La segunda serie alemana producida por Amazon se adentra en el ambiente de los clubs nocturnos de música techno en Berlín en un noir sobre el tráfico de órganos. Disponible en 220 países, significa una oportunidad para el país germano tras la relevancia internacional de Deutschalnd 83. Sin embargo, ante la avalancha de series, está pasando desapercibida
VALÈNCIA. Le tocaba el turno al techno. Berlín, edificios industriales, un oscuro club y música a golpe de beat. Centenares de jóvenes danzan en trance. En el centro aparece Robert Schland (Jannis Niewöhner), alias ‘Beat’. Su vida es la noche. Su alimento, las drogas. ‘Beat’ vive el presente. ”Vives el momento. Nada más. Eso es el techno”, dice el personaje. No quiere saber nada del pasado para no escudriñar en asuntos dolorosos. Tampoco espera nada del futuro. A sus 28 años trabaja como promotor en uno de los clubes más famosos de la ciudad, el Sonar. Inspirado en la sala Berghain de Berlín, es uno de los templos de la música techno. Pero una noche, un fuerte olor invade la pista y unas gotas de fluidos caen sobre algunos clientes. Dos cadáveres destripados parecen colgados del techo de la sala. El horror.
Arranca una investigación policial. En paralelo los servicios secretos europeos fuerzan a ‘Beat’ a colaborar en otra investigación sobre una red de tráfico de órganos. Alguien rapta ciudadanos sirios de los centros de ayuda a los refugiados. En una atmósfera opresiva, este antihéroe nocturno es reclutado como informante por los servicios secretos a cambio de descubrir las claves sobre su pasado. Sus padres desaparecieron en extrañas circunstancias siendo él un niño. ‘Beat’ se ve obligado a salir poco a poco de su burbuja escapista.
El director de esta serie de siete episodios, producida por Amazon, Marco Kreuzpainter (Tormenta de verano, Trade), quiso poner el foco en el Berlín que tanto admira y que conoce bien. Pero además quiso mostrar la realidad del contrabando de órganos. “Aprendí del jefe del Partido Socialdemócrata alemán que en los campos de refugiados el tráfico de órganos es un enorme problema. Les advierten que tienen que vigilar el camino hacia Europa porque muchos desaparecen”, explica en una entrevista promocional.
Tras contarles la premisa de la serie, advertirles que tiene algunos problemas argumentales. La trama es bastante predecible y realmente el universo del techno no es más que el telón de fondo, aunque bien es cierto que las escenas musicales están muy conseguidas. Su director presume de haber sido muy meticuloso en las escenas de baile, con más de 800 personas de figuración.
La política de los clubs a la hora de seleccionar a la clientela en su puerta de entrada y el ambiente de sexo libre también se pone de relieve. “En estos clubs no hay fotos, no hay VIPS. Todos somos iguales. Es una expresión de libertad”, defiende su creador al hablar de una subcultura que presume de tolerancia y amor, donde no hay lugar para la xenofobia ni para la homofobia.
Disponible en 220 países y doblada a siete idiomas, desde el punto de vista visual Amazon ha ofrecido a su director una oportunidad que no encontraba en la industria audiovisual tradicional. “En la televisión alemana existen algunas reglas incomprensibles, como que no se puede oscurecer demasiado la imagen, ni tampoco puedes mostrar roles muy oscuros. Esos inconvenientes dificultan el poder mostrar la escena de los clubes”, explica su director.
Beat es la segunda incursión de Amazon en Alemania después de You are wanted, la producción de seis episodios sobre la lucha de un gerente de hotel contra un grupo de hackers.
El interés de Amazon por la industria audiovisual alemana viene motivada por dos cuestiones evidentes. Por un lado, la excelente acogida internacional de títulos procedentes del país germano como Deutschalnd 83, la primera serie en alemán con subtítulos en inglés emitida por un canal estadounidense, con críticas muy favorables en todos los medios especializados y un Emmy Internacional. En la actualidad, precisamente, se está emitiendo su segunda temporada (Deutschalnd 86) en Movistar+.
En segundo lugar, hay que recordar que, desde el mes pasado, el Parlamento Europeo determinó la obligación de las televisiones y plataformas bajo demanda a ofrecer un mínimo del 30% de producción europea. Por tanto, la incursión de Amazon en las industrias locales de los países europeos es una necesidad, además de una oportunidad, porque forma parte de su futuro en el viejo continente.
No existen excesivos precedentes sobre la incursión del ambiente de la música electrónica en el cine y las series. Podríamos recordar, lo primero de todo, algunas escenas de la mítica Trainspotting, la película de Danny Boyle. Después vendrían títulos como Human Traffic, Berlin Calling y Eden: Lost in music, mientras que en el género documental, los expertos en este género musical recomiendan Pump Up the Volume: la historia del música house.
Dentro del amplio catálogo de series, cada vez más abundantes y que están dejando en la sombra el estreno de esta producción europea, no encontramos referencias que sirvan de precedente. Solamente por su carácter pionero, el de ser la primera ficción que se adentra en ese universo, y siempre y cuando se tenga cierto interés en esta categoría musical, y le gusten las series noir, pese a sus defectos merece la pena echar un vistazo a Beat.
Fue una serie británica de humor corrosivo y sin tabúes, se hablaba de sexo abiertamente y presentaba a unos personajes que no podían con la vida en plena crisis de los cuarenta. Lo gracioso es que diez años después sigue siendo perfectamente válida, porque las cosas no es que no hayan cambiado mucho, es que seguramente han empeorado