CASTELLÓ. El Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) es la entidad coordinadora del proyecto europeo Life Hypobrick que mantiene un compromiso con la investigación de procesos que ayuden a la implantación de los principios de la economía circular, además de luchar contra los efectos negativos del cambio climático, causados por las emisiones de efecto invernadero.
Por eso avanza en el desarrollo de Life Hypobrick, cofinanciado por el Programa LIFE (LIFE 18/CCM/ES/001114) y con el apoyo del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) de la Generalitat Valenciana.
En este caso, el consorcio formado por las empresas Ladrillos Mora, S.L.; Recycling, Consulting & Services, S.L. (RCS); Schlagmann Poroton GmbH & Co. y la Universidad de Nüremberg (Technische Hochschule Nürnberg se alía para contribuir a que la industria europea fabricante de ladrillos pueda impulsar, desde el punto de vista de la mitigación del cambio climático, su transición a una economía hipocarbónica, y eso porque se está trabajando para desarrollar ladrillos para la construcción partiendo de la reutilización de residuos procedentes de otros sectores, y además, eliminando la etapa de cocción, que consume un 90% de la energía empleada en todo el proceso de fabricación.
En su lugar, se está aplicando la novedosa tecnología conocida como activación alcalina, curando los ladrillos a muy baja temperatura y reduciendo en un 90% la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, concretamente, 184 toneladas, con respecto a las 1.000 toneladas que se prevé fabricar en Life Hypobrick, además de ahorrar, igualmente con respecto a las 1.000 toneladas fabricadas, unas 800 toneladas en consumo de materias primas como arcillas, fundentes y cuarzo.
Estos nuevos ladrillos sostenibles se podrían replicar en un futuro a otros materiales como azulejos, tejas, tuberías, losas, y otros no cerámicos como el hormigón y derivados.
Y es que, según la Doctora Mónica Vicent, una de las investigadoras principales de este proyecto: “el proceso de cocción de estos materiales, en este caso, ladrillos, es la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Hemos investigado para encontrar una solución alternativa al proceso de cocción para consolidarlos y esta es la activación alcalina. Los materiales activados alcalinamente, también conocidos como geopolímeros, son sólidos inorgánicos que forman redes tridimensionales con estructura molecular análoga a la de los polímeros orgánicos y con propiedades mecánicas similares a las de los materiales cerámicos. La consolidación del material se lleva a cabo mediante una reacción de polimerización a baja temperatura, menos de 200 °C, no siendo necesaria una etapa de cocción. Además, este proceso permite el uso de una gran variedad de residuos silicoaluminosos, lo que lo hace muy atractivo desde el punto de vista medioambiental. De modo que hemos avanzado preparando materiales activados alcalinamente, en los que hemos empleado exclusivamente residuos como fuente de sílice y alúmina.”
A fin de ampliar la variedad de residuos susceptibles de ser utilizados, se han ensayado tanto residuos silicoaluminosos (activables) como otros no activables que se introducen como material de relleno. De este modo, según la Doctora Mónica Vicent, pretenden maximizar el uso de residuos que actualmente se están vertiendo: residuos del sector cerámico (tiesto cocido), cenizas volantes de central termoeléctrica, vidrios de diferentes procedencias (tubos de rayos catódicos, placas solares, etc.), plástico procedente de equipos eléctricos y electrónicos, residuos de construcción y demolición, etc.
Los análisis y caracterización de estos residuos, que se han sometido a ensayos como su densidad aparente, porosidad abierta, resistencia mecánica, lixiviación y microestructura, confirman que muchos de estos residuos seleccionados son adecuados para fabricar ladrillos caravista mediante activación alcalina.