VALÈNCIA. Los últimos días han sido especialmente tensos en la política española. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez se afana por ultimar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y preparar la próxima Conferencia de Presidentes que debe abordar el futuro reparto de fondos europeos, la temperatura en el Congreso se ha elevado por cuestiones como el pretendido desbloqueo por parte de PSOE y Unidas Podemos de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Un ambiente caldeado e incierto para el Gobierno, que navega entre la lucha contra la pandemia -conflicto incluido con la Comunidad de Madrid- y la necesidad perentoria de poder consolidar la legislatura con la aprobación de los PGE. Sobre estas y otras cuestiones Castellón Plaza charla con el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes (València, 1968).
-La política nacional se ha centrado esta semana en el conflicto por el desbloqueo de la elección de miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) impulsada por PSOE y Unidas Podemos que ha enfadado a la oposición. ¿No ha sido peor el remedio que la enfermedad?
-Lo que me sorprende es la normalidad con la que el PP, que es un partido de Estado que ha gobernado y que probablemente algún día volverá a gobernar, asuma un papel de boicot a la renovación de los órganos constitucionales. Además, siendo un partido que presume de constitucionalista, lo cual me parece menos serio aún. Hay muchas cosas para hacer oposición y elegir sabotear la renovación del CPGJ, del Defensor del Pueblo, del Tribunal Constitucional... me parece una pésima elección. Creo que ese es el gran problema: porque el Gobierno no puede quedarse de brazos cruzados por un bloqueo del partido principal de la oposición y alguna salida dentro del marco constitucional debe darse.
-¿Diría que queda alguna posibilidad de la vuelta al diálogo entre los dos grandes partidos sobre esta y otras cuestiones?
-Ojalá, pero mi percepción tras la última sesión del control al Gobierno no es optimista. Me parece que el PP está demasiado preso de Vox y eso le hace ir por unos derroteros muy poco pactistas por el temor a perder votos y simpatías por ese lado. Quiero creer que esa es la razón para la actitud poco constructiva y poco acorde con lo que ellos defienden cuando hablan del espíritu de pacto de la Constitución. El presidente Sánchez tiende la mano en estas sesiones, más ahora si cabe en este contexto de pandemia, y hablamos todos los días de la necesidad de estar juntos y de la unidad, pero dos no bailan si uno no quiere. Te toca bailar solo y a lo mejor es lo que tendremos que hacer.
-¿Entienden que es un clima vergonzoso el que se vive en estas sesiones del Congreso?
-Es cierto que produce bochorno. Pero creo que puede haber un elemento de esperanza: si conseguimos aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y poner en marcha los fondos de recuperación de Europa, esto podría dar un mensaje de estabilidad a la legislatura que el PP debería entender. En definitiva, que somos un Gobierno legítimamente constituido y que ellos tienen su legítimo papel en la posición. Quizá eso sirva para salir de estos bloqueos. Ahora bien, pienso que como estamos en ese proceso de presentar y sacar adelante los presupuestos, ellos están haciendo un esfuerzo por evitar que esto salga. Esto es parte de su problema previo de no reconocer a un gobierno salido de las urnas y con un acuerdo parlamentario de mayoría.
-¿Temen un recrudecimiento de la crisis económica que termine con protestas en la calle y una escalada de tensión?
-Es que por eso es tan importante que nos elevemos todos y que, en este contexto de pandemia que no se ha resuelto, la oposición también ayude. Más aún con los 70.000 millones de euros en transferencias directas que tienen que llegar de los fondos europeos y con unos presupuestos pendientes de aprobación que son fundamentales. Por eso creo que la oposición debería reflexionar pensando en España.
-Otro de los conflictos que está echando gasolina al fuego es el que se ha vivido y se vive entre la Comunidad de Madrid gobernada por el PP y el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Desde aquí, se percibe como una batalla encarnizada por el relato.
