ya tienes casos concretos en la zona de más industria, Onda, Ribesalbes, l’Alcora, que son pueblos no tan grandes y por tanto no tienen tanto tráfico, en los que pesa más la contaminación industrial que la de los coches. Además, tienes que considerar partículas a nivel global que también tienen importancia, porque aquí tenemos intrusiones de polvo sahariano, que viene del Sahara y del Sahel y que llega al Sur y al Este de la península. Hay una red que mide esto y podemos ver qué porcentaje de contaminación por partículas se ha producido aquí y cuál nos viene de fuera. Y hay veces que el que viene de fuera es muy grande. Son esas lluvias de tierra que todos conocemos, y que se debe a la composición química del propio desierto.
-En definitiva, ¿qué podemos hacer contra la contaminación general, los ciudadanos?
-Antes que nada, ser conscientes de que los contaminantes peligrosos a nivel global no son los mismos que a nivel local. Por ejemplo, es importante que el coche no contamine por lo que hace a nivel local, más que en el global. A veces luchamos contra el CO2 y hay que luchar más contra las partículas y los óxidos de nitrógeno que te pueden matar a ti, que no el CO2 que hará subir los niveles del mar… si te mueres ya no vas a tener hijos, el problema se acota (ríe sarcástico). Es decir, hay que luchar contra todo. Hay muchos automóviles eléctricos que a nivel global contaminan más que los de gasolina, depende del país de Europa… un ejemplo es Grecia. ¿Por qué? Porque la mayor parte de su electricidad la obtienen del carbón. Sin embargo, en Francia, donde la mayor parte es nuclear, el coche eléctrico contamina menos.
-¿Quiénes son los responsables principales de la contaminación en nuestro planeta?
-Sin duda nosotros, los ciudadanos. No son los estados, las grandes corporaciones ni las industrias. Si hasta para ir al baño cogemos el coche, cosa típica en Castellón, estamos contribuyendo a esa contaminación más que una industria. Si consumimos en exceso, también: si tú consumes mucha agua, aunque puedas pagar el recibo, no eres ecologista, por mucho que vayas a los sitios a pie… si consumes mucha electricidad en casa, abusando del aire acondicionado o la calefacción, estás en contra del planeta, aunque digas que pagas la electricidad. Hay que hacer una llamada a la responsabilidad individual y consumir menos automóvil, menos agua, electricidad, y no comprar cosas que no necesitemos, porque generamos residuos: recuerda que hoy todo va envuelto en plástico, difícil de eliminar.