VALÈNCIA. Tal y como se barruntaba desde hace semanas, el president de la Generalitat, Ximo Puig, ha tomado la decisión de adelantar las elecciones autonómicas previstas para el 26 de mayo al 28 de abril, fecha en la que también celebrarán las elecciones generales convocadas por el socialista Pedro Sánchez.
Los cinco consellers de Compromís del Gobierno del Botánico han mostrado su rechazo en el pleno del Consell a la propuesta del president de la Generalitat, Ximo Puig, a adelantar las elecciones autonómicas para hacerlas coincidir con los comicios estatales del próximo 28 de abril.
De esta manera, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, y los consellers Vicent Marzà(Educación), Rafa Climent (Economía), Manuel Alcaraz (Transparencia) y Elena Cebrián(Medio Ambiente) han rechazado la idea de adelantar las elecciones.
En los últimos días, se había intensificado el debate en el entorno del jefe del Consell y existía una opinión generalizada tanto en el Palau como en la cúpula del PSPV favorable al adelanto. Según las cuentas de los socialistas valencianos, hacer coincidir los comicios puede favorecer de forma notable los resultados de Puig, quien a su juicio se verá beneficiado por la que esperan sea una gran movilización de la izquierda frente a un posible tripartito de derechas entre PP, Ciudadanos y Vox.
De confirmarse esta teoría, el buen resultado del PSOE arrastraría a Puig y le permitiría gobernar con mayor holgura al aumentar la distancia entre sus socios del Botànic, Compromís y Podem. Por su parte, la coalición valencianista, con Mónica Oltra a la cabeza, ha mostrado tanto en público como en privado su preferencia por terminar la legislatura y no acometer el adelanto.
En este sentido, el presidente de la Generalitat y su entorno habían deslizado en varias ocasiones que una decisión de estas características se consultaría con sus socios del Botànic, si bien finalmente este paso adelante parece haberse adoptado de forma unilateral por parte de Puig más allá de la comunicación final a Oltra de la decisión. Una situación que provoca un final abrupto del Botànic y prevé una campaña dura entre los que han sido socios.
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