LONDRES (EFE/Manuel Sánchez Gomez). La escalada de positivos en coronavirus creada por el Adria Tour de Novak Djokovic ha sido contrarrestada por la serenidad británica y el buen hacer de Jamie Murray, hermano de Andy, que ha dado luz a un torneo de exhibición, de acorde con las circunstancias de la pandemia que vive el mundo.
Goran Ivanisevic, Borna Coric, Grigor Dimitrov, Viktor Troicki, el propio Djokovic, su esposa... Son muchos los contagiados que propició la exhibición montada por el serbio en los Balcanes. Fiestas multitudinarias, partidos de baloncesto, de fútbol, público en las gradas, abrazos, choque de manos, ausencia de mascarillas y distancia social... Son solo algunos de los errores que esa exhibición cometió, y que Jamie y los suyos han acortado de raíz para demostrar lo que puede ser el tenis en condiciones de pandemia.
El hermano de Andy, consagrado doblista en el circuito con varios Grand Slam en su palmarés, organizó la exhibición junto con la empresa británica Schroders, que actúa como patrocinador, y Amazon Prime, que emitió el torneo en exclusiva en el Reino Unido.
Jamie creó un torneo dedicado a los tenistas británicos. En principio a las ocho mejores raquetas, aunque se fue ampliando debido a las bajas. Su formato ha sido similar al de las Finales ATP, con dos grupos de cuatro jugadores, dos semifinales y la final. Los partidos se han jugado al mejor de tres sets, con la introducción del súper desempate en el tercero en lugar de disputar una manga entera.
La gran novedad ha sido la imposición de una estrictas medidas de seguridad que han chocado frontalmente con los visto en los Balcanes.
Una de las imágenes más icónicas de la previa fue la de los hermanos Murray hablando a dos metros de distancia apoyados en una balcón viendo la pista de entrenamiento del torneo, ubicada en el Centro Nacional de Tenis de Londres, cerca de donde se disputa la previa de Wimbledon.
Los partidos han discurrido con una prudencia parecida. Se eliminó la figura de los jueces de línea y los puntos controvertidos los decide el Ojo de Halcón.
Cada jugador tiene sus pelotas, que recogerá él mismo, acabando de esta manera con los recogepelotas, o el entrenador, quien también puede suministrárselas. El entrenador de cada jugador se ubica en uno de los extremos, en una silla, con guantes para no tocar directamente las bolas de juego.
Además, esto permite otra variante no incluida en el tenis normal, la introducción del 'coaching' ya que los técnicos pueden dar instrucciones a sus jugadores.
Los tenistas no han tenido que realizar cambios de lado, ya que al ser un torneo bajo techo no hay problemas con el sol. La toalla para el sudor quedaba a un lado de la pista y era el propio jugador el que tenía que cogerla para secarse.
Obviamente tampoco ha habido público. El torneo incluso recrudeció sus medidas cuando vio lo ocurrido con Djokovic y suspendió las visitas de la prensa a las instalaciones.
Jamie Murray ha dado un espaldarazo al tenis en el momento en el que más lo necesitaba, justo cuando las dudas comenzaban a amenazar a un circuito al que le quedan semanas por volver. Djokovic creó un ridículo que puso al tenis en el punto de mira y una imagen alrededor de este deporte que no es real.
Jugar al tenis es seguro, si se sabe cómo hacerlo, y un grupo de británicos se han encargado de demostrarlo.