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Cinema Jove 2019: aciertos y errores

La 34º edición no solo ha salvado los muebles, sino que los ha hecho relucir a base de sobresfuerzo y a pesar de la Administración

29/06/2019 - 

VALÈNCIA. Cinema Jove ha clausurado su edición de este año, y ya van 34. Decir que el festival no pasa por sus mejores en materia de organización y estabilidad es una redundancia porque la situación sigue siendo igual o peor que la de hace tres años. Su director, Carlos Madrid, tuvo un par meses para seleccionar películas de otros festivales y otros cuatro para dirigir y diseñar el resto del festival. Lo ha hecho armando un equipo que, en su mayoría, han trabajado con unas pocas semanas de antelación a base de un sobresfuerzo notable para hacer más que salvar los muebles. La razón de esta situación es la de la Administración, que sigue empeñada en ofrecer las condiciones más precarias para organizar el único festival de la Comunitat reconocido internacionalmente. "No creemos que el director del festival de cine tenga que estar 12 meses contratado", dijo textualmente Albert Girona en la presentación de parte de la programación de esta edición.

Esta premisa sirve como punto de partida para un análisis concienzudo de lo que ha pasado estos días, sin fijarse tanto en el contenedor como en el contenido artístico.

La sección oficial, un (buen) puñado de adolescentes disfuncionales

La reina del festival es su Sección Oficial. Este año la selección estaba conformada por diez películas, de la que seis son óperas primas. Este año de una manera más clara, ha habido un eje que unía a una parte importante de estas: las relaciones intrafamiliares en general y el duelo en particular. En la mitad de la película se suceden muertes de madres, padres o familiares, ya sena por causa natural, suicidio u homicidio. Es más, en dos de ellas la premisa dramática es que sus protagonistas tienen que dejar en el mar la mano de su familiar difunto. 

Esto no significa que los 10 largometrajes en su conjuntos sean excesivos o carezcan de interés, sino todo lo contrario. Que haya un hilo temático hace que los matices de cada película se miren con más atención. En Harajuku, el suicidio de una madre acaba provocando a la protagonista reencontrarse y reconciliarse con su padre, en una huida hacia adelante que interesa mucho menos que la relación paternofilial. Tanto en Los miembros de la familia y en The Dive, el fallecimiento sirve para que los hermanos salden cuentas con ellos mismos, entre ellos o incluso con el mundo. Los dos films son cara y cruz con puntos de partida y conflictos muy alejados entre sí: si en la segunda se habla de las secuelas familiares de la guerra y la violencia en Israel, la primera se ocupa de cómo afrontan un mundo extraño dos hermanos disfuncionales. Las dos historias se tratan con cierta ironía, aunque el humor de la película argentina despunta con inteligencia y más ritmo de

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