El director de cortometrajes, Sergi González, habla sobre su última producción Será nuestro secreto, sobre el cine local y sobre las historias que le interesan y que teje a partir de las (olvidadas) residencias para mayores
CASTELLÓ. Fue el sábado pasado cuando Sergi González ganó su primer premio como Mejor Director en un festival de cortos. Sabía cómo era eso de llevarse un galardón a casa por sus creaciones pero no un reconocimiento absoluto por su trabajo. Será nuestro secreto, rodada durante tres días y con un presupuesto de 15.000 euros, ahonda en el "abandono" al que se ven abocados muchos ancianos cuando son enviados a una residencia. Las personas mayores siempre han sido, en efecto, un pilar fundamental en la trayectoria cinematográfica del vila-realense y un talismán. "Hubo una época en la que la gente me decía que solo hacía moñadas que no me llevarían a ningún lado, pero poco a poco conseguí tener una línea de trabajo que no se entiende sin la denuncia social", explica. Es pues este estilo y este sentido del audiovisual el que ahora se ha visto recompensado.
El film, con patrocinio de la Diputación, ha sido seleccionado -desde que se estrenase en junio de 2018- por 40 festivales estatales e internacionales y ya acumula los seis galardones. Un reconocimiento que tal y como explica González es fundamental para la 'salud' de cualquier cineasta: "No soy de esos directores que se ven recibiendo un Goya algún día, pero obviamente los creadores vivimos en cierta manera de los premios. Nuestro ego se ha de alimentar, sino te lo acabas dejando".
El cineasta acumula con este, 15 cortometrajes en su currículum. Un largo camino que ha ido in crescendo a medida que su trabajo se veía recompensado: "Es evidente que se empieza como un hobby, como muchas otras profesiones creativas. Hasta que llega un día en el que te das cuenta de que realmente puedes vivir del audiovisual. Es pues un proceso evolutivo. Haces primero un corto y de pronto a ese trabajo le dan un premio. Entonces te planteas si lo que estás haciendo no está tan mal, porque hay mucha gente que quiere dirigir, pero no todos consiguen repercusión. Es gracias a los premios que el público te conoce, te reconoce y los profesionales del sector te buscan para hacer trabajos, muchas veces no relacionados estrictamente con el cine, pero es esto lo que te da de comer. Solo de los cortos no se vive...en los mejores de los casos recuperarás la inversión. De este modo, es como una bola de nieve que va girando y que se nutre de época buenas y malas".
Es importante, con todo esto, que cada director sepa moverse en el micromundo desde donde trabaja. Sergi González es consciente de que, a pesar de las posibilidades que brinda una gran ciudad como Madrid, perdería muchas de los medios que le da su ciudad natal. "He rodado en Jaén, donde tengo parte de mis raíces, en Navarra y en Madrid, pero principalmente en Castellón porque está al lado de casa, es más económico y es donde he encontrado el apoyo necesario para tirar hacía adelante. No soy un chico de veinte años que quiere hacer una película, si yo me voy fuera perdería todo esto", asevera. Y es que para su último corto logró reunir, además de los 5.000 euros de inversión propia, dinero de la Diputación, de BP y otras entidades privadas. "Si no hubiera sido por esto, yo no dispongo de 17.000 euros para gastar en un corto".
Aun así, las dificultades que tiene operar desde la provincia no son fáciles de obviar. El director explica que entre las principales trabas que encuentra el sector está el no disponer de una empresa que alquile equipo técnico. "Soy consciente de que vivir en Vila-real multiplica la dificultad de lo que hago, porque estamos aislados de toda realidad y de las subvenciones del Ministerio de Cultura. Entonces, es muy complejo porque la profesión acaba limitada", explica González.
'Solo hay que mirar como un niño para destrozar los silencios del adulto', avanza en su tráiler Será nuestro secreto. La trama del corto, de 14 minutos y treinta segundos, gira alrededor de un coro infantil que visita por la Navidad una residencia de ancianos con el fin de cantar villancicos. Allí, su protagonista, Martina, se encontrará con su abuela, la cual dicen que murió hace tres años. Qué es lo que pasó entonces. ¿Está la mujer viva y sus hijos la ocultaron como un secreto? El cineasta que reconoce que toda ficción "tiende a estirar como un chicle la realidad", encontró en su rodaje un anciano que no sabía nada de su familia desde hace años.
Fue en el centro de Almassora que el equipo técnico y de interpretación, formado por Rosario Pardo, Maria Pedroviejo, Rebeca Valls, Ana Caldas, Esteban González y Martina Caparrós, trabajaron durante tres días. Un escenario en el que, según detalla González, se juntaron casi 120 personas entre ancianos, niños y profesionales. Pero sin duda una experiencia que dejó todo tipo de anécdotas: "Recuerdo que un señor tenía la respiración asistida y el aparato que llevaba hacía tanto ruido que se le colaba al técnico de sonido. Tuvimos que trabajar con mucho cuidado", cuenta.
Con todo ello, además de este trabajo, el director de Vila-real estrenará el próximo 19 de septiembre el corto Cien inviernos, una obra que nace gracias al concurso 'Rodando por Jaén' y que pone de nuevo el foco en una historia de amor gestada desde una residencia de ancianos. Así mismo, tiene otro guión pendiente de ficcionar y un proyecto de codirección con la actriz Rosario Pardo. "Si yo tuviera dinero haría cortos cada seis meses", manifiesta el director, quien compagina esta pasión con la dirección de un festival de cine en Jaén, otro en Almassora y durante siete años estuvo a cargo del concurso cinematográfico de Diputación. "No soy de esos directores de cortos que hacen cortos para poder hacer un largo. No lo he sido nunca ni tampoco me no le propuesto", concluye Sergi González.