VALÈNCIA. La brutalidad que impregna la existencia es la materia prima con la que el escritor y cineasta Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958) confecciona sus obras. No busquen en ellas versiones almibaradas de la realidad. Tampoco miradas morbosas para complacer a quienes observan cómodamente el horror desde el sofá y ansían atisbar de reojo los abismos humanos. No, nada de eso. Más bien se trata de retratar sin concesiones las entrañas del mundo que habitamos, de buscar la redención frente a la barbarie. Y es que, para Arriaga, amar la vida pasa, inevitablemente, por penetrar en sus oscuridades y bucear en sus infiernos. Por valerse de la ficción para narrar toda la inmensidad de sus violencias.
Detractor del término ‘guionista’ (tendrán ustedes que seguir leyendo para averiguar los motivos), este devoto de la caza con arco ha firmado películas como Amores perros, 21 gramos, Babel, Lejos de la tierra quemada o Los tres entierros de Melquiades Estrada. También las novelas El salvaje, El búfalo de la noche o Escuadrón Guillotina. El próximo 8 de noviembre impartirá una masterclass en La Mutant sobre construcción de personajes como parte de la programación del VLC Pitch Forum.
-“Para hablar de la vida hay que hablar de la muerte”, ha comentado en alguna ocasión. Y, de hecho, la muerte y la violencia son dos de los grandes temas en sus obras. ¿Cree que la sociedad vive de espaldas a ellas? ¿Estamos fomentando una visión edulcorada de la vida, sin espacio para el dolor o el luto?
-Vivimos en una sociedad aterrada con la muerte y sus manifestaciones, entre ellas el decaimiento del cuerpo. Las cirugías plásticas son muestra de cuán nos horroriza el que la muerte se aproxime. Incluso, como cazador, soy atacado por grupos que no comprenden la complejidad de la relación muerte/vida. No hay sentido de la vida sin la muerte. Por lo que creo que mi trabajo es sobre el peso de la vida, no de la muerte.
-En múltiples ocasiones ha defendido el término ‘escritor de cine’ frente a guionista para definir su profesión. ¿Cree que los guionistas son los grandes olvidados de la creación cinematográfica?
-La palabra “guion” es peyorativa. Significa solo hacer una guía y no una obra. Como director, productor y escritor sé de las dificultades de cada una de estas actividades, y puedo decir que la más compleja es la de escribir. Se crea un mundo de la nada que después será interpretado por actores y por una cámara. No con esto demerito el trabajo que he hecho como director o productor, simplemente quiero hacer énfasis en que escribir una historia es partir de cero.
No creo que los escritores seamos los “grandes olvidados”, tan no es así que me honra la invitación que me hacen a Valencia al Pitch Forum. Si fuera olvidado, ni siquiera sería considerado.
"La palabra 'guion' es peyorativa. Significa solo hacer una guía y no una obra"
-¿Los espectadores son conscientes de la importancia de un buen guion en el resultado final de la obra?
-El espectador siempre queda marcado por las historias que se cuentan.
-¿Los creadores mexicanos, en cine o literatura, están sabiendo reflejar la violencia que recorre el país?
-Creo que sería tristísimo que como creador mi obligación fuera solo retratar un pedazo de nuestra realidad. En México hay decenas de historias al margen de la violencia. Historias de amor, de amistad, de encuentros, de logros, de felicidad, de nacimientos. Y en la pregunta hay un error: no todo el país está recorrido por la violencia.
-¿Cómo valora la situación de los profesionales latinos en la industria cinematográfica de Estados Unidos? ¿Se están dando pasos para alcanzar una mayor visibilidad?
-En mi experiencia personal mi trabajo ha sido valorado y respetado en la industria cinematográfica de los Estados Unidos y me han dado trabajo e innumerables oportunidades. No puedo más que agradecer a la generosidad y apertura de la industria de la cultura americana.
-¿Hacia dónde cree que se encamina la crisis humanitaria en la frontera entre México y Estados Unidos?
-Tarde o temprano no habrá más que sentarse a dialogar. El problema es muy complejo y con decisiones unilaterales no se consigue nada. Creo que lo más sano es que los países sean capaces de crear oportunidades para sus habitantes y que las guerras económicas, propiciadas por el neoliberalismo más salvaje, no sigan propulsando la expulsión de migrantes a economías del primer mundo. Yo pude ver con la experiencia de mis amigos campesinos, Lucio, Pedro y Melquíades Estrada, lo devastador que fue para ellos la firma del tratado de libre comercio. Se vieron obligados a migrar porque la entrada de productos agrícolas estadounidenses al mercado mexicano, a precios bajísimos, impidió que sus cosechas fueran compradas a un precio que les permitiera subsistir. Yo fui testigo como en el año en que mejor cosecha de sorgo tuvieron, no pudieron venderla.
-En algún momento comentó que no cree en la inspiración, ¿se ha idealizado la figura del genio creativo con grandes momentos de lucidez?
-Creo que debemos idealizar la disciplina, el rigor, el trabajo y la dedicación. Un genio creativo sin trabajo difícilmente puede sobresalir. Son muy escasos los ejemplos a lo largo de la historia.
-En la masterclass que impartirá en Valencia se centrará en la construcción de los personajes. ¿Qué importancia tiene crear personajes complejos a la hora de lograr profundidad en los textos?
-No en todos los géneros los personajes complejos son necesarios o incluso, recomendables. Hay películas, sobre todo las comerciales, que usan la simpleza y los lugares comunes para lograr la aceptación rápida de sus personajes.
Dicho esto, en el tipo de trabajo que yo hago, y el que me gusta ver, la complejidad de un personaje se convierte en un atractivo. Y algo que he dicho siempre a mis alumnos: “jamás traten de ser profundos. Ustedes dedíquense a contar una historia. Si ustedes son profundos, su historia será profunda”. La profundidad a voluntad es imposible.
"No en todos los géneros los personajes complejos son necesarios o incluso, recomendables"
-Defiende que el arte debe incomodar, hacer que uno se cuestione sus valores...
-Ese es el arte que a mí me gusta, pero no creo que deba ser la meta de todo artista. Hay quienes quieren buscar valores estéticos, por ejemplo y su compromiso es con la belleza, no con incomodar. Eso me parece tan válido como la confrontación.
-Otros creadores aseguran que les dan igual los premios, pero usted sí que afirma que le hacen ilusión. ¿Hay algo de pose en esa idea de no prestar atención a los galardones?
-Claro, no importa sino hasta que se los dan. Los premios son un reconocimiento y aunque no son el pastel, si es la guinda en el pastel.
-¿Cree que el cine actual está abusando de la explotación de franquicias y sagas? ¿Estamos condenados a una cartelera plagada de secuelas y precuelas?
-Creo que estamos hablando del cine norteamericano. En México no hay franquicias, ni sagas, ni estamos plagados de secuelas y precuelas. No confundamos el cine hollywoodense, con el CINE.
-Voces como la de Martin Scorsese han arremetido recientemente contra las películas de superhéroes asegurando que no “no son cine”, sino “parques de atracciones”. ¿Qué opinión le merecen este tipo de producciones?
-Tengo amigos que quiero que hacen cine de superhéroes. Tengo amigos que quiero que jamás harían una película de superhéroes. Las razones para crear son múltiples y son válidas todas. No juzgaría ni a uno ni a otro. Dicho esto, a mí no me atraen las películas de superhéroes.
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