Paradojas de la cuarentena: tenemos más tiempo que nunca para escuchar música, pero ni grupos ni sellos cuentan con las herramientas necesarias para organizar una campaña de promoción en condiciones normales. Hablamos de todo ello con los responsables de Sonido Muchacho, La Castanya y Hidden Track. Todos coinciden en una idea: “Ahora lo que toca es reinventarse”
VALÈNCIA. El pasado viernes, la banda de post punk / industrial Wind Atlas anunciaba a través de su cuenta oficial la decisión de mantener la fecha de publicación de su cuarto Lp, Arche-Fossil (Cønjuntø Vacíø, 2020), prevista para el próximo 20 de marzo. Este disco, el más electrónico y experimental del grupo, nacerá bajo la bóveda de incertidumbre y tensión de la mayor crisis sanitaria de nuestra historia reciente. Un trabajo oscuro y etéreo, idóneo para este periodo negro y -por qué negarlo- fascinante en muchos sentidos. Ya desde el estrato más underground de la escena valenciana, Podium publicó el 14 de marzo en sus redes sociales, sin ningún tipo de ceremonia ni concierto a la vista, su disco de debut. El grupo fundado por Nick Perry (Cuello; Flipping Colors; Obleans), y en el que también militan Salva Frasquet y Miguel J. Carmona, de La Plata; Ximo Barceló (ex-Típex) y África Mansaray (Power Balance) ha parido un disco punk rápido, macarra, deliberadamente machacón y absolutamente nihilista. Otro trabajo a tono con los tiempos, pensarán algunos al escucharlo.
Videoclip “Hunger”, adelanto del nuevo disco de Wind Atlas
Diferente es el caso de Lizardo, que ha decidido retrasar la publicación de su segundo LP debido a la abrupta interrupción de la actividad de la empresa encargada de la fabricación de los vinilos. Para compensarlo, la banda formada por Pablo Peiró, ex bajista de Betunizer, junto a Daniel Crespo Raimundo (Bitch Magnets, Costaverde, The Last day on Earth) y Rafa Ballester Escutia (Gigatron, Chococrispis, Bitch Magnets) ha optado por adelantar la escucha en streaming de “Coses a Fer” y “Hattori Hanzo”, dos de los temas de este disco singular, que transita entre el post-rock y el blues-jazz.
Seguir adelante o cancelar la salida de nuevas referencias. Este es el dilema al que se enfrentan muchos grupos y sellos discográficos ante la constatación de una realidad paradójica: tenemos más tiempo y predisposición que nunca para escuchar nueva música; al mismo tiempo, se dan las peores circunstancias para poner en marcha la maquinaria de promoción de un disco. Las redes de distribución y venta en establecimientos físicos están paralizadas; no hay posibilidad de realizar giras de presentación, y los medios de comunicación especializados funcionan a medio gas.
“Nosotros hemos decidido mantener la fecha que teníamos prevista por dos motivos -nos explica Sergi Alejandre, guitarrista de Wind Atlas y responsable del sello Cønjuntø Vacíø-. Primero, porque estaba ya todo planeado a nivel de digital. La distribución digital la hace Cargo UK y empezar a mover fechas con ellos era un lío. Además, los discos físicos los tenemos hace semanas. El segundo motivo es que ya no queremos cancelar nada más. Teníamos muchos conciertos cerrados para la primera mitad de año que se han cancelado o que peligran ahora mismo. Obviamente es un tema global que está afectando a todo el mundo, y las bandas pequeñas como nosotros no son una excepción. Para una banda pequeña, que normalmente apenas consigue que sea viable sacar discos y girar, es súper importante que las cosas salgan bien. Con esta crisis muchas bandas pequeñas vamos a sufrir económicamente porque contábamos con ciertos ingresos de conciertos que no van a llegar (al menos por ahora). Así que la venta de discos puede ser una manera de recuperar algo de dinero, aunque de momento no giremos”.
Tanteemos ahora la posición de los sellos independientes en relación a este dilema. Hablamos con los responsables de tres conocidos sellos españoles de la escena independiente: Sonido Muchacho, Hidden Track y La Castanya.
