Advierte de que no estamos en fiestas aunque no vaya a haber clase y pide cumplir "a rajatabla" las restricciones
VALÈNCIA (EP). Hace hoy un año las localidades de la Comunitat Valenciana, como Burriana o Benicarló, se quedaron oficialmente sin Fallas por un virus entonces poco conocido, el SARS-CoV-2, pero que comenzaba a copar conversaciones y todos los informativos. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, salió pasadas las 22.00 horas del 10 marzo de 2020 a comunicar lo que se llevaba días barruntando: se suspendían estas fiestas y las de la Magdalena de Castelló por "responsabilidad y pensando en el interés general".
València se quedaba así sin unas fiestas que habían tenido continuidad a lo largo de toda su historia, desde las primeras 'plantàs' del siglo XVIII, con cuatro únicas excepciones: por estar el país inmerso en la guerra de Cuba de 1896 y la Guerra Civil, y una más por motivos económicos, cuando la subida a 60 pesetas del impuesto municipal en 1886 por el montaje en la calle llevó a las comisiones, de forma individual, a no ocupar la vía pública.
La consellera de Sanidad, Ana Barceló, recuerda que comunicar este aplazamiento sine die de las fiestas josefinas fue "muy duro" porque en aquel momento aún "había muy poquitos casos" y "la ciudadanía todavía no se situaba". "Era como un ataque, como una imposición, y no se entendía muy bien, pero finalmente se cumplió", ha señalado en una entrevista a Europa Press.
Así, admite que fue "muy duro" en esos primeros momentos de la pandemia aplazar la celebración de las Fallas, de la Magdalena y ordenar jugar a puerta cerrada el partido europeo del Valencia CF frente al Atalanta italiano y el del valencia Basket-Armani Milán en La Fonteta.
Al respecto, explica que fue una decisión "difícil" que adoptaron pese a que "entonces no sabíamos cuáles eran las medidas que funcionaban en aquel momento, la definición de caso solo venía determinada por el origen de las personas que se desplazaban a la Comunitat Valenciana desde el norte de Italia y China y dos o tres países más", rememora. "Ahora lo podemos ver y comprender porque hemos vivido un año de pandemia y sabemos las consecuencias, pero en aquel momento no", ha señalado.
Barceló, pese a esta experiencia en la gestión de la pandemia, niega improvisación en la recomendación de que la semana de las 'no Fallas' por segundo año consecutivo fuera de días lectivos para los escolares: "Las medidas no llegan tarde, se adoptan cuando a uno le advierten de que sería mucho mejor que fuera lectivo y siempre cabe que los Consejos Escolares hubieran sometido a consideración esa recomendación, puesto que además estamos perimetrados", ha defendido.
Así, ha expuesto que al estar la Comunitat Valenciana perimetrada tampoco habría prevista "una planificación por parte de muchísima gente de salir". En cualquier caso, ha recalcado que el Consell respeta la decisión del Consejo Escolar, pero insistirá "mucho" esta semana en que las restricciones "se cumplan para no tirar por la borda todo lo conseguido".
"Nos preocupa la sensación de la ciudadanía de que estamos en fiestas, uno puede que no esté en el aula pero debe seguir todas las restricciones a rajatabla", ha recalcado.
Barceló, preguntada por cuándo se calcula que se podrán celebrar, ha señalado que se tendrá en cuenta el índice de vacunación, la situación epidemiológica, pero también la implantación de la variante inglesa, que ya supone el 30 por ciento de los casos frente al 5% de hace escasos meses, lo que "significa que puede haber una mayor trasmisión de la enfermedad" y por eso hay que ser "muy cautos".
En ese sentido, ha constatado que "lo más difícil de esta pandemia es la previsión, nos podemos anticipar con las medidas, pero es difícil adivinar lo que va a pasar tanto si esa medidas se implantan como no se implantan".
Barceló confiesa que las justificaciones dadas por la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para no perimetrar esa comunidad en Semana Santa le han dejado "perpleja" porque es una "irresponsabilidad" querer abrir para que el virus "pueda salir". "Esas declaraciones se definen por sí mismas", ha señalado.
La consellera se ha referido así a las declaraciones de Ayuso en las que consideraba "positivo" que los madrileños pudieran desplazarse a su segunda residencia y posteriormente a las afirmaciones sobre que un cierre perimetral "multiplicaría los contagios por la movilidad interna".
"Me han dejado perpleja, es como decir 'repartámonos la presión', cuando cada comunidad tiene que ser responsable de las decisiones que adopta, pero también pensar que el virus no conoce de limitaciones geográficas ni de Gobiernos, sino que circula libremente", ha recalcado.
Con todo, confía en llegar este miércoles a un consenso en el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) y que el cierre perimetral en Semana Santa sea "de obligado cumplimiento". "El esfuerzo tiene que ser conjunto de todas las comunidades, todas deben hacer el esfuerzo para que sus ciudadanos no salgan y nosotros pondremos las barreras para que no entren", ha señalado Barceló, que ha advertido: "Si unas abren y otras no, saldrán perjudicadas quienes han perimetrado".
Por otro lado, considera "muy complicado" la petición de la Asociación Empresarial Hostelera de Benidorm, Costa Blanca y Comunidad Valenciana (Hosbec) de que se aplace el período vacacional de la Semana Santa a finales de abril para así lograr "más margen" para alcanzar una "cota cero" de contagios, una situación que "permitiría una apertura de los hoteles".
Barceló ha constatado que es "difícil" modificar el calendario porque son fiestas ligadas a hechos religiosos. "Otra cosa es que se mantenga las medidas para poder llegar a un verano con una mayor movilidad y con vacaciones más intensas", ha defendido.
Barceló ha defendido alcanzar una unidad cuando coinciden todas la comunidades en un periodo concreto como es el caso de la Semana Santa porque son "días de muchos desplazamientos" y "de una mayor relajación porque estamos de vacaciones".
En el resto de periodos sigue defendiendo una gestión descentralizada porque "cada comunidad adopta unas medidas en función de su situación epidemiológica y es la que mejor conoce sus sectores económicos y la cultura de la ciudadanía".
En cualquier caso, ha destacado que en el CISNS se han adoptado muchas medidas de consenso, como establecer un marco de alerta con distintos niveles para adaptar las medidas, y ha resaltado que el principio de solidaridad "nos ayuda mucho a acercar posturas". "Y en ese momento no tendría sentido que no las acercáramos", ha apostillado.