VALÈNCIA. La luna de miel del nuevo vicepresidente segundo del Consell y referente de Podem, Héctor Illueca, con su recién estrenado puesto -recibió la cartera el viernes- ha durado -y no por su culpa- muy pocos días, apenas horas.
Su entrada en el puesto, saludada por los ministros Ione Belarra y Alberto Garzón, y su debut en el pleno del Consell podría calificarse de dulce. Un azúcar que ascendió -casi al nivel de hiperglucemia- con la visita el lunes de la vicepresidenta del Gobierno y gran esperanza de Unidas Podemos, Yolanda Díaz.
Deseos -casi promesas- de alianzas electorales conjuntas con Compromís, guiños a Mónica Oltra... Illueca irrumpía en la escena política valenciana con un tono aperturista al diálogo con las fuerzas de la izquierda que parecía ser correspondido por al menos una parte -la cercana a Oltra- de la coalición valencianista. A ello se unía la interpretación de que mantendrá un perfil político más marcado que su antecesor, Rubén Martínez Dalmau, ante la posibilidad de que sea el próximo candidato a la Generalitat de Podem. Algo que, como se ha comprobado en estos primeros días, no le resultará tan sencillo por los juegos de malabares y equilibrios que parece que habrá de realizar en el seno de un Ejecutivo autonómico repleto de intereses –incluidos los suyos–.
Tras seis años de Govern del Botànic, puede afirmarse que, como ha asegurado la vicepresidenta del Consell en más de una ocasión, el pacto está hecho "a prueba de bombas", si bien eso no significa que no se pueda chamuscar un poco a los compañeros de viaje.
Oltra decidía este miércoles a última hora de la tarde anular la cita anunciada con el conseller de Hacienda, el socialista Vicent Soler, para abordar la primera negociación presupuestaria. Una petición que ya hizo el año pasado en su reunión de reconciliación con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tras el conflicto acaecido precisamente a raíz de la elaboración de las cuentas. La líder de Compromís exigió que no hubiera una negociación "radial" y que, como defienden desde su entorno, se sentaran las bases y líneas maestras con los socios y no llevarles el presupuesto ya ultimado.
La reunión con Soler, acordada con Oltra desde hacía semanas, se había convertido en una trabajada victoria de Compromís, dado que a su juicio lograban que la parte socialista del Botànic -la mayoritaria- accediera a reformular la manera de afrontar esta negociación que siempre ha generado conflictos. Sin embargo, la Conselleria de Hacienda envió en la convocatoria un encuentro a renglón seguido con el vicepresidente segundo, Héctor Illueca, para abordar la misma cuestión. Un hecho que causó malestar en el entorno de Oltra, puesto que se entendía una maniobra exprés de los socialistas para diluir la influencia en todo este asunto de la vicepresidenta primera. O al menos es lo que se deduce de la consiguiente anulación de la cita, si bien la versión oficial se limitó a problemas de agenda.
Así, Illueca veía por un lado cómo sus anhelados aliados electorales se borraban de una reunión a la que él había sido convocado y, al mismo tiempo, observaba la presteza del sector socialista del Consell para poner de forma afectuosa la mano sobre su hombro en amable gesto de colaboración. Ahora sí, tras los fuegos de artificio iniciales, una verdadera bienvenida a la 'jungla botánica'.