Luis Fernández, fundador del sello madrileño Sonido Muchacho -casa de bandas como La Plata, Carolina Durante, Mujeres y Sen Senra- no es partidario de las opciones híbridas que consisten en adelantar el disco en streaming y dejar la venta física para más tarde. “Soy de los que creo que tiene que salir todo a la vez, porque si no pierde fuerza la venta impulsiva. Pero es cierto que es momento de inventarse fórmulas, fomentar las tiendas online, y de sacar singles digitales… aunque está claro que es difícil organizarse, porque para lanzar música tienes que tener fotos, vídeo, elementos y herramientas que son complicadas de conseguir en estos días.”
“De momento no hemos atrasado ningún lanzamiento que tuviéramos inminente (de Erik Urano tenemos un disco, y de Mediapunta un EP), pero es cierto que, por ejemplo, el 24 de abril teníamos el nuevo de Mujeres, Siento Muerte, y queríamos preparar una campaña potente de marketing con tiendas, etcétera. El caso es que, como no sabemos si estarán abiertas, nos lo vamos a llevar a finales de mayo. Esta es una situación terrible que va a obligar a reinventarnos, y tener que potenciar la venta online incluso más”, apunta Fernández.
“Otro aspecto en el que esta crisis nos afecta a los sellos es el retraso en las sesiones de grabación que estaban planteadas para fichajes nuevos como Marta Knight”, explica Joan Guàrdia, cofundador junto a su hermano Albert del sello La Castanya, que edita a bandas como The Zephyr Bones, Aries, Me and the Bees o el valenciano Fernando Junquera (Negro)-. “Donde más nos ha afectado como empresa es a la parte relacionada con el booking. Teníamos previstas, por ejemplo, muchas presentaciones del disco de Furguson que hemos tenido que aplazar a junio. Las compañías pequeñas como la nuestra se van a resentir mucho con todo esto. En nuestro caso además, nuestra liquidez depende mucho de los conciertos”.
Louise Sansom, impulsora del sello barcelonés Hidden Track Records -que publica, entre otras muchas bandas, a Ferran Palau o a los grupos valencianos Johnny B. Zero y Nomembers-, nos cuenta cómo sobrellevan la situación: “Sobre todo nos ha afectado en dos lanzamientos y sobre todo las giras que lo acompañan. Pero hemos optado por no atrasarlas; todo lo contrario, vamos a aprovechar que la mitad de la población está en casa y que puede escuchar discos aunque sea en streaming. Muchas radios han cerrado, así que nuestra principal forma de promocionar ahora mismo son los conciertos online de pocos temas. Si paramos ahora, luego se liará más. Nuestra salida más importante era el debut de Anna Andreu que sale en abril, pero que lanza video y single esta semana, y también MAVICA, con la que tenemos una gran campaña digital ya comenzada tanto en España como en Reino Unido”.
“Hemos apostado por adelantar la “pre-compra” en vez de retrasar la salida, con el objetivo de mantener algún tipo de ingreso por poco que sea, aun sabiendo el público que tardarán aún en tener el disco físico. También hemos hecho la acción (para apoyar a nuestros artistas) de quitar los gastos de envío de los pedidos durante marzo; si ellos regalan su arte en internet, nosotros por lo menos les ponemos la mesa de merchandising, aunque lo ideal sería que la gente donase para visualizar estos directos. Creo que, a pesar de todo lo negativo que conlleva esta crisis, al menos nos obliga a ser más creativos. Por regla general, la gente que trabaja en cultura somos poco dados a rendirnos; tiramos adelante sí o sí. A pesar de tocarnos más de cerca que nunca, esta situación nos volverá más cabezones en nuestra lucha por seguir trabajando de forma independiente en el mundo de la música”, añade Sansom.
Desde La Castanya también han improvisado acciones. “Algunos de nuestros grupos van a difundir a través de Bandcamp algún tema inédito, o algún avance de discos cuya salida vamos a tener que retrasar a la segunda parte del año. Hay que evitar el parón e intentar que sigan pasando cosas. Tenemos a nuestro favor el hecho de que estos días todo el mundo se pasa todo el día enganchado a las redes”.
