VALÈNCIA (EP). Los pulgares de los neandertales se adaptaron para sostener mejor herramientas con mango, de la misma manera que ahora sostenemos un martillo, según un artículo publicado en la revista 'Scientific Reports'.
Además, los hallazgos sugieren que los neandertales desarrollaron agarres de precisión, donde los objetos se sostienen entre la punta del dedo y el pulgar, más complejos que los agarres de fuerza, donde los objetos se sostienen como un martillo, entre los dedos y la palma con la fuerza que dirige el pulgar.
Mediante análisis 3D, Ameline Bardo, investigadora de la Universidad de Kent, en Reino Unido, y sus colegas mapearon las articulaciones entre los huesos responsables del movimiento del pulgar, denominado colectivamente complejo trapeciometacarpiano, de cinco individuos neandertales y compararon los resultados con las mediciones tomadas de los restos de cinco humanos modernos tempranos y 50 adultos modernos recientes.
Los autores encontraron covariación en la forma y la orientación relativa de las articulaciones del complejo trapeciometacarpiano que sugieren diferentes movimientos repetitivos del pulgar en los neandertales en comparación con los humanos modernos.
La articulación en la base del pulgar de los restos de neandertal es más plana con una superficie de contacto más pequeña y se adapta mejor a un pulgar extendido colocado al lado del costado de la mano.
Esta postura del pulgar sugiere el uso regular de empuñaduras eléctricas de 'apretar', como las que usamos ahora para sostener herramientas con mangos. En comparación, estas superficies articulares son generalmente más grandes y más curvas en los pulgares humanos modernos recientes, una ventaja al agarrar objetos entre las yemas del dedo y el pulgar, lo que se conoce como agarre de precisión.
Aunque la morfología de los neandertales estudiados es más adecuada para los agarres de fuerza, aún habrían sido capaces de realizar posturas de mano de precisión, pero esto habría sido más desafiante que los humanos modernos, según los autores.
La comparación de la morfología fósil entre las manos de los neandertales y los humanos modernos puede proporcionar más información sobre los comportamientos de nuestros parientes antiguos y el uso temprano de herramientas, señalan los investigadores.