CASTELLÓ. Una hora de camino en coche y apenas 80 kilómetros separan a las Escuela de Diseño de Castelló y de València que, sin embargo, pocas veces han estado tan cerca como ahora. ¿Qué es lo que ha unido a ambos centros artísticos? Un rara avis mayor: el deseo de conectar la joyería con la cerámica. Una fusión que, en medio de un mundo hiperconectado, pocas veces se da. "No es algo que se intente a menudo, porque hacerlo tiene muchas dificultades. Para quienes hacemos cerámica la joyería nos parece un formato muy ligero, estamos acostumbrados a trabajar con piezas más grandes. Por el contrario, quienes hacen joyas suelen trabajar con materiales de un tamaño menor. Por eso, unir ambas fue un gran reto", explica Ana Llorens, quien aún así creyó interesante impulsar un proyecto de colaboración entre los departamentos de Cerámica y Joyería de Castelló y València, respectivamente, para que sus alumnos aprendieran a manejarse en ambas disciplinas.
"Desde la escuela de cerámica de Castelló siempre nos hemos encontrado con el hándicap de que nuestros alumnos cuando desarrollan sus proyectos nunca utilizan la joyería. Muchos recurren a materiales ya fabricados y los adaptan a su creación. Por eso, propuse a Carlos Pastor, profesor en València, que nos dejarán ir a ver su escuela y los talleres para que los estudiantes conocieran otros procesos".
El resultado de este encuentro fue mejor de lo esperado. El interés que despertó en estos propició que, por un lado, los alumnos de Castelló hicieran pieza cerámicas y por otro lado, los de València las intervinieran para convertirlas en joyas artísticas. Un trabajo entre compañeros totalmente desconocidos que ha derivado en la creación de una colección de piezas que se expondrá en Castelló del 15 de enero al 8 de febrero y más tarde, aún por concretar fecha, en València. Así mismo, se ha confeccionado un catálogo en el que han terminado implicándose alumnos de otras especialidades como la fotografía, el diseño gráfico, el diseño de moda y la comunicación audiovisual.
"El proyecto acababa en principio con la creación de las piezas. Nuestros alumnos por ejemplo encontraron muchas dificultades a la hora de intervenir la cerámica porque muy fácilmente se rompe. No es técnicamente fácil conjugar materiales tan distintos como el latón o la plata con la arcilla, el gres o la porcelana: los primeros, duros y flexibles, los segundos frágiles y rígidos tras la cocción. Pero todo esto se supo solventar y vimos la posibilidad de darle una dimensión mayor. Una dimensión social, comunicativa y comercial, que es al final el objetivo final de nuestros trabajos. Acabar una pieza para poder venderla y exponerla", señalan Llorens y Pastor.
Una ambición que ha servido además para repensar dos sectores con un nuevo futuro por descubrir. O así lo cree Miguel Monar, director de la EASD de Castelló: "La evolución de las disciplinas artísticas y de diseño nos muestran que en un panorama en el que surgen nuevos campos de experimentación, los oficios artesanales se reivindican junto a procesos actuales. Y una característica importante de estas propuestas es la cooperación entre profesionales de diferentes áreas. Artistas, diseñadores y artesanos aportan conocimientos y creatividad para construir un nuevo campo del diseño: la artesanía contemporánea. La artesanía que recupera el prestigio perdido como parte de un patrimonio cultural".
Y ahí viene lo más interesante, son las nuevas generaciones las que están tratando de recuperar y reconvertir una creación anclada a la tradición que con el tiempo ha pasado desapercibida. Así lo siente también Antonio Sánchez García, profesor de Historia de la Joyería en València, y quien cree que "la porcelana gana terreno en el diseño de joyas", pese a que históricamente los materiales cerámicos no han sido muy utilizados. "Esta se centraba en la producción de artículos de lujo que debían estar realizados con materiales 'nobles', requisito que el barro no cumplía porque estaba asociado a la elaboración de objetos utilitarios", cuenta el profesional.
"No obstante, en el Antiguo Egipto, por ejemplo, hallamos una importante producción de piezas de fayenza, pasta cerámica vitrificable que imitaba las tonalidades de la turquesa o el lapislázuli. Con ella se hacían anillos, pectorales y otras tipologías joyeras, manufacturadas todas según procedimientos cerámicos", añade el historiador, quien tiene claro que las posibilidades que ofrece el trabajo conjunto de ceramistas y joyeros es infinita.
No son pocos, en efecto, los nuevos creadores valencianos que están aplicando ambas técnicas en sus diseños. Lo hacen vinculando el trabajo artesano con las nuevas tecnologías. Unos proyectos que además no se quedan solo en el papel, ni en la producción. La artesanía milenial entiende que la importancia y la herencia de la cerámica está viva y debe florecer en paralelo a las nuevas tendencias. Por eso, lo hacen en conjunción con otras disciplinas y en coordinación con la sociedad en la que habitan.