“En el mundo discográfico, y la industria tal y como la conocíamos, el directo era la principal fuente de financiación, y el disco la excusa para llegar a él. Ahora todo ha cambiado y vienen unos meses duros donde va a tener que cambiar mucho el panorama. Pero incluso puede que tenga algo de positivo: que los discos vuelvan a tener valor y que la gente quiera tener ganas de volver a escuchar las canciones sin pararse a otra cosa… Quizá sea un buen punto para dividir una industria que estaba demasiado enfocada en una sola rama…. Pero bueno, por ver algo positivo”, apunta Luis Fernández, desde Sonido Muchacho.
“Las consecuencias de no poder tocar son nefastas, tanto para el artista como para el sello pequeño -opina, pro su parte, Louise Sansom-. Es el caso de Ferran Palau, que lanzó el disco en octubre con algunos conciertos de presentación, pero lo gordo empezaba ahora en marzo, presentación en Barcelona con casi 600 localidades vendidas. Tenemos ya cancelados (esperando ver si conseguimos nueva fecha) más de 30 conciertos entre todos los grupos y una tercera parte son de Ferran. Él no tiene otro trabajo y hemos invertido mucho en el lanzamiento, los videos, las campañas de marketing, sabiendo que se iba a recuperar a seis meses vista con los conciertos. Todo eso peligra ahora. En nuestro caso, que Hidden y Ferran somos lo mismo [son pareja], estamos en una situación ahora de lo más precaria. Construir algo con ilusión y convencimiento, ver que ha funcionado el plan y, acto seguido, ver cómo se desmorona en una semana todo. En el caso de Anna, pues claro, los bolos empezaban ahora con la salida, y esos bolos son los que pagan el disco, tanto la parte que pone ella como la nuestra, y ahora mismo lo único que podemos esperar es que pase rápido para poder recolocar, y entre medio, a comer arroz y seguir reinventándose”.
Es un hecho. La agenda de otoño viene demasiado calentita. Prácticamente todos los festivales de primavera se han trasladado al mes de octubre, y las salas de conciertos están trabajando estos días con promotores, grupos y agencias de booking para reubicar después de verano la oleada de cancelaciones de estos días. Mucha más competencia, pero para una misma masa crítica de público. Un problema que sufrirán especialmente aquellos festivales “clónicos” que no se han preocupado en los últimos tiempos por tener una línea artística propia.
“El embudo es una realidad -señala Luis Fernández-, por eso los discos deberían seguir saliendo en sus tiempos orgánicos –dejando margen a que abran las tiendas, claro-. Si no lo hacemos así, vamos a tener un problema de sobresaturación. E igual problema van a encontrarse los festivales, salas, conciertos, etcétera. Estamos en un momento de miedo en que todo el mundo quiere que vuelva la normalidad de una forma desesperada, y que siga girando la rueda, y esa prisa puede acabar saturando a un público que igual en otoño sigue teniendo miedo…”.
“No es que crea que se va a formar un embudo; es que está pasando -opina Louise Sansom-. Nos están dando fechas para octubre, y hay casos en los que estamos negociando para que el contrato se pase a 2021. Es una locura, las salas y festivales trabajan con mucha antelación, y tiene muchas fechas cogidas. Recolocar lo que teníamos ya es difícil con los artistas, pero mucho peor si además la sala no tiene fechas en el futuro próximo. Además, todo es peligroso porque tienes que replantear toda la estrategia; habrá algunos conciertos que ya no nos saldrán bien, porque habrá demasiados bolos. Si ibas a taquilla, está cantado que no va a ir como podría en otras circunstancias”.
“Vamos a ver un overbooking total de presentaciones de discos en la segunda mitad del año. Nosotros de hecho pasaremos algunos de ellos a 2021. Las salas en otoño van a tener la programación a tope, pero la gente, aunque tenga muchas ganas de salir, probablemente no tenga el mismo poder adquisitivo que antes de que ocurriese todo esto. Tenemos por delante un año muy duro, aunque creo que no debemos ser fatalistas”.