-En nuestro caso no hay ninguna pretensión de relato, sino de combatir una enfermedad que, no solo en Madrid pero especialmente en Madrid, está haciendo un daño enorme. Eso es lo que debe valer. Si se llegó a un acuerdo en el Consejo Interterritorial con la mayoría de las CCAA, incluida Madrid en un primer momento, lo suyo es poner en marcha esas medidas y no ir a los tribunales y provocar que luego el Gobierno tenga que buscar una cobertura jurídica con el estado de alarma para que se cumplan las medidas. Son medidas, recuerdo, para combatir el virus, sin más. Si la presidenta de la Comunidad de Madrid ve en eso una persecución, creo que debe hacérselo mirar porque es bastante incomprensible.
-El Congreso ya está en tensión y ahora llega la moción de censura de Vox. ¿Les preocupa ese debate y que a menudo logren condicionar la agenda mediática?
-Sí por mí fuera no hablaríamos de Vox. Principalmente porque representan algo conocido en este país, donde existe una vieja y nefasta tradición de pensamiento reaccionario en España. Por ejemplo, en los opositores a la Constitución de Cádiz o los que se posicionaban en contra de los valores ilustrados de la Revolución Francesa... y ahora tenemos una fuerza política en el Parlamento que representa ese tipo de añoranzas que expresan de forma descarada, como cuando compararon el gobierno actual con la dictadura de Franco. Creo que tenemos que hacerles menos caso y hablar más de los problemas de los ciudadanos y de los desafíos que tenemos por delante. El primero, el sanitario, pero también la transición ecológica, la igualdad de género, la despoblación... deberíamos evitar esa agenda que nos plantea, además de forma muy tramposa casi siempre, la ultraderecha.
-En esta línea de quién controla la agenda mediática, sus socios Unidas Podemos han solicitado retirarle el título de emérito al rey Juan Carlos o que Felipe VI no pueda hacer discursos sin el aval del Gobierno. También son debates que al PSOE pueden resultarles incómodos.
-Es que somos dos partidos diferentes. Como dice el Génesis: "¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?". Tenemos un pacto de Gobierno y una agenda y eso es lo que vamos a preservar en esta legislatura. Nosotros representamos lo que es el PSOE, un partido de 140 años de historia que ha estado siempre en la defensa de las libertades y la democracia incluso en épocas muy difíciles. Por eso nuestro sentido es lanzar ese mensaje de empatía social y de estabilidad institucional.
-Usted fue director general del Apoyo a las Víctimas del Terrorismo. Estos últimos días hemos visto al portavoz de Vox en Alicante insultar a través de las redes sociales al presidente del Gobierno acusándole de ser cómplice de ETA y también a una asociación por las víctimas de la covid plantar banderas de España en diversos territorios como homenaje. ¿Le preocupa al Gobierno esta situación?
-Desde el punto de vista moral me parece poco presentable. Yo estuve en esa labor primero en 2005 en el alto comisionado con mi maestro, Gregorio Peces-Barba, que en paz descanse, y después hasta 2011 en el Ministerio del Interior con Alfredo Pérez Rubalcaba, al que también recordamos y añoramos. Es cierto que fueron unos momentos difíciles combatiendo a ETA, algo que hicimos con éxito y elaborando además una ley de Víctimas que sigue en vigor y que es un referente mundial, aprobada en el último trimestre de la legislatura de Rodríguez Zapatero. Quiero reconocer aquí el buen hacer del PP de la época con Alfonso Alonso como portavoz, porque podían haber dejado de respetar la palabra dada y no aprobar la ley juntos. El PP de ahora debería mirar ese ejemplo. Lo que quiero decir es que una de las cosas más terribles que sucedían era cuando se utilizaban desde los partidos políticos a las víctimas para echárnoslas a la cara. Yo puedo entender que un familiar que ha perdido a un ser querido por un atentado terrorista tenga una reacción desaforada fruto de ese sentimiento de pérdida, pero los partidos políticos no podemos utilizar a los muertos. Y veo en estas cosas que se está repitiendo ese estilo. Habría que recuperar algunos valores de respeto y civismo.
