VILA-REAL. Mucho ha cambiado el Arsenal en 15 años, tiempo transcurrido desde que se viera las caras con el Villarreal en aquella semifinal europea de 2006. Eran tiempos mágicos para los gunners, que venían de ganar la Premier League dos años atrás sin ceder una sola derrota y eran un rival temible en Inglaterra y Europa: en aquella Champions League los Henry, Fábregas, Ljungberg y compañía dejaron en la cuneta a Real Madrid y Juventus y sufrieron de lo lindo en la Plana para alcanzar la ansiada final, en la que terminaron sucumbiendo ante el FC Barcelona de Frank Rijkaard.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. El Arsenal vive el inicio de una nueva de la mano de Mikel Arteta, el técnico en el que se ha confiado para lanzar un proyecto a largo plazo que escape a la dilatada sombra de Arsène Wenger. Todo lleva su tiempo, y el Arsenal ronda una decepcionante décima posición en una liga que no da margen para la nostalgia. La competitividad y la exigencia en Inglaterra son demasiado para un equipo plagado de jóvenes jugadores aún por hacer pero con un gran futuro, y que ha encontrado en la Europa League un gran salvoconducto para cambiar el signo de una temporada mediocre en lo doméstico y, de paso, volver a la Champions League tras algunos años de ausencia.
Las horas compartidas de Mikel Arteta con Pep Guardiola se plasman en el terreno de juego de un modo tan claro como transparente. La apuesta del vasco se basa en la pelota, la recuperación tras pérdida y la valentía de aceptar los riesgos que ello conlleva para un equipo inexperto, además de manejar un amplio abanico de variantes tácticas en función de la ubicación del balón, la posesión, la iniciativa del rival o la dificultad para sacar el balón jugado. Es decir, es un equipo diseñado por y para tener la posesión del balón, pero que sufre enormemente en fase de repliegue tras pérdida o si no acierta de cara al gol.
A pesar de no ser un equipo consistente atrás (probablemente veamos al central de Almussafes Pablo Marí en el eje de la zaga), el Arsenal tiene el talento y el descaro para hacer mucho daño con el balón con Dani Ceballos como maestro de ceremonias acompañado por el canterano del Atlético de Madrid Thomas Partey. Serán los dos hombres encargados de encender la mecha de sus hombres de ataque en La Cerámica. Ahí Arteta deberá elegir: la baja de Lacazette la deberán suplir Saka, Odegaard, la perla Smith Rowe (con opciones de entrar en el once también para Pépé y Nketiah) y, sobre todo, Pierre-Emerick Aubameyang, que presumiblemente volverá a ser de la partida tras algunos partidos de baja por contraer la malaria con su selección.
Para contrarrestar tanto talento londinense, el Villarreal necesitará de la solidez defensiva mostrada durante gran parte de la temporada, gracias en buena parte a una pareja de centrales internacionales que armoniza con fantástico resultado la experiencia y seriedad de Raúl Albiol con la calidad y el descaro de Pau Torres, además de un centro del campo permanentemente pendiente de las ayudas y coberturas en fase defensiva.
Habida cuenta de las virtudes y defectos de los gunners, todo hace indicar que Unai Emery, que se enfrentará a su exequipo, optará por una presión adelantada con el objetivo de forzar pérdidas en zonas de peligro y encontrar situaciones de ventaja para Gerard Moreno y Carlos Bacca, o quizá el olfato goleador de Paco Alcácer. Si el Submarino es capaz de reducir los espacios entre líneas y no dejar al Arsenal sacar al balón jugado y conectar con facilidad con su línea de tres cuartos, tendrá mucho ganado de cara a la vuelta en el Emirates.
