Una vez más el PP ha dicho ‘no’ al bienestar colectivo. El PP ha dicho ‘no’ a mejorar tu vida, la de tu familia y vecinos. Una vez más el PP dice ‘no’ al necesario impulso que necesita tu negocio, tu empresa, para seguir generando riqueza. Una vez más el PP vota contra ti.
La pasada semana, el Congreso convalidó el Real Decreto-Ley de medidas urgentes en el marco del Plan Nacional de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra. Un decreto que pretende dar una respuesta global a los efectos de la crisis, y que tiene una repercusión directa en la mejora de la vida de la ciudadanía. El Congreso respaldó este paquete de medidas que pretenden mejorar la situación de empresas y familias. Y una vez más el PP votó ‘no’.
El PP, cegado por el miedo al sorpasso de la ultraderecha, votó ‘no’ a que se aplique el descuento de veinte céntimos por litro de combustible o a la ampliación del bono social eléctrico a 600.000 familias. El PP votó ‘no’ a limitar el aumento de los precios de los alquileres. El PP votó ‘no’ a aumentar un 15% el Ingreso Mínimo Vital. El PP votó ‘no’ a habilitar una línea de avales 10.000 millones para garantizar la liquidez de las empresas.
La decisión era sencilla: ayudar a España o votar contra España. Y el PP eligió votar contra España, votar contra las medidas que ayudarán a las ciudadanas y ciudadanos.
Esa fue la decisión del PP, entre ayudarte a llenar el depósito del coche y criticar al Gobierno eligió criticar al Gobierno. Entre ayudar a las familias a pagar la factura de la luz y seguir los dictados de la ultraderecha eligió someterse a Vox. Entre ser un partido útil para el Estado y tratar de debilitar al país, el PP eligió tratar de debilitar al país.
Nada queda en el PP del sentido de Estado de un partido que aspira a gobernar nuestro país. Nada queda de la buena política, de la que hacemos los que miramos a los ojos a la gente para escuchar su problema, y trabajamos para solucionarlo. Nada queda en este PP de Feijóo del interés por proteger a las ciudadanas y ciudadanos.
Nada queda en esta derecha con olor a naftalina, teñida de gris y embaucada por los involucionistas, de la bondad de la política. De esa conciencia de saber que estás haciendo lo imposible por proteger y ayudar a tus vecinos. Porque eso es lo que hace el decreto impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez, y a eso es a lo que dedicamos los gobiernos socialistas; a proteger y ayudar a las familias y empresas, a nuestros vecinos y a nuestra economía.
Quienes en los últimos años hemos estado al frente de gobiernos no elegimos gobernar durante una pandemia, ni lidiar con los efectos de una guerra. Lo que sí elegimos, y sin dudar, es trabajar sin descanso para paliar los efectos de estas crisis entre nuestras vecinas y vecinos. Lo que sí elegimos es la manera en la que afrontar estas crisis, y en el PSOE lo hacemos desde la convicción de que no es posible avanzar si una parte de nosotros se queda atrás en cada crisis, de que no es posible progresar sino es unidos, desde la certeza de la defensa del interés general es el camino hacia una sociedad más justa y una democracia más fuerte.
En la crisis de 2008 el PP no tuvo dudas en recortar servicios públicos y ayudas. Un error histórico que nos dejó una profunda herida social. Hoy han demostrado que su camino sería el mismo: ni ayudas al alza de precios de combustibles y electricidad, ni liquidez para las empresas. Afortunadamente el camino con gobiernos socialistas en ayuntamientos, Generalitat y Gobierno de España es bien distinto: frente a una crisis más Estado del bienestar, más protección a familias y empresas.