VALÈNCIA. El decreto por parte de Gobierno del estado de alarma que limita el movimiento de ciudadanos y que obliga a las personas a quedarse en casa sirve, y mucho, para combatir el coronavirus. Sin embargo, también supone una cárcel para las mujeres maltratadas que se están viendo obligadas a convivir 24 horas al día con su maltratador. Este viernes se confirmaban los peores temores de los expertos en violencia de género: dos mujeres fueron asesinadas por su pareja, una en Castellón y otra en Galicia, y una tercera se debate entre la vida y la muerte en Sevilla.
En los juzgados especializados en violencia de género, en el servicio de guardia, que es el único que funciona, se ha desplomado el número de asuntos que entran cada día según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana. Como ejemplo, los datos del jueves, donde la guardia solo tuvo dos asuntos, dos quebrantamientos, cuando lo normal según las fiscales consultadas es tener un mínimo de cinco detenidos.
Esta bajada se ha producido durante toda la semana que dura ya el confinamiento. El motivo, según los expertos consultados es el miedo de las mujeres a llamar a la Policía o al 016, teléfono gratuito de atención a las víctimas que sigue operativo, al estar en casa el maltratador, así como la imposibilidad de salir para poner en conocimiento de las autoridades lo sucedido. Aquellas mujeres que lo necesiten también pueden llamar a la comisaría especializada en València a los números 961 927 835, 961 929 003, así como al 012.
Pero es ahora, en este momento en el que la sociedad española se está mostrando tan solidaria, cuando las familias, vecinos, conocidos de estas mujeres víctimas de terrorismo machismo, y la sociedad en general tienen que sacar valor y actuar. Hay que llamar por ellas. Hay que ser su voz. El 016 está ahí y es más necesario que nunca para evitar que se repita este jueves negro.
La fiscal especializada en violencia de género Susana Gisbert explica cómo es la situación que están viviendo estas mujeres: "El riesgo añadido que supone para quienes sufren violencia de género una situación de confinamiento es tremendo. Primero, por la presión psicológica de pensar que van a estar todo el día con su maltratador, sin el más mínimo resquicio de tregua para que él vaya al trabajo, al bar o donde sea, para llevar los niños al cole o ir al súper. Luego, por el riesgo físico para su vida y su integridad. Cuanto más tiempo juntos y mayor la situación de tensión, más se eleva este riesgo. Y tercero, por la dificultad añadida para pedir ayuda que una situación así añade a la que ya de por sí tienen las víctimas".
Marta Guerrero es una mujer maltratada. Ella logró salir del infierno al que su exmarido, y padre de su hija, la sometía. Pero ahora, con esta situación excepcional se pone en la piel de las mujeres que sigue bajo el yugo de sus maltratadores y lo que narra es un panorama desolador.
Marta explica si ella hubiera tenido que pasar por su calvario con una situación como la que hay ahora, "habría sido un sinvivir, y no solo psicológicamente, sino físicamente agotador, con los niños es una locura porque todo les molesta". Según explica, "si ya todo les molesta, imagina 24 horas al día metidos en una casa. Esto genera un estado de pánico, de desolación y de desprotección, si ya la mujer está aislada en una situación de violencia no estando en estado de alarma, ahora es directamente como vivir encarcelada con tu peor enemigo".
"Hay que hacer un llamamiento a la sociedad, a los vecinos y a los familiares para que estén atentos cuando sepan que hay una situación de riesgo. Y a las autoridades, esto es una cuestión que nos afecta a todos. A las autoridades les digo que en estos momentos es cuando más alerta hay que estar. No se pueden normalizar las discusiones por mucho encierro que las haya".
Chelo Álvarez es psicóloga y presidenta de la asociación Alanna, y cuenta a Castellón Plaza que ellas hicieron un llamamiento al movimiento vecinal: "Hemos dado teléfonos de contacto alertando de la situación, para que cualquiera de ellas si tiene un momento y puede, pueda mandar aunque sea un mensaje de socorro".
"Esto está muy mal, se han olvidado de nosotras. Cierran los Puntos de Encuentro Familiar y lo único que nos dicen es que reine el sentido común. ¿Cómo se come eso? El problema es diario, muchas compañeras preguntado qué hacen con el niño, con las visitas semanales. Hay incluso amenazas por parte de los maltratadores de no pagar la pensión si no ven al niño, como si el niño dejase de comer", explica la presidenta de Alanna.
"Este jueves hubo dos asesinatos, nosotras ya avisamos del repunte y pedimos ayuda. Es como en vacaciones, que hay que reforzar, pero ahora más porque está todo el mundo más nervioso. Y desde luego, el movimiento vecinal tiene mucho que decir aquí, que estén atentos a los gritos y a los golpes y, por favor, que llamen a la policía. Es ahora cuando son nuestra voz", reclama Chelo Álvarez.
Pero la realidad se sigue imponiendo con casos sangrantes. "Hay un caso de una mujer maltratada que ha tenido que ocupar una casa en Paiporta con una niña de 12 años. No tiene agua, y los servicios sociales no le dan una respuesta porque dicen que ella no entra dentro de lo que ha dicho el decreto estatal. Ella dice que no quiere una casa, que solo quiere agua", cuenta sobre esta chica que está en lista de espera para una casa de la Conselleria de Igualdad, y que ha tenido que okupar una casa propiedad de un banco para no dormir en la calle con su hija.
En referencia a su trabajo diario, Álvarez explica: "Estamos doce personas de la asociación atendiendo llamadas de socorro todo el día. Te llaman y te cortan, están nerviosas y desesperadas. Tenemos un centro de día que hacemos actividades, apoyo, asesoramiento legal, hacemos de todo. Estamos solo atendiendo emergencias. Ese desahogo diario que ellas tenían ahora lo han perdido y por eso no dejamos de recibir llamadas".
Sofia Alberca Pérez, psicóloga y coordinadora de las Oficinas de Asistencia a las Víctimas del Delito en la provincia de València, dependientes de la Conselleria de Justicia, dice que "han pasado pocos días", pero siguen trabajando con normalidad. "Hemos centralizado todo en la Ciudad de la Justicia, hacemos atenciones de información en general. Estamos recibiendo llamadas por los juicios pendientes. La atención sicológica continúa pero telefónicamente. Las víctimas en peligro llaman a la Policía. Hay que pedir el apoyo de los vecinos y la sociedad en general", señala.
En este sentido, la vicepresidenta del Gobierno Valenciano y consellera de Igualdad, Mónica Oltra, anunció este viernes que su departamento también ha tomado medidas: "Una de las cosas que nos ha preocupado es el estado de confinamiento y el riesgo para las mujeres víctimas de violencia de género que tienen que convivir permanentemente por el Real Decreto con su agresor. Lo que se ha hecho desde la red de centros de la Conselleria de Igualdad es reforzar el seguimiento telefónico a todas las víctimas que en este momento se está atendiendo, y arbitrar que se atiendan presencialmente aquellos casos urgentes que puedan tener necesidad de derivarse de manera inmediata, o bien a los centros de emergencia que tenemos abiertos en Castellón, València y Alicante, o bien a centros de recuperación integral por toda la Comunitat".
La consellera también anunció que hay preparados posibles recursos adicionales por si en estos días hubiera un incremento de mujeres víctimas que tuvieran que ingresar, ellas y sus hijos, en algún centro específico para poder alejarlas del maltratador. "Sobre todo en los casos donde no hay denuncia previa, pero sí puede haber una situación de riesgo, y evidentemente, donde no hay orden de protección, porque si hay orden, se aleja al agresor", apostilló Oltra.