"La política cada vez se nos hace más aburrida y creemos menos en ella porque tenemos ejemplos desilusionantes. Y la política no es una cuestión de ilusión, sino de realidades. Lo que creemos que es justo lo tenemos que exigir, porque, si no se lo exigimos a los políticos, hacen lo que quieren". Así hablaba Juan Genovés en una de sus últimas entrevistas, publicada en este periódico el pasado mes de enero.
Exigir lo que crees que es justo a quien se resiste a ceder es una actividad desagradable porque nos sitúa en inferioridad respecto a quienes tienen la potestad de dar o no dar, que suelen tener mejor cartel que los pedigüeños. La tradición española llama vicio al pedir y virtud al no dar y con eso está todo dicho. Por eso tenemos las organizaciones cívicas y a los políticos, en quienes delegamos tan ingrata tarea. Lograr la recompensa requiere, además, ciertas habilidades como la persuasión, la perseverancia y la oportunidad. Es crucial elegir bien el momento.
Por ejemplo, ¿eligió Joan Baldoví bien el momento para pedir –otra vez– lo que todos los valencianos creemos que es justo? En opinión de la ministra de Hacienda, no. El diputado de Compromís pidió a María Jesús Montero más dinero de aquí y de allá y la ministra le soltó una fresca –"no enredemos, no inventemos problemas que no existen"– que Compromís sacó de contexto para elevar la presión. Tanto la elevó, que el ministerio se vio obligado a emitir un comunicado para aclarar lo que era evidente, que Montero no dijo que el problema de infrafinanciación de la Comunitat Valenciana era una "invención" de Baldoví porque ni siquiera lo piensa. Montero, a diferencia de su predecesor, ha reconocido públicamente en varias ocasiones que existe ese problema.
Lo que le quiso decir la ministra al diputado en el teatrillo de las preguntas parlamentarias es que no mezclara churras con merinas, que no le hablara del problema de la financiación autonómica cuando en lo que estamos ahora es en el reparto excepcional de 16.000 millones de euros a las CCAA para afrontar la crisis del coronavirus. No le falta razón en que son cosas diferentes, pero con el mismo desparpajo le podía haber respondido a Aitor Esteban (PNV) que no se invente más derechos forales cuando pidió negociar sobre esos 16.000 millones que no le tocan al País Vasco.
¿Era el momento de volver a la carga con el problema de la infrafinanciación? La respuesta es sí porque los políticos valencianos no deben dejar pasar ni una oportunidad para recordar que llevamos seis años con el injusto modelo de financiación autonómica caducado. Otra cosa es que Baldoví, quien tras el rifirrafe obtuvo el respaldo del Isabel Bonig y de Salvador Navarro pero no de PSPV y Unides-Podem, no atinara con la réplica y las churras acabaran confundiéndose con las merinas.
Separemos las churras de las merinas. Por un lado está el Fondo No Retornable de 16.000 millones, de los que como adelantó este periódico nos va a tocar bastante menos del 11,4% que por población –excluidos País Vasco y Navarra– nos corresponde. El reparto de los primeros 10.000 millones para sanidad más los 1.000 de fondos social está prácticamente decidido después de que el conseller Soler lograra rascar algunos millones más con reivindicaciones, junto a otras CCAA, que fueron atendidas.
Los gobiernos que menos han sufrido la pandemia exigen que pondere más el criterio de población y menos el de gasto sanitario medido en camas UCI o PCR realizados, y ahí tenemos extraños compañeros de cama como Feijóo, que ha forzado a Pablo Casado a presionar en el Congreso. Puig debería sumarse, por pedir que no quede. La presión puede hacer que se cambien los criterios –en perjuicio de Madrid, Cataluña–, pero no podemos esperar grandes variaciones y, en ningún caso, que lleguemos a ese 11%.
Más interesante que las churras me parecen las merinas, la otra petición de Baldoví que quedó sepultada por la bronca posterior: un Fondo Complementario de Nivelación que acerque a las CCAA peor financiadas a la media sin que las demás pierdan. No es una ocurrencia del diputado, es algo que se viene reivindicando sin éxito desde la Comunitat Valenciana como medida transitoria hasta que se cambie el modelo de financiación autonómica. La pregunta vuelve a ser si, en la situación actual, procede plantear ese gasto adicional para el Estado. La respuesta vuelve a ser sí. De hecho, quizás sea el mejor momento.
Es lo que ha dicho el director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Ángel de la Fuente, en un informe en el que plantea esta solución precisamente ahora para mejorar la equidad del sistema y la capacidad de respuesta de las CCAA a la crisis derivada del coronavirus. De la Fuente, asesor de Cristóbal Montoro en materia de financiación autonómica, fue quien abrió los ojos al Gobierno de Rajoy sobre el 'problema valenciano' pero luego se opuso a la única solución posible, que es que el Gobierno central cediera recursos a las CCAA. El fondo que plantea ahora es de 2.337 millones de euros y la Comunitat Valenciana sería la principal receptora, con 951.
Es el momento de exigir porque Sánchez habló de movilizar 200.000 millones de euros para afrontar esta crisis y con tantos ceros hay menos miramiento con el gasto. Ha dispuesto 16.000 millones y solo tendría que sumar 2.337 millones en forma de Fondo de Nivelación. Tenemos a favor que la andaluza Montero sabe que es una buena solución y que Andalucía sería la segunda receptora. Habría que sumar apoyos en esa comunidad, Murcia y Castilla-La Mancha, que también recibirían. Y de Errejón, que tanto dice que nos quiere.
Baldoví ha amagado con no apoyar la prórroga del estado de alarma el próximo miércoles. Su voto no era decisivo, pero ahora que Arrimadas se lo está pensando la cosa está más ajustada e igual le llama alguien con más peso que Adriana Lastra. Sin olvidar que, como dijo el presidente de la CEV, "esto no es una cuestión solo de Compromís". No inventemos problemas, enredemos.