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EL MURO / OPINIÓN

Política de colchón

Foto: KIKO HUESCA/EFE

Si todo debate gira en torno a un colchón es que vamos mal. Triste presente, con alegría económica de primarias y reparto territorial. Van a saco. Parece que no hay ideas, ni discurso, salvo el tú más o la propaganda 

24/02/2019 - 

Nuestro sistema político vive en una dimensión paralela. Sin excepciones. Nada que ver con la que habitan y sufren los mortales. En ello se perpetúan sin atender necesidades reales de nuestra sociedad, la misma que ve cómo las ayudas sociales no siempre llegan, los impuestos aumentan para tapar vergüenzas y los cargos a dedo se multiplican con facilidad pasmosa. Faltaban periodistas falderos al servicio del poder o la oposición que transitan de tertulia en tertulia cantando bondades y defendiendo imposibles, aunque alejados de lo que debería ser su verdadera ocupación: denunciar tropelías, luchar contra injusticias, ser contrapoder o, al menos, portavoces de quienes no tienen voz pero a los que se les exige el voto y los impuestos para que nada cambie o se transforme, salvo excepciones como la nueva ley de la ministra Calviño sobre las hipotecas que es de aplaudir.

Esta semana hemos visto un auténtico espectáculo en el Congreso de los Diputados. Un sainete para unos, una tragicomedia valleinclanesca para otros, pero de un nivel que asusta con un First Date en toda regla para rematarlo. Será el amor. Un timo vinculado a un lobby llamado clase política, como siempre, y a televisiones afines interesadas en el claroscuro.

Toda nuestra realidad gira desde hace ya demasiado tiempo en torno a ese mundo irreal que distrae altos tribunales, intenta tapar vergüenzas de corrupción que continúan aflorando sin freno, y aburrimiento, y se han convertido en epicentro de nuestra vida y economía. O peor aún, que están arrastrando nuestra realidad a un agujero del que desde la reducción de miras generales nos conducirá a una deuda pública descontrolada y un porvenir de poco fiar y más turbio. O al pasotismo, que es el fin soñado: El Dorado.

Todos estos que se disputan cargos y puestos con altos sueldos por muy neo progres que se definan pero que han encontrado un chollo en su nueva ocupación, se pelean ahora por conseguir el mejor puesto en las nuevas listas de salida. Hasta el President de Les Corts quiere plaza. Ya ha elegido por sí mismo destino: ser conseller. Lo airea con alegría. Unos quieren continuar y otros dicen: menudo chollo, me toca a mí.

Lo demás da casi absolutamente igual. O eso parece. Es echarte a la cara a primera hora los periódicos del día y comprobar cómo este país está patas arriba. Y así nos iremos hasta después de verano. Porque entre elecciones, recomposiciones, repartos, confirmaciones y otros asuntos, este país va a estar parado durante meses. Luego será un volver a comenzar. Un reparto de pastel en el que no existen ya ideas sino ambiciones personales y/o de partido.

Vivimos en un país triste y entristecido. Al final, unos piensan que mejor dejar de lado todo el ruido mediático para evitar intoxicaciones. Otros, bastante tienen con lo suyo. El resto, o los que estamos en lo que nos corresponde, comprobamos cómo casi nada es subsanable. El sistema político español se ha convertido en un alien. Son trolls que salen de la cueva no para convertirse, por mucho que nos engañen, en figuras de Platón que descubren otra realidad, sino para ser todavía más endogámicos.  

¿Saben cuánto podría hacer una comunidad autónoma, un municipio, una sociedad, un Estado, una tribu con 200 millones de euros? Sí, doscientos millones. Pues eso es lo que nos vamos a gastar en unas elecciones generales que no coincidirán con las europeas, autonómicas o municipales por capricho. O sea, las cuatro elecciones a las que vamos a hacer frente en los próximos meses quiere decir que se van a llevar una cantidad tal de millones que no quiero ni saber. Total, por capricho político, intereses partidista, por vanidades innecesarias o, simplemente, por ambiciones políticas. Luego, si me dejan rematar, no gobiernan en pro de una sociedad más sostenible y productiva sino en lo que estos de ordenador gratis, pacto en la sombra, smatrphone de regalo y todo tipo de prebendas añadidas deciden por interés particular o acuerdo interno, que es lo peor. A mí que no me manden correo electoral. Mejor que donen los veinte euros de mi participación electoral a fines sociales, por ejemplo a Casa Caridad donde ha aumentado un 44% su número de usuarios y desde nos alertan que cada día hay más mujeres y jóvenes en situación vulnerable.


Foto: KIKE TABERNER

Miren si no estas semanas de vigilia autonómica con el caso del “mártir” Zaplana y toda la colla de beneficiados de rezo y presuntas comisiones que  nos han sacado a la luz y los que ya ni escuchamos por hastío. ¡Cómo se repartían el dinero! Sin escrúpulos por mucho cilicio que algunos utilicen para purgar sus pecados.

Tenemos tres presidentes autonómicos en asuntos de tribunales y esta sociedad no se levanta en armas. Somos tolerantes, pero a veces también algo obtusos, por ser fino. Vivimos política de marqueting. Pura fachada fraudulenta de libro tapadera y estética ficticia.

Sin embargo, desde 2003 hasta 2018 nuestros ex presidentes autonómicos se han llevado casi un millón de euros en sueldos vitalicios, como así consta en una respuesta parlamentaria de nuestras Corts. Sin olvidar los que han saltado de acera. Y no pasa nada. Están más de la mitad en el ojo de la desmesura personal y sentados en el banquillo y aún se los llevan limpios. ¿Es o no para tomárselo en serio? Miren la Junta de Andalucía: más de un millar de cargos designados a dedo en empresas públicas de las que se desconocía función y ocupación.

Sí, seguramente estaremos cansados. Mucho. Pero el último informe de Transparencia Internacional recordaba que España simplemente ha registrado una ligera mejoría en cuanto a la percepción de corrupción que nos sitúa en la posición 41 entre 180 países, frente al 42 de 2017, por lo que las prometidas reformas no han funcionado.

Tengo amigos que trabajan como empresas de apoyo a la Administración realizando servicios, más bien financiando el sistema público de salud y dependencia, por poner un ejemplo. Están al borde del caos, mientras les recuerdan que para poder hacer frente a una subvención que les animaron a pedir, lo que ahora es recomendable es solicitar una póliza de crédito con el aval de la Administración, pero asumiendo el coste de los intereses. Son sólo dos ejemplos de nuestra realidad familiar o de pyme.

Este país se nos va de las manos. No me extraña que todos quieran formar parte de una lista electoral. Es el chollo. Es un timo. ¿Catarsis?, sí gracias. Por favor que alguien nos intervenga por muchos ejercicios espirituales que se pongan y grafitis en museos permita el “konseller” Marzá  como ejercicio de supuesta, nula, absurda modernidad peor entendida y contraria a ley. Espero que paguen de su bolsillo las manos de pintura que va a necesitar el claustro renacentista del Centre del Carme a los que aluden como justificación para arreglar el asunto de los grafitis en un Bien de Interés Cultural (BIC) doble por ser monumento y al mismo tiempo centro de arte.  Normal que haya terminado en un juzgado.

Por cierto, nuestra economía y sociedad ha sido y es agraria, para nada noble y menos burguesa. Pero ¿quién está al lado de nuestros agricultores mientras el campo y el naranjal muere ante el silencio de la UE? Para qué queremos eurodiputados si no logran nada en defensa de nuestros intereses en cítricos, por ejemplo, base económica de tantas familias. Para, simplemente, hacer ruido y unas fotos en Venezuela de precampaña. Nuestra realidad es política de colchón, colores, encuestas y algarabía: cada vez más alto, más fuerte y más ininteligible.

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