VALÈNCIA. Con guiones que tocan la fibra desde el humor y el drama, con talentosos directores, un equipo técnico ágil y un excelente elenco de actores se puede. ¡Claro que se puede! Ya seas una televisión estatal o autonómica. Aunque tu presupuesto no pueda competir con uno de Antena 3. No me cansaré de repetirlo. Ya nos lo demostró O sabor das margaridas de TVG, vendida a Netflix, como ya expliqué en su día aquí, además de varios títulos de TV3, la televisión autonómica que más rápido se adapta siempre a los nuevos tiempos. Desde el punto de vista presupuestario también lo han demostrado producciones valencianas como La Vall o La forastera de À Punt. Entonces, ¿qué nos falta a los valencianos para lograr la fórmula de la coca-cola? Entre otras cosas la explotación en una segunda ventana online que abra fronteras. Es decir, con una producción ejecutiva con miras más allá de lo local, como la ejercida en El último show por la productora gallega Zaza Ceballos (Elisa y Marcela, El faro, La bella Otero, Maridos e mulleres), capaz de aunar fuerzas por diferentes vías (la película de Isabel Coixet Elisa y Marcela es una producción de TVG y TV3 con Netflix).
¿Quién le hubiera dicho que una televisión autonómica tan humilde como es Aragón TV lograría emitir su primera serie, no solo en otras televisiones autonómicas (TVG, TV3, EiTB, RTPA, RTVC, Canal Sur y Extremadura Televisión), sino que además la exhibiría en una de las plataformas de video bajo demanda más prestigiosas como es HBO? Esto sin descontar que su estreno en su televisión lineal cosechó un magnífico 23,1% de share. Un hito incuestionable entre su público local.
Es importante matizar que la participación de siete televisiones autonómicas no ha sido en calidad de coproducción, sino que cada una de ellas ha comprado los derechos de emisión (un pase o dos en su televisión lineal y excluyendo el derecho a exhibirla en sus portales de video bajo demanda, dado que este derecho lo posee HBO). Es decir, la fórmula de participación presupuestaria del resto de corporaciones ha sido la mínima expresión dentro de las posibles, pero suficiente como para que Aragón TV haya sido capaz de sumar poquito a poco el presupuesto de una serie humilde como las últimas que se han realizado en la Comunitat Valenciana. Eso sí, excluyendo la carísima Parany, un sueño de cálculo que no volveremos a ver jamás en Á Punt. De aquellos polvos estos lodos.
El triunfante ejercicio de El último show, que no cabe duda cosechará diversos premios de la televisión, hoy sirve para reflexionar sobre hasta donde puede llegar una industria, por muy pequeña que sea.
Una autonómica humilde conquista a HBO
“Un prescriptor”. Así lo definía una compañera del sector estos días cuando reflexionábamos sobre cómo conquistar las grandes plataformas bajo demanda. En los anteriores precedentes se detecta rápidamente. La serie gallega O sabor das margaridas fue una producción de la productora CTV para TVG pero además sumó fuerzas con la distribuidora mejicana Comarex, quien consiguió abrir las puertas de Netflix. En El último show todo apunta a la producción ejecutiva en manos de Zaza Ceballos, cuyo currículum incluye el precedente de haber colaborado con plataformas bajo demanda como Netflix en el caso de la película de Isabel Coixet.
En segundo lugar hay que añadir que su creador, el aragonés Alex Rodrigo, ha sido otro factor determinante. Entre sus trabajos destaca la dirección de series exitosas para el mercado online, cuyos parámetros no son iguales que los de la televisión lineal.
Un creador y codirector autóctono de prestigio
Alex Rodrigo, creador de la serie, además de coguionista y codirector, con tan solo 32 años ha dirigido series como El embarcadero, Vis a Vis y La Casa de Papel. Y lo veremos próximamente en los créditos de la serie Veneno.
La idea de la serie proviene de una anécdota de niño, tal y como contaba Marianico el Corto a Castellón Plaza en esta entrevista de Begoña Donat, cuando Alex Rodrigo se acercó con sus amigos al cómico, esperando que les contara chistes. Por el contrario, Miguel Ángel Tirado, alias Marianico, les habló como si fuera Aly Singer, el Woody Allen de niño en Annie Hall. “El universo se expande”, ¿recuerdan?
Rompiendo prejuicios
Imaginen que van ustedes a una televisión a ofrecer a sus ejecutivos una serie dramática y existencialista protagonizada por Los Morancos, Pedro Reyes, Barragán, Ángel Garó o Manolo de Vega. Los responsables de la televisión aragonesa, por el contrario, no han puesto trabas a rescatar a personalidades locales como Marianico el corto. Prejuicios fuera. Así somos, sin vergüenza ni desprecios. No existe un género menor. Es cierto que hasta ahora el cómico solo había colaborado como humorista o presentador. En El último show, Miguel Ángel Tirado, gracias al trabajo de Alex Rodrigo, nos sorprende y enternece con una interpretación trágica, sensible y amable.
La segunda trama principal, dirigida por el también aragonés Carlos Val (Planeta 5000), trata sobre la difícil etapa de la adolescencia. Interpretado por una magnífica Laura Boudet en el papel de Claudia (nieta de Marianico), su trama elimina los estigmas alrededor de los problemas de la adolescencia, tales como la identidad, el amor, el sexo o el crecimiento personal.
La existencia de dos tramas paralelas es lo que ha posibilitado que la serie se grabe en cinco días por episodio con dos unidades. De esta manera, en 8 semanas sacaron adelante 8 episodios de 50 minutos. A cinco minutos por día cada unidad. Cualquiera de los mejores directores de la Comunitat Valenciana saca ese ritmo de producción y más. Pregúntenles y verán. Sin embargo, 2020 lo recordaremos siempre, no solo por el coronavirus, como el año en que no pasó nada en cuanto a ficción (ojalá me equivoque).
Cabe resaltar que en el casting no cuenta con actores bellísimos ni de cuerpos esculturales. Tanto Miguel Ángel Tirado, con sus arrugas, sus manchas en la cara y su corta estatura, como su nieta Claudia, con orejas de soplillo, o su amigo Traian, un chico de origen rumano con una fisonomía angulosa, en El último show se normaliza a los diferentes. Porque basta ya de guapos y guapas. Bravo por hacerlo posible.
Protagonista de la tercera edad
Y si hablamos de la televisión tradicional y recordamos a aquella señora de Cuenca, ya se imaginan la cara que pondrían los responsables de muchas televisiones tradicionales cuando se les propusiera una serie cuyo protagonista no fuera Jon Kortajarena, Miguel Ángel Silvestre o Álex González.
Pero no solo por su aspecto físico, sino por el entorno de edad. Para encontrar una serie de televisión lineal protagonizada por actores de la tercera edad habría que remontarse a los años 90, con Los ladrones van a la oficina, Manos a la obra o La casa de los líos, con Arturo Fernández. Desde entonces los protagonistas han sido cada vez más y más guapos, más y más esbeltos y más y más jóvenes.
Hasta que aterrizaron (por suerte) las plataformas como Netflix, HBO, etc. Allí es fácil por fin encontrar títulos como Grace y Frankie, protagonizada por Jane Fonda y Lily Tomli, o El método Kominsky, con Michael Douglas y Alan Arkin. Las reglas en la industria bajo demanda cambian. Y la tercera edad es bienvenida si aporta valor. Aleluya.
Orgullo aragonés
¿Por qué es un gran éxito para Aragón como marca? Porque no se queda solamente en la ventana de la televisión aragonesa ni entre el público maño. Porque las fiestas del Pilar, las calles céntricas de Zaragoza, el sentido del humor aragonés y el orgullo de ser la tierra de Luis Buñuel (personaje que aparece en la serie) puede ser visto no solo por toda la geografía española, sino por los países que disponen de HBO.
Algo he leído estas semanas sobre la búsqueda por parte del área de Turismo de la Generalitat de un producto televisivo para patrocinar… (el turismo, se sobreentiende). Imagino que no será un producto para emitirse en À Punt y ya está, porque el turismo, que yo sepa, está fuera de nuestras fronteras. Y para llegar a él, hay que buscar el camino bajo demanda. ¿La mejor campaña de Turismo? Sin duda, se encuentra en la ventana Netflix.
Cameos como gancho
Coescrita junto a los guionistas Sara Alquézar (El barco, Centro médico) y el gallego Enrique Lojo (A Estiba, Serramoura) El último show ha sabido incorporar con inteligencia a personalidades reconocidas por el público de siempre y por el más seriéfilo. En uno de los capítulos intermedios el actor del momento, Álvaro Morte (La casa de papel), se acerca a la serie con humildad y claramente por amistad hacia su director (que no por caché). Y el púbico de siempre sabrá saborear la aparición del cómico Barragán, sin sus gafas de culo de vaso y su peluca, siendo un ser humano como cualquiera de nosotros. No un monigote.