El acceso a la educación es una asignatura pendiente en las regiones más aisladas del mundo. Hoy de la mano de la ONG AIDA vamos a conocer detalles de la vuelta al cole en Guinea Bissau donde la educación online no ha llegado.
La vuelta al colegio en la nueva normalidad generada por la covid-19 está siendo un rompecabezas para la comunidad educativa de todos los países del mundo. El gobierno de Guinea Bissau ha previsto medidas de seguridad para la prevención del coronavirus en las escuelas que retoman las clases pero no todas las niñas y niños han vuelto a escolarizarse.
Y es que todo el trabajo que se había conseguido durante años para conseguir que especialmente las niñas estuvieran escolarizadas, ha ido hacía atrás. Según la organización AIDA, solo el 30% de las niñas en edad escolar se matricula en las regiones rurales aisladas con todo lo que ello conlleva.
La no escolarización por la pandemia del coronavirus, podría haber provocado la subida de los índices de analfabetismo y el incremento de los abusos sexuales, sobre todo hacia las niñas, en las zonas rurales más aisladas.
En la región entre dos fronteras, la de Guinea Bissau y la de Senegal, la situación también se ha vuelto más complicada para las comunidades que ya vivían condicionadas por el aislamiento y la falta de recursos. Antes de que el coronavirus cambiara la forma que tenemos de ver el mundo y relacionarnos, el acceso a la educación de calidad en las zonas rurales ya era una asignatura pendiente para el gobierno de Guinea Bissau. Ahora todavía es más dura la realidad.
Las clases también se detuvieron en el mes de marzo en Guinea Bissau. Sin embargo, allí la posibilidad de una educación a distancia no fue una opción para muchas familias. Se trata de una zona donde el índice de pobreza extrema supera el 70%, según cifras del INE 2016. No existe un servicio de luz pública ni saneamiento básico y el abastecimiento de agua, cuando se consigue, es mediante pozos comunitarios artesanales.
En estas condiciones, las escuelas comunitarias se centraron en marzo en dos aspectos fundamentales: difundir información sobre el coronavirus y en el seguimiento a distancia de la situación de los niños y niñas que no podían ir al colegio.
“El seguimiento lo hicimos por teléfono y nos permitió recoger datos sobre dónde estaban los niños y niñas y en qué condiciones estaban pasando la situación del Estado de Alarma sus familias”, comenta Joao Losada, coordinador de proyectos de educación en Guinea Bissau de la ONGD AIDA, Ayuda, Intercambio y Desarrollo. “Como ha pasado en todo el mundo, aquí la situación económica ha empeorado debido a la pandemia. Gran parte de la ciudadanía vivía ya en situación de pobreza y esta se ha ido agravando con el paso de los meses. Muchas familias terminan dependiendo de la agricultura como única fuente de alimento e ingresos”, añade.
Este aislamiento y la falta de recursos materiales y humanos provoca que muchas familias no puedan escolarizar a sus hijos e hijas.
Solo el 30% de las niñas en edad de entrar a la escuela termina matriculándose y la tasa de alfabetización de niñas y mujeres en zonas rurales es de un 10%, según DGAENF (informe Effective Intervention, 2011).
Las escuelas comunitarias surgieron en los años 80 para hacer frente a la incapacidad del Gobierno de garantizar un acceso a la educación digno y de calidad en las regiones más aisladas del país. Se trata de escuelas rurales de educación formal reconocidas por el Ministerio de Educación en las que se siguen los planes de estudio oficiales. Los propios padres y madres de los alumnos/as fijan cuotas para sustentar el salario del profesorado, velan por la gestión del centro e incluso se encargan de la construcción y mantenimiento de la escuela de forma comunitaria. AIDA trabaja en la región desde hace ya más de 10 años colaborando en el mantenimiento de las escuelas, formación del profesorado y sensibilización de familias sobre la importancia de la educación para niñas y niños.
“Nuestro trabajo también ha tenido que adaptarse a la nueva situación. En julio y agosto hicimos varias formaciones para profesorado y comités de gestión de las 18 comunidades donde trabajamos con el objetivo de reforzar la importancia de la escolarización de niños y niñas, pero también haciendo hincapié en las medidas de prevención del coronavirus transmitidas por el ministerio de salud”, comenta Joao.
El sistema de saneamiento en sus casas muchas veces no está garantizado, por lo que la escuela es un punto clave para poder mantener una higiene correcta.
Allí el Ministerio de Educación también ha emitido un documento con orientaciones para la vuelta al colegio: reducir el aforo de las clases, uso de mascarilla, respetar el distanciamiento social y lavarse las manos varias veces al día.
Recorrer en coche una distancia de 80km supone más de dos horas y media de trayecto. Las comunidades viven aisladas tanto de la capital de Guinea Bissau como de las regiones más cercanas de Senegal.
La radio es el canal de comunicación más habitual. De hecho, muchas familias se reúnen después del trabajo en el campo para escuchar la radio como forma de entretenimiento y acceso a cualquier tipo de información nacional e internacional.
Antes de la llegada del coronavirus, la radio ya era un instrumento fundamental para la comunicación con las comunidades.
La radio ha sido la herramienta clave para comunicar a las familias en comunidades rurales qué era el coronavirus y cómo prevenirlo.
Aunque el foco siga puesto en la prevención de la pandemia, el equipo local no pierde de vista el objetivo fundamental que es garantizar una educación digna y de calidad para niños y niñas, independientemente de dónde residan. Con el arranque del año escolar este mes de octubre, volverán también los programas de radio “Niños y niñas ciudadanas” y “Vivir bien. Vivir con derechos”.
Además, todo el equipo técnico local de la asociación visitará las 18 comunidades donde hay escuelas comunitarias para mantener las acciones de sensibilización sobre la importancia de la escolarización de los más pequeños y mantener el trabajo de concienciación con las familias para erradicar prácticas que vulneran los derechos de niños y niñas, como son el trabajo infantil, el matrimonio forzoso y la ablación genital femenina.
Un trabajo intachable que realizan en países como Guinea Bussau, entidades como AIDA que se financia, entre otros canales, gracias a nuestras aportaciones como por ejemplo la compra de libros en sus librerías solidarias de segunda mano.
La semana que viene… más!