CASTELLÓ. El menú diario tradicional estaba condicionado por el trabajo del campo y del agricultor, respondiendo a las inclemencias climatológicas y a su exposición a las estaciones. En concreto, un día en la primera mitad de los años XX, cualquier vecino del pueblo de Villanueva de Viver veía salir el sol con unas gachas de harina y agua complementada con sardina que apañaban un desayuno digno de las frías mañanas de invierno. La leche no se democratizó como desayuno hasta los años 60 y sólo para quienes podían permitírselo. El almuerzo es de sobra conocido por nacer en el campo, la base es de pan, algunos frutos secos y con embutido; el agua y el vino no faltaban. Legumbres y arroz para las comidas, poca fruta se comía por entonces en esta zona, la temporada de los manzanos son de escasos tres meses. Pan y vino para merendar, con azúcar, o con miel, huevos, olivas y dulce de membrillo. Y para cenar, siempre había una elaboración de patatas, el cultivo más generoso que ha alimentado a tantas familias repartidas por el mundo en épocas austeras.
Un sistema agroalimentario alejado de las prácticas agrícolas, dificilmente tendrá futuro. Amparo Pérez Benajas, la alcaldesa de este municipio sentencia que "el pueblo está sumamente deteriorado por el despoblamiento. Dedicarse únicamente a construir infraestructuras es como vestir con galas a un moribundo y no darle de comer para que sobreviva. Con unas infraestructuras excelentes, el pueblo se nos moría en cuanto a número de habitantes".
Ubicado en la antigua frontera del Reino de Aragón, entre el altiplano de Barracas y las estribaciones del macizo del Peñagolosa limita con la sierra de Pina, zona agreste que culmina con la sierra de Santa Bárbara. A ochocientos metros de altura y con suelo de rondeno bien podríamos hablar de tierra de vinos. Zona de secano, con acequias y manantiales que permitían molinos para el cereal. El fin de semana del 29 y 30 de octubre, el pueblo se llenará de cultura gastronómica y visitas interpretativas que cuenten unos orígenes que recuperan con la iniciativa Sabor de Villaneuva.
Estas jornadas se enmarcan el proyecto "Sabor de Villanueva" que empuja el turismo gastronómico con el objetivo de captar a más personas que quieran visitarnos, quedarse a trabajar y a vivir en Villanueva de Viver. Es un proyecto para recuperar pobladores y dar vida al municipio. Según Amparo, ya están viendo los frutos, “hemos subido desde 2018 a 102 habitantes y teníamos 62”.
El camino es construir las bases de un "agroturismo responsable en nuestro pueblo". Con tres ejes, agricultura, marca de calidad e integración. El primero es un enfoque responsable por su contenido vinculado a su principal medio de vida que es la agricultura, también mediante la creación de la Cooperativa; el segundo se proyecta en conseguir un valor añadido a los productos, para potenciar que los pequeños productores y ganaderos se incluyan en marcas de calidad facilitando las transformaciones con una futura apertura de la tienda-obrador y así potenciar la marca Sabor de la Villanueva; y finalmente, la integración de estas estructuras con las ya existentes en el pueblo como es el bar y las casas rurales.
Uno de los primeros pasos del proyecto, fue la de recuperar con el libro etnogastronómico ‘Nuestros Orígenes’ Villanueva de Viver el saber popular de recolectar, alimentarse y cultivar la tierra en forma de recetas. Y que ahora se plasmará con nueve rutas gastronómicas finalizadas con un menú para sellar la transmisión del conocimiento rural.
Es un proyecto agrotuístico de la Cooperativa de Villanueva de Viver que recoge todo el trabajo que ha hecho el Ayuntamiento con el libro de etnogastronomía y la homologación en Castellón Ruta del Sabor. Plantea 8 experiencias con 9 temáticas vinculadas a la gastronomía del territorio, que se complementan con rutas senderistas o culturales y talleres. Terminando con una comida temática pan, vino, aceite, cereales, ganadería, trufa, miel, frutos secos y el cerdo saludable.
El fin de semana del 29 y 30 de octubre comenzará el calendario de actividades. El pueblo se llenará de más cultura gastronómica con la visita de distintos proyectos agroalimentarios de diferentes comarcas, presentes en Ruta de Sabor, para crear unos debates sobre cómo cultivar, recuperar y transformar. Se hablará de cómo gestionar el paisaje y luego, con catas, los asistentes podrán comerse el paisaje.
El programa de actividades está en la misma web del pueblo, dónde también se pueden reservar y comprar las comidas y cenas. Cada jornada comenzará con una visita interpretativa por el entorno del pueblo, contará con un menú de mediodía y uno de cena para el sábado. Miel, vino, aceite, agricultura regenerativa, ganadería extensiva, embutidos, quesos, cooperativas, trufa: profesionales y emprendedores del sector se unirán en Villlanueva de Viver para transmitir su conocimiento y el sabor de sus productos en un intenso fin de semana que se coronará con una demostración y entrenamiento de perros truferos, un espectáculo teatral y de fuegos artificiales para el domingo por la tarde.
En los menús se podrán probar elaboración de recetas como el mostillo: que alarga la miel sobrante del mismo panal con harina y agua para crear un postre. Jabalí o friduría de carne de matanza que se conservaba en tarros para época de verano. También presentes en la Ruta 99, este pueblo está dispuesto a recuperar su autonomía y compartirla con todas aquellas personas curiosas que quieran descubrir este paisaje de interior.