-La Comunitat Valenciana viene ofreciendo los mejores datos junto a Canarias en incidencia del coronavirus. Aunque todos seguimos sumergidos en la crisis sanitaria y hay pocos motivos de alegría, ¿se comenta desde el Gobierno de España el ejemplo valenciano?
-Sí, por supuesto. La percepción es que se está haciendo una buena gestión con los rastreadores y la atención primaria lo que, sin cantar victoria, permite pensar que los esfuerzos están dando sus resultados. Al margen de esto, yo tengo una relación fluida con el conseller de Educación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà, y por supuesto, con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. No olvidemos que hay cuatro ministros valencianos: además de José Luis Ábalos, que es el gran referente, está Pedro Duque, Luis Planas y yo. Así que hay una mirada personal hacia la Comunitat Valenciana.
-Con tantos valencianos en el Gobierno, ¿se percibe que está sobre la mesa la pendiente reforma del sistema de financiación?
-Es evidente que la Comunitat Valenciana está infrafinanciada, es algo reconocido y el Gobierno de España es muy consciente. Es algo que debe solucionarse con justicia pero también nos tienen que dejar dar los pasos para cumplir los compromisos entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Por eso decía antes que el PP tiene muchas cuestiones para hacer oposición pero no debe utilizar los asuntos básicos para paralizar todo.
-La ministra de Hacienda decía el otro día en el Congreso que las prioridades habían cambiado con la pandemia. Existe un compromiso para que haya un primer borrador de la reforma en noviembre. ¿Podemos esperar que se cumpla esta promesa?
-No puedo ni debo responder a esa pregunta porque sería introducirme en un ámbito que no me corresponde. Ahora bien, estoy seguro de que la ministra va a hacer todo lo posible por cumplir con todos los compromisos. Es obvio también que la situación de pandemia que estamos viviendo nos condiciona muchísimo. También es cierto, en el aspecto positivo, que van a llegar los fondos europeos mencionados para la recuperación de la crisis sanitaria.
-En cuando al deporte, tiene sobre la mesa la Ley Antidopaje y la necesaria revisión de la Ley del Deporte de 1990.
-Sí. Hemos llevado recientemente al Consejo de Ministros el anteproyecto dela Ley Antidopaje, que es un texto muy duro contra esta práctica. Hemos recogido novedades, no solo en cuanto a sustancias para competir mejor, sino en general con otras que están prohibidas, además del compendio de sanciones para los deportistas que incumplen. Es una ley que tiene una filosofía detrás que consiste en trasladar unos valores para los jóvenes asegurando que los deportistas tengan una actitud ejemplar. Además, la ley del Deporte está muy avanzada también, dado que el anteproyecto ya se presentó meses atrás. Por otro lado, respecto a la Comunitat Valenciana, estamos cuadrando agendas para reunirnos con Juan Roig, que está haciendo una labor muy importante en el apoyo al deporte, además de con la conselleria.
-Según su percepción, ¿se aprecia la mejoría en la relación entre Pedro Sánchez y Ximo Puig?
-Mi percepción es que la relación es muy buena, de lo cual me alegro por el afecto que les tengo a ambos. También debo decir que en un partido en el que se hacen primarias es normal que haya posiciones diferentes y simplemente tenemos que acostumbrarnos, tras las primarias, a seguir trabajando todos en la misma dirección porque estamos en el mismo partido.
-¿Cree que el president Ximo Puig podría tener rival para reeditar su liderazgo en el PSPV?
-La verdad es que ni lo había pensado. Me parece que está siendo un president excelente y que, además, ha fortalecido y afianzado esa dimensión. Así que no sé cuál será el futuro, pero a día de hoy me parece un gran